El desacreditado presidente hondureño prometió la semana pasada militarizar las calles para intentar frenar las protestas de médicos, profesores y estudiantes. La brutal represión no tardó en llegar.
Martes 25 de junio de 2019 11:17
El anuncio del presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, de militarizar las calles del país para frenar las protestas en su contra no tardó en encender la mecha para una mayor radicalización de las protestas y, sobre todo, una brutal represión por parte de los militares contra los manifestantes.
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Al menos tres estudiantes resultaron heridos en la noche del lunes durante una brutal represión de los policías militares dentro de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en Tegucigalpa, hecho que fue repudiado por la ONU, informó el rector de la institución, Francisco Herrera.
Herrera dijo a periodistas que hubo una "flagrante violación a la autonomía" de la UNAH y que los policías militares "entraron sin ninguna autorización" disparando "a bala viva".
Agregó que tenía información de que dos estudiantes fueron heridos de bala, mientras que algunos alumnos informaron de tres, al parecer uno de ellos lesionado con otro objeto contundente.
Los policías militares ingresaron a la UNAH después de una prolongada batalla campal en un bulevar frente a la Ciudad Universitaria, cuando intentaban despejar las barricadas que habían sido levantadas por los estudiantes.
La UNAH había estado tomada desde las primeras horas del lunes como parte de una cadena de protestas contra el gobierno que preside Juan Orlando Hernández (JOH) y en apoyo a reformas a la educación y la salud pública que exige un sector de los maestros y médicos, entre otros reclamos.
En un momento se creyó que el enfrentamiento en la vía pública terminaría cuando los policías, que disparaban gas lacrimógeno, hicieron retroceder a los manifestantes hasta hacerlos ingresar a la UNAH. Sin embargo la policía ingresó al predio universitario y siguió disparando balas de plomo contra los estudiantes.
La semana pasada Honduras vivió tres días de protestas violentas en las principales ciudades contra los planes del Gobierno de JOH, que dejaron al menos tres muertos y decenas de lesionados y detenidos por la represión policial.
Hernández ordenó el jueves pasado la salida de la Policía Militar de Orden Público para garantizar la circulación de personas y vehículos en el país, lo que ha sido cuestionado por sectores sociales y organismo como las Naciones Unidas y Amnistía Internacional.
El presidente que no solo está cuestionado por la aplicación de los planes de ajuste que le exige el FMI sino que se encuentra envuelto en un escándalo de corrupción, busca que se señale a los manifestantes como delincuentes. Por eso justificó la militarización con la excusa de que "Es muy claro que existe una vinculación entre actores fuera de las instituciones estatales relacionados con temas políticas incidiendo en atacar la economía nacional y generando estos problemas".
Hernández fue elegido en medio de elecciones consideradas como fraudulentas por la oposición. Se trata del último presidente de un eslabón de mandatarios títere de Estados Unidos, que se suceden desde el golpe cívico militar que derrocó al presidente Manuel Zelaya en 2009 y que fue planificado desde Washington.
Honduras vive una crisis social, política y económica desde a inicios de mayo, luego de que el Parlamento aprobó en abril dos decretos ligados a la educación y salud pública que un sector de los maestros y médicos rechazó por considerar que tenían fines privatizadores.