El libertariano propuso en el debate un modelo de seguro de desempleo como el que rige en la Construcción. Para eso se juntó con Gerardo Martínez. La oscura historia de la Ley 22250 que sancionaron Videla y el gobierno genocida.
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Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Miércoles 11 de octubre de 2023 11:59
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El viernes 11 de Julio de 1980 no fue un día más para aquella época oscura del país. Esa mañana José Martínez de Hoz anunció un paquete económico que, entre otras cosas, eliminó los aportes patronales a las jubilaciones.
Pero hubo otras medidas. El dictador Videla le puso el gancho a una serie de leyes que había acordado con los estancieros y la “patria contratista”. Derogó el Estatuto del Peón y lo suplantó por el Régimen Nacional del Trabajo Agrario. Además sancionó la Ley 22.250, “un nuevo régimen legal de trabajo para el personal de la industria de la construcción”.
La noticia salió en la tapa de Clarín: “Nueva legislación”.
Con los gremios intervenidos por los militares, las “reformas” quitaban derechos a obreros rurales y albañiles. Ese día se brindó en Casa Rosada pero también en la Sociedad Rural y la Cámara de la Construcción.
La nueva “ley” lleva la firma de los generales Jorge Rafael Videla y sus “ministros” Llamil Reston (Trabajo), Alberto Rodríguez Varela (Justicia) y José A. Martínez de Hoz (Economía).
Libertad para despedir
Pasaron 43 años. Parece mucho. Pero la ley siguió vigente. Y ahora Javier Milei sueña con usar el “modelo Uocra” como columna vertebral de su reforma laboral para toda la clase trabajadora.
Según su explicación, la solución al trabajo informal “es crear un modelo de seguro de desempleo que existe en Argentina que es el de la UOCRA al cual pretendemos darle seguridad financiera. Si estoy levantando el modelo de la UOCRA debería hablar con (Gerardo) Martínez. Todos los que me ayuden a sacar la reforma, bienvenidos”.
Ese “fondo de desempleo” lo plantea en la Plataforma Electoral de La Libertad Avanza. Milei lo promocionó a través de una reunión “secreta” con Martínez y también lo confirmó en los debates.
¿En qué consiste ese modelo? En su artículo 15 de la Ley 22.250 dice que los albañiles no cobran una indemnización por despido, como el resto de los trabajadores amparados por la Ley de Contrato de Trabajo. Cobran un “fondo de desempleo” a través de su “libreta de aportes”.
El monto que retira el trabajador al quedar en la calle se conforma con los aportes que deberían hacer mensualmente los empresarios a una cuenta bancaria: 12% del salario el primer año, 8% los siguientes. Decimos “deberían” porque muchas veces no lo hacen.
¿Qué consecuencias tiene esto?
Primero, que facilita el despido. Si el empresario quiere abaratar la “mano de obra”, echar a alguien que le reclamó un casco o que no le hizo aportes al fondo de desempleo, puede hacerlo sin “previo aviso” ni “justa causa”.
Segundo, que lo abarata. En la cuenta se eliminó el aguinaldo y las horas extras dentro del "monto indemnizatorio". Además logran prácticamente eliminar la antigüedad. El fondo se cobra en cómodas cuotas.
Es, para decirlo sencillo, libertad para despedir. Así lo dijo Myriam Bregman en el debate presidencial. Milei no respondió.
Según especialistas en derecho, la ley es inconstitucional: fue creada por un gobierno de facto y discrimina a un sector de trabajadores.
Para tener una idea, según los cálculos de un sindicato de la construcción opositor a la UOCRA (SITRAIC), “haciendo un cálculo entre un trabajador de la UOM y un obrero de la construcción con 10 años de antigüedad, lo que percibe el obrero de la construcción es alrededor del 40% de las indemnizaciones de un trabajador de la UOM que se rige por la Ley de Contrato de Trabajo”.
Milei quiere libertad para despedir: así lo dijo Myriam Bregman en el debate presidencial
El “modelo UOCRA” además no ayudó a bajar ninguna “informalidad laboral”, como miente Milei. El porcentaje de los trabajadores no registrados en 1998 era de 62,8% y ahora está en 56%: 555.000 trabajadores sin derechos. Ni siquiera el tramposo fondo de desempleo.
