Millán: “Es impresionante el activismo estudiantil en Tucumán durante los años 60 y 70”

Maximiliano Olivera

Suplemento Armas de la Critica

Millán: “Es impresionante el activismo estudiantil en Tucumán durante los años 60 y 70”

Maximiliano Olivera

A raíz del 50° aniversario del Quintazo, entrevistamos a Mariano Millán, sociólogo e investigador, para reconstruir la trayectoria del movimiento estudiantil tucumano y su rol durante los hechos ocurridos en junio de 1972.

A fines de junio se cumplieron 50 años de los hechos ocurridos en Tucumán que posteriormente se conocieron como el Quintazo. Entre el 21 y el 27 de junio de 1972, se produjeron enfrentamientos diarios con la policía provincial y luego con el Ejército durante la dictadura militar encabezada por Alejandro Agustín Lanusse. Esas jornadas comenzaron con un paro estatal de 48 horas en la que los estudiantes de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) se solidarizaron con acciones callejeras. La represión policial a estatales y estudiantes derivó en las primeras barricadas.

Tras la finalización del paro de los estatales, el epicentro de los enfrentamientos fue la Quinta Agronómica, un centro universitario alejado del casco céntrico para evitar la movilización estudiantil de los años precedentes. La “Quinta” fue ocupada por los estudiantes y las barricadas de alrededor cosecharon la solidaridad activa de los vecinos del barrio Ciudadela y los trabajadores de esa zona. En uno de los enfrentamientos del 24 de junio, la policía disparó a quemarropa sobre el estudiante salteño Víctor Villalba, quien murió a las horas, lo que desató la furia popular. La bronca también presionó para que la CGT convoque a un paro provincial, aunque recién para el 27 de junio. En ese interregno, la dictadura y el interventor Oscar Sarrulle cerraron las fronteras provinciales, convocaron al Ejército y la ocupación militar de la ciudad tuvo como fin evitar cualquier movilización con la huelga provincial y aislar a los estudiantes. Aunque el paro provincial se cumplió en su totalidad, no hubo una intervención activa del movimiento obrero; la toma de la Quinta fue rodeada y los estudiantes fueron desalojados, con cientos de detenidos.

Para repasar estas jornadas y sus antecedentes entrevistamos a Mariano Millán, sociólogo e investigador de la historia del movimiento estudiantil. Millán ha dedicado su tesis posdoctoral y diversos trabajos a reconstruir el movimiento estudiantil de la UNT -y de otras universidades nacionales-, centralmente en el decenio que va desde 1966 hasta 1976.

Como primera característica, Millán señala que el movimiento estudiantil tucumano fue protagonista de tantas o más acciones que se registran en otras universidades del país. “En algunos períodos es diez veces mayor, entonces es impresionante el activismo que había en Tucumán en los años 60 y 70” resume, y agrega como otra característica que allí se desarrolló “la mayor proporción de la acción directa con ejercicio de la violencia popular”. Como otro dato de la radicalización, también destaca “la gravitación de las corrientes de izquierdas, es decir las corrientes marxistas y, en algunos casos, pequeños grupos anarquistas” mucho mayor que en otros casos.

Millán también afirmó que el movimiento estudiantil tucumano en varios momentos fue “el salmón, que nadó contra la corriente” al continuar sus acciones en medio de un reflujo generalizado. Ese nivel de activismo se explica por su participación en las luchas de los trabajadores azucareros contra el cierre de los ingenios en 1966-1967, además de la pelea contra la intervención militar en las universidades. Luego también se movilizará en mayo de 1969 y comenzará un 1970 álgido que culmina en el Tucumanazo de noviembre. La radicalización, asegura, puso a la discusión política en un “clivaje revolución-contrarrevolución”.

“Otro hito en el ascenso es el del 72, el Quintazo, son los combates de una semana en San Miguel de Tucumán, combates estudiantiles, obreros y populares donde hay un fenómeno que me parece también importante resaltar. Es específico de Tucumán, el ciclo de activación contrasta con el ciclo de declive de la activación estudiantil a nivel nacional. En el contexto del Gran Acuerdo Nacional de Lanusse, en un intento de apertura política, intenta canalizar en los partidos de la burguesía, el peronismo y el radicalismo fundamentalmente, el descontento para aislar a los grupos más radicalizados. En Tucumán eso no tiene la efectividad que tuvo en otros lugares del país. Hay una organización estudiantil, obrera de resistencia más profunda con más influencia de la izquierda radical y lo que encontramos es un año 72 con muchísimo activismo”, explica.

Los días del Quintazo

Para comprender mejor el desarrollo del Quintazo, Millán establece una distinción en tres momentos. “Un primer momento caracterizado por el movimiento estudiantil en defensa, en primer lugar, de los trabajadores estatales y de ahí las primeras manifestaciones el 21 [de junio]. Hay un intento de engaño de las autoridades provinciales sobre una supuesta solución al conflicto de estatales, judiciales, que incluyó la detención de un dirigente sindical de los estatales. Esos enfrentamientos, podemos decir entre el 21 y el 23, tienen una lógica de enfrentamientos de calles, donde en la zona de la Quinta Agronómica el movimiento estudiantil comienza a despuntar como el gran protagonista”, plantea. Sobre este primer momento destaca “una cuestión que es verdaderamente importante: desde muy temprano uno va observando la solidaridad de las asociaciones vecinales, barriales, que marca un poco el fenómeno de que no se trata solo de una protesta estudiantil”.

