El movimiento estudiantil está saliendo a las calles de Tailandia para exigir la disolución del parlamento y reformas a la monarquía. Las de este último domingo fueron las mayores protestas desde el golpe militar de 2014.
Martes 18 de agosto de 2020 13:00
Miles de personas han salido a las calles de Bangkok, la capital tailandesa, para intensificar las demandas de cambio político en una de las mayores protestas contra la dictadura militar que gobierna desde el golpe de estado de 2014 y la monarquía. La protesta adquiere mucha relevancia teniendo en cuenta que a los tailandeses se les enseña desde que nacen que la monarquía es la piedra angular que mantiene unido al país, como una institución que encarna el carácter nacional.
Al menos 10,000 manifestantes, en su mayoría estudiantes, se reunieron en el famoso monumento a la democracia de la ciudad el domingo, algunos de ellos pidiendo reformas a la monarquía. Las manifestaciones comenzaron un mes atrás con acciones casi diarias que han recibido el apoyo de estudiantes de secundaria y universitarios de todo el país del sudeste asiático.
Los manifestantes, que cantaban con rabia "Abajo la dictadura, viva la democracia" y "Dejen de acosar al pueblo", exigiendo la disolución del gobierno respaldado por los militares. También han exigido el fin de la persecución de activistas y reformas a la constitución redactada por el régimen militar. Los críticos dicen que la constitución le permitió ganar las elecciones del año pasado al actual primer ministro, Prayuth Chan-o-cha, quien llegó al poder por primera vez durante el golpe de 2014.
Un comunicado emitido por “Pueblo Libre”, la coalición de grupos estudiantiles que organizó las protestas del domingo, decía que aspiraban a ver una "reforma democrática del gobierno con el monarca realmente bajo la constitución". Para tener una referencia de lo que significa esto, cada constitución tailandesa reciente – hubo 19 desde la constitución del estado junto con una docena de golpes militares- ha declarado, en la parte superior, que "El Rey será entronizado en una posición de venerado culto" y que "Nadie expondrá al Rey ante cualquier tipo de acusación o acción ”.
En las últimas semanas, los estudiantes han expresado críticas cada vez más directas a la monarquía, violando un tabú de larga data. La semana pasada, en un encuentro al que asistieron miles, un grupo de protesta emitió una lista de 10 puntos para la reforma de la monarquía, una medida que conmocionó a muchos, que incluía permitir las críticas a la monarquía y exigir que se revoquen los poderes del rey. Entre ellas también estaban que la monarquía que rinda cuentas a las instituciones electas del país, que modere el uso de los fondos públicos, se mantenga al margen de la política y no ejerza control sobre importantes unidades del ejército.
Las leyes tailandesas de “lesa majestad” - las que establecen cuáles son los delitos vinculados a la monarquía- se encuentran entre las más estrictas del mundo. Criticar públicamente al rey puede llevar a una sentencia de cárcel de hasta 15 años, aunque Prayuth, el actual primer ministro y ex comandante del ejército, ha dicho que el rey solicitó que “no se use en este momento”. Tales leyes también limitan la información de los medios dentro del país que se relaciona con la familia real, esto significa que publicar vía redes sociales críticas al rey entra dentro de los “delitos”. Hasta ahora se registran sólo tres manifestantes arrestados en las últimas semanas, por cargos que incluyen sedición, con sentencia máxima de siete años, y de violar un decreto de emergencia que prohíbe las reuniones públicas por covid-19. Los cargos han sido condenados por grupos de derechos humanos, que han acusado al gobierno de perseguir a sus críticos.
El domingo, algunos alumnos portaban carteles que hacían referencia a la monarquía. Un estudiante llevaba una camiseta que decía: "Envía amor a Alemania". El rey hace varios meses está confinado en un hotel de lujo en Alemania con 20 “concubinas” lo que ha despertado el rechazo de la población tailandesa y también alemana. Por esto muchos entre la multitud portaban pancartas que reiteraban las demandas para reformar la monarquía.
Las protestas están lideradas por una nueva generación de jóvenes activistas que utilizan las redes sociales para organizarse y movilizarse. “En mi época, a los activistas se los llamaba enemigo de la nación”, dijo un manifestante graduado de la Universidad de Chulalongkorn, una institución conservadora, en 2012.
Después del golpe de 2014, el gobierno respaldado por los militares prometió que ofrecería estabilidad y permitiría que Tailandia prosperara. “Tales promesas no se han materializado”, dijo, y agregó que esto había dejado a muchos jóvenes, incluidos estudiantes de su antigua universidad, sintiéndose obligados a hablar. Además de la frustración por la economía, que estaba luchando incluso antes de la pandemia del coronavirus, los estudiantes dicen que están hartos de un gobierno al que acusan de socavar la democracia.
La ira entre los estudiantes estalló en febrero cuando el gobierno disolvió un partido de oposición, “Futuro Adelante”, que era especialmente popular entre los jóvenes. Luego, surgieron informes de que el activista “pro-democracia” Wanchalearm Satsaksi había sido secuestrado en Camboya, el último de varios activistas exiliados que desaparecieron en los últimos años. El gobierno y los militares han negado su participación.
Esto despertó la bronca de miles de jóvenes que esperan otro futuro: “No creo que los derechos humanos puedan existir en una dictadura”, dijo un estudiante de 22 años que pidió no ser identificado. En su comunicado del domingo, el grupo Pueblo Libre dijo que no debe haber golpe de Estado, ni debe instalarse un gobierno de unidad nacional.
Prayuth dijo que se sentía “incómodo” con los comentarios hechos sobre la monarquía, pero que escucharía las preocupaciones en relación con la constitución. Intentando generar un diálogo con los manifestantes su vocero dijo que “se debe permitir que los jóvenes se expresen, dentro de los límites de la ley y con respeto a los derechos de los demás”.
Esta situación llega cuando, a pesar de manejar una contención impresionante del coronavirus Covid-19, sin infecciones locales durante casi tres meses, el colapso del turismo ha golpeado muy duro a la economía y ha llamado la atención sobre uno de los países con una impresionante brecha entre ricos y pobres que lidera el ranking mundial.