Pero hay otra cuestión por la que la derecha se enamoró del “modelo UOCRA”. La Ley 22.250 se combina con el convenio UOCRA 76/75. Es el único convenio que en vez de 8 horas legaliza las 9 horas diarias (sin extras). Por ese “combo” es utilizado en muchos sectores para tercerizar (y precarizar). En telecomunicaciones, electricidad, petróleo y dentro de muchas fábricas. O sea, es una herramienta para el fraude laboral y el despido sin costos.
Un “modelo” impuesto a sangre y fuego
Volvamos un minuto a la historia, porque es pesada. El ataque a los derechos de los obreros de la construcción empezó antes de Videla. Otro dictador, Onganía, acordó con el sindicalista Rogelio Coria la Ley 17258, que también era un régimen especial de trabajo. Allí ya estaba el “fondo de cese laboral”.
Videla y Martínez de Hoz solo tuvieron que buscar los papeles en algún archivo militar (o empresarial) y actualizar un poco la ley. Eso fue lo que hicieron el 11 de julio de 1980.
Pero no se trataba solo de papeles o leyes. En esos años fueron asesinados o desaparecidos 105 obreros de la construcción, 60 de ellos en la seccional Capital. El dato sirve para llegar a la otra punta del hilo: el rol de la conducción de la UOCRA.
Con su líder Rogelio Papagno detenido, algunos dirigentes intermedios comenzaron a pactar con los militares. Gerardo Martínez, actual jefe del gremio, nunca había levantado una pala. Pero igual “construyó” su camino. En 1978 entró a trabajar a la seccional Capital recomendado por el general Pedro Coria, interventor del gremio. “Inspeccionaba” obras. Así se fue haciendo su lugar, hasta que se hizo “mano derecha” de Alejo “el sargento” Farías, a quien terminaría desplazando de la conducción hace 35 años.
Hay un dato más. Mientras trabajaba en la UOCRA, Martínez pegó otro “laburito”: agente de inteligencia del Batallón 601 del Ejército. Fue entre el 1 de marzo de 1982 y el 31 de diciembre de 1983.
No eran solo leyes y papeles: en esos años desaparecieron 105 obreros de la construcción
El juego a la derecha
Pasaron 40 años de gobiernos constitucionales. Martínez siguió mandando en la UOCRA y la Ley 22.250 siguió mandando en las obras. La ley antiobrera, con sus hojas manchadas de sangre y la firma de Videla, siguió vigente. Fue refrendada en cada paritaria y actualización del convenio en las oficinas de los ministerios de Trabajo progresistas (y no tanto).
Y así volvió a convertirse en el “sueño húmedo” de muchos empresarios y políticos. Algunos inventaron la “mochila argentina” que era la misma porquería con otro nombre. Macri la incluyó en su proyecto de reforma laboral, allá por 2017. Pero pasaron cosas. Las huelgas y movilizaciones contra la reforma previsional se la mandaron a guardar.
Hoy vuelven con el berretín. Y vuelven porque la derecha se envalentonó con un peronismo que ajusta. Se envalentonó con un Gerardo Martínez que se junta con Milei y “construye puentes”. Se envalentonó porque Martínez dirige la CGT y hace la campaña con Massa. Y lo invitan siempre al Coloquio de Idea que organizar los mismos que ayer golpearon las puertas de los cuarteles. Se envalentonó porque las cúpulas sindicales "no descartan" negociar sus convenios.
Hasta “volvió” Alberto Rodríguez Varela, el estanciero y ministro de Videla que redactó aquella ley. Y que además defendió al dictador en la causa por robo de bebés. Su hija Isabel, dirigente de la Sociedad Rural, va en las listas de Milei en Entre Ríos.
En el debate presidencial la única que denunció esta amenaza fue Myriam Bregman. Hasta llegó a imitar las bravuconadas del liberfacho diciendo que lo que quiere es “indemnizaciones afuera!”.
El debate final se definirá en las calles. Si se une la clase trabajadora, la que levanta edificios y la que mueve el país, el programa derechista de Milei se va a derrumbar desde sus cimientos.
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Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.