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Red Internacional
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A 40 AÑOS // ENTREVISTA. Militar en los 70

LID entrevistó a Jorge “Turco” Sobrado, militante del PTS y del CeProDH. Estuvo detenido-desaparecido en el Centro Clandestino de Detención Campo de La Rivera, en la provincia de Córdoba.

Miércoles 23 de marzo de 2016

¿Cuándo comenzaste a militar?

Comencé a militar alrededor de noviembre del 72, la dictadura estaba en retirada y convocó a elecciones para marzo 73. Esos primeros meses militar era una fiesta de millones de jóvenes y trabajadores que creían, cada cual con su estrategia, en la revolución socialista. No estaba en discusión la importancia de conquistar el socialismo, lo que se discutía era cómo llegar a él. Con qué estrategia. Las elecciones las gana Cámpora, pero a la burguesía ese triunfo le duró pocos meses. El ascenso obrero estudiantil era una amenazaba para las clases dominantes. La vuelta de Perón estuvo pensada para detener este ascenso. Llaman a elecciones y Perón asume la presidencia. Dictan el Pacto Social para frenar al movimiento obrero y promulgan la ley Ivanissevich que derogaba el ingreso irrestricto a las universidades e impedía la agremiación estudiantil.

¿Cómo fue militar en los 70?

Al comienzo, como te decía, era una alegría, pero posteriormente, cuando bajo el gobierno de Perón se organizan las fuerzas paramilitares, la Triple A, militar era un riesgo. En ese momento el peronismo de izquierda era hegemónico, pero opté por pelear contra el peronismo y el Pacto Social que firmó Cámpora y que luego aplicó Perón, junto al PST. Con la formación de la Triple A, nuestros locales empezaban a sufrir voladuras y el asesinato de sus militantes como la del Indio Fernández en abril y la masacre de Pacheco en mayo de 1974, lo que nos obligó a empezar a militar en la semiclandestinidad. La situación se puso mucho más dura y empezamos a tomar algunas precauciones, lo que permitió luego que el partido con el golpe del 76 pudiera pasar a la clandestinidad, más o menos ordenadamente. Si la memoria no me falla quedaron solo dos locales abiertos: el central, en la calle 24 de noviembre y Alsina, en Capital Federal, y el local de la calle Grecia, en el barrio porteño de Núñez, donde se concentró todo el trabajo obrero de zona norte. Empezamos a reunirnos celularmente en casas seguras de familiares y amigos del partido hasta el día del golpe, a partir de ahí hubo que tomar mayores medidas de seguridad y pasar todos a la clandestinidad.

¿Cuándo te secuestran?

Podría decir que casi el primer año estuve desaparecido y luego preso y no por eso se dejaba de militar, sino que se lo hacia adentro de las cárceles, aunque de otra manera. A mediados del 77, cuando me largan, estuve más de dos semanas para volver a conectarme con el partido, mejor dicho para que el partido se conectara conmigo, que había vuelto provisoriamente a la casa de mi vieja. Las medidas de seguridad eran estrictas, tenías contacto a través de tu dirección y te reunías por lo general en bares o clubes un tiempo corto. Se mantenían las reuniones de equipo en casas que conocía sólo el que la había conseguido, e ibas tabicado (mirando para abajo y tratando de no saber dónde estabas y de la misma forma te retiraba el compañero que te llevaba). Se era muy celoso de la puntualidad en las citas, se esperaban 5 minutos, y si el compañero no llegaba se levantaba la cita, e incluso la reunión. Si te paraba la cana tenías un minuto para decidir qué decir y que lo que dijeras fuera creíble.

Estaba prohibidísimo llevar cualquier tipo de materiales o libros marxistas. Para los milicos había una amplia gama de materiales considerados marxistas o subversivos. En una oportunidad, un compañero de arquitectura estuvo detenido un par de horas por tener encima un libro de cubismo, un movimiento artístico de comienzos del siglo XX. Los tipos eran brutos intelectualmente. En esa época me acostumbré a caminar las calles de contramano porque te permitía ver quién venía de frente y escuchar si venía algún auto de contramano, costumbre que tuve hasta bien entrada la democracia.

Fueron años donde te relacionabas con compañeros de tu equipo y no mucho más. Tenías como mucho una cita por semana. Las escuelas de cuadros igual las seguimos haciendo y los materiales de estudio estaban hechos en apuntes de distintos temas (como economía, matemáticas, física, etx.) con los materiales intercalados cada 4 o 5 hojas, lo que hacía que en una requisa rápida, si te hojeaban los apuntes, la mayoría de las hojas eran símbolos y formulas. Era muy importante la camaradería en esa época. Teníamos relaciones muy profundas, ya que te iba la vida en saber cómo estaban los camaradas con los que militabas. Si algún compañero que vivía con vos o conocía tu casa caía, tenías dejar la casa. Por lo cual cada militante tenía casa de recambio que conocía solo él.

¿Publicaban periódicos, cómo los pasaban?

Sí, y lo recibíamos dentro de paquetes de cigarrillos. Eran dos hojas, luego ya cerca del 82, lo recibíamos en cajas de jabón Radical, o en cajas de vendas Cambric. El periódico venia envuelto adentro de la venda.

No existía internet ni celulares y eran pocos los teléfonos fijos, o sea que a veces te quedabas un tiempo descolgado del partido para lo cual siempre había citas de recambio. Era difícil militar en los años más duros de la dictadura. A partir del 80 empezaba a ponerse en pie la resistencia, con la huelga del SMATA del 79 y a hacerse presente el movimiento democrático alrededor de las Madres, y la dictadura enfrentaba distintos problemas, sobre todo económicos.

Lo más duro de esos años era enterarte de que había desaparecido tal o cual compañero. Solo te quedaba apretar los puños y seguir, por eso uno de mis recuerdos más emocionantes fue la marcha de la resistencia del 30 de marzo del 82. En ese año, después del asesinato de Ana María Martínez, el 4 de febrero de 1982, el partido decidió que los compañeros más expuestos dejaran la zona norte y pasaran a otras zonas. Yo fui parte de la camada de compañeros que comenzamos a militar en zona norte para reemplazar a los camaradas.

¿Cómo fue militar después de la derrota de los militares en Malvinas?

Después de la derrota en Malvinas (por la capitulación de los militares ante el ejército inglés), y el desprestigió en el que estaban subsumidos los milicos por la violación a los derechos humanos, y las movilizaciones obreras y de los movimientos democráticos, pudimos comenzar a militar un poco más en la legalidad, pero sin tener contacto entre nosotros, salvo a través de la dirección.

La dictadura estaba en retirada, aunque luego de la crisis de Malvinas la Multipartidaria (integrada por los partidos radicales, peronistas y comunistas, entre otros), la sostuvo por un año firmando un pacto para llamar a elecciones y así evitar la caída de la dictadura por medio de la movilización popular.

Desde ese momento salimos de la clandestinidad y volvimos a la semiclandestinidad, pero ya con algunos locales abiertos. Empezamos a construir el MAS, apareció una bandera del PST donde se nuclearon más de mil compañeras y compañeros, con los que no te veías y descubrías que había sobrevivido.

A 40 años del golpe con mis convicciones más fuertes que nunca sigo la lucha por construir el partido revolucionario que permita de una vez y para siempre borrar al capitalismo de la faz de la tierra e instalar un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.