El segundo momento es signado por el asesinato del estudiante Víctor Villalba. Aquí es importante, sostiene, tener en cuenta “la solidaridad del barrio y las formas que va asumiendo la represión ante la lucha de calles, porque no es sólo una represión frontal para desalojar la calle sino que es una búsqueda casa por casa, y también cómo la población va refugiando estudiantes, trabajadores”. El asesinato de Villalba “despierta una amplificación de la lucha” con “mayor solidaridad de la población, idea que alguna vez se utilizó del ‘hecho brutal’ como decía Kautsky, hecho en que todo el mundo ve tan brutalmente las característias represivas y asesinas de un régimen social que despierta indignación y apoyo popular”. Este apoyo se traduce en la participación donde confluyen diferentes hechos como “el suministro de materiales para el combate urbano, los famosos recortes que hacen llegar los metalúrgicos, la célebre y maravillosa honda gigantesca que hacen con un árbol” donde se manifiesta la “circulación de conocimiento del combate urbano que hay entre trabajadores de la industria y los estudiantes, un conocimiento que va y viene, porque los obreros también toman algunas prácticas de los estudiantes”.

Con la Quinta Agronómica transformada en un bastión se entra en el tercer período, hacia el 26 y 27 de junio, con “una avanzada represiva mayor, inclusive con algunos tanques Mowag y algunas avionetas”. “Hay una disputa concebida militarmente por el Gobierno, donde hay algunos parangones como en el Rosariazo, donde actuó alguien que luego fue presidente de facto, Galtieri, que puso artillería, inclusive antiaérea”, agrega.

Durante la entrevista Millán también marcó algunos contrastes que tuvo el Quintazo con otros hechos de la época.“Si uno compara el Quintazo con el Tucumanazo, es importante ver que la revuelta, la lucha de calles, el bastión estudiantil y popular es en la Quinta y en el Tucumanazo es más en el centro, más extendida geográficamente. El Quintazo tiene la peculiaridad de su duración, de capacidad de abastionarse porque la Quinta es un espacio geográfico mucho más grande de lo disponible en el centro de la ciudad, y a su vez toda las solidaridades periféricas, los cortes de ruta para que no lleguen los refuerzos del Ejército y policiales. Eso realmente habla de un ejercicio todavía muy inicial pero muy importante, que habla de la determinación para un ejercicio de plena insurgencia obrera y popular en la Argentina”, explica.

“La solidaridad no es sólo decir que los obreros de tal fábrica están a favor, esto es parar un convoy del Ejército, intentar hacerlo al menos, para que no vayan a reprimir a los estudiantes; mandarles chapas para tirarle a los policías y militares. Realmente es impresionante y sobre todo la solidaridad del barrio porque también hay que entender que cuando viene la represión, ese barrio es sospechoso ante las fuerzas represivas del Estado y muy castigado. Pasó en el barrio Clínicas [tras el Cordobazo], pasó en la Ciudadela. Y también entender que las respuestas que comienzan a ensayarse desde allí son las del terrorismo de Estado”, detalla. Apoyándose en la investigación de Ana S. Jemio, agrega que el Operativo Independencia, instaurado en febrero de 1975, tuvo como objetivo “destruir esa red de relaciones de solidaridad que se moviliza en estas circunstancias y que hablan no de un discurso sino de hacer cosas radicalizadas”.

Consultado sobre la cuestión de las direcciones sindicales, ligadas a las diferentes alas del peronismo, y su participación en los “azos”, Millán señala que en el caso tucumano “la relación es más tirante” que en otros casos. “Lo vemos después en la huelga del 74, la dirección de la FOTIA, que es el sindicato más importante, no ve con buenos ojos esto de seguir adelante indefinidamente el conflicto. También hay que entender la presencia de la militancia de base porque uno puede ver muchas veces el rol de la dirigencia cuando la base actúa de otra manera. Justamente, [en el Quintazo] llaman a la huelga cuando el movimiento está barrido por la fuerza militar”, plantea.

Sobre el final también se plantearon algunos elementos para reflexionar sobre la importancia de estudiar los procesos de radicalización obrera-popular de aquellos años: “En Argentina las direcciones sindicales han sido refractarias. Es importante el rol de las direcciones políticas porque si uno mira los años 60 y 70 hay algo muy interesante que es que la sociedad era mucho menos desigual que ahora y las condiciones de vida eran mejores. ¿Por qué? Porque había militancia. No estoy diciendo que eso era lo justo, había desigualdad, por eso la importancia de la organización, las tradiciones de los movimientos de los trabajadores, del movimiento estudiantil, que son lo que explican y también son lo que explican las limitaciones”.


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Maximiliano Olivera

@maxiolivera77
Nació en Mosconi, Salta en 1989. Militante del Partido de los Trabajadores por el Socialismo (PTS). Miembro del comité editorial del suplemento Armas de la Crítica.