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Red Internacional
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Mundo Obrero. Mini Davos: la situación en Siderca sincerada por Paolo Rocca

En el Foro de Inversores, el presidente del Grupo Techint sinceró los planes que viene aplicando en Siderca. La crisis petrolera ya causó 2.500 puestos menos y rebaja salarial.

Mariano Saleh @duroms

Sábado 17 de septiembre de 2016

El presidente y CEO del Grupo Techint Paolo Rocca disertó en inglés y con una calma que le permite el jugar de local entre otros 1.600 pares ejecutivos e inversores en el Foro de Inversores también conocido como “Mini Davos” realizado esta semana en Buenos Aires. Su discurso se basó en destacar las bondades para invertir y crear empresas en argentina “que permiten un muy buen retorno” de utilidades. También destacó que “Argentina tiene oportunidades de inversión en infraestructura inigualables a ningún otro lugar en el mundo”. Un digno discurso macrista para atraer inversiones y remarcar las oportunidades. Un favor al gobierno de Cambiemos que seguramente será retribuido con favores de todo tipo, desde las medidas anti dumping con china hasta nuevos contratos de obra pública.

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La empresa Tenaris es la división del grupo Techint dedicada a la fabricación de tubos para la industria petrolera, siendo Siderca en Campana la primera históricamente y la de mayor capacidad productiva de todo Latinoamérica. En el centro industrial instalado hace casi 70 años, Rocca reduce puestos con paciencia y precisión de cirujano cuidando no pudrirla demasiado en el “pago chico”. Cuenta para eso con la tranquilidad de sus u$s 3.800 millones, que lo ubican entre los 500 más ricos del mundo y que alcanzarían para mantener los sueldos mensuales a los 5.000 operarios por 6.000 años.

El aumento de la producción

En el movimiento de la empresa se viene notando una moderada recuperación de la actividad. La acería viene produciendo en promedio unas 40.000 toneladas mensuales de barras. La gran mayoría de estas son exportadas a otras fábricas del grupo donde la mano de obra es más barata, como en México o Rumania. La capacidad de la planta es entre 80.000 y 90.000 toneladas mensuales, aunque en una charla que suele dar el gerente Álvarez Martínez, sinceró que con producir 18.000 toneladas seguiría siendo rentable. Esta recuperación se viene llevando adelante flexibilizando a los trabajadores que realizan cada vez más tareas para cada puesto.

“Los del Pool”

La empresa quiere seguir reduciendo puestos de trabajo permanentes para aumentar ritmos de trabajo, bajar el conjunto de los salarios y en consecuencia el aumento de la extracción de plusvalía. Por eso la mayoría de los despedidos en Diciembre pasado tienen, en su mayoría, muchos años de servicio en la planta y desde su reincorporación no volvieron a ser convocados a trabajar. En cambio los hacían ir una vez al mes a realizar algún curso de capacitación como de electricidad general y hasta de seguridad vial. La única salida posible es que vuelvan a sus respectivos sectores, contra el deseo de la empresa a que acepten arreglos monetarios antes que termine septiembre.

Desde un primer momento se reflejó que la reincorporación de los 189 despedidos el 11 de Diciembre había sido producto de las movilizaciones y hasta cortes de ruta que habían sido votados en asambleas por fuera de la conducción del sindicato y comisión interna. Tanto la empresa como el sindicato se vieron obligados a negociar una salida que les permita salir del conflicto con el menor daño posible. Como lo reconoce el experto en desvinculaciones en el audio: “la UOM ganó”, pero los trabajadores perdieron. El sector virtual de centro de servicios generales llamado pool, al que se vieron obligados a aceptar los despedidos a firmar el acta para ser reincorporados, era una muestra de un acta noventista que el sindicato UOM condujo a sus afiliados a cambio de la reincorporación flexibilizada.

Los cómplices necesarios

Cuando “la jefa”CFK no había ni devuelto las llaves de la casa rosada, y un sector de la militancia llamaba a la “resistencia con aguante”, el flamante diputado Abel Furlán ya estaba entregando la lucha contra los despidos y la flexibilización laboral antes de que empiece. Los resultados están a la vista, aunque Furlán no los vaya a reconocer: 2.500 trabajadores menos en la planta bajo su conducción. Para muestra basta el dato de que en 2015 se votaron 5 miembros de comisión interna (CI), dos menos que los 7 que había en 2013 debido a la pérdida de puestos de trabajo.

En su discurso, Paolo Rocca aconsejó que “hay que convencer a los sindicalistas a que resignen pelear por aumentos de salarios a cambio de puestos de trabajo”. Pareciera que los convenció de pelear por ninguna de las dos. Las sucesivas actas de suspensiones que el sindicato viene firmando desde principio de 2015 “para evitar los despidos” se demostró como pescado podrido ofrecido por la empresa y vendido por el sindicato. Las suspensiones reducen el salario del conjunto de los trabajadores entre un 30% y un 50% dependiendo del sector. La larga tregua benefició a la patronal a reducir sus costos operativos y hasta rebaja en sus impuestos.

La oposición surge desde las bases

A través de años de miedo difundido tanto por la empresa y el sindicato, a no moverse para no perder lo poco que se ha podido conquistar, como un puesto fijo y un sueldo mejor que la media. El quedarse quieto viene demostrando una táctica con pocos resultados para los trabajadores y buenos resultados para la empresa.

Ante tanto dirigente sindical que entrega conquistas de los trabajadores, en los sectores donde manda la asamblea se le puede poner palos en la rueda a los planes patronales. El desafío es seguir extendiéndolo en toda la planta para vencer el miedo que infunden la patronal y la burocracia. La huelga, la movilización, los bloqueos son los métodos históricos de la clase obrera con los que se conquistaron los derechos como la estabilidad laboral, las 8hs, el descanso, etc y son los necesarios hoy para que los del pool vuelvan a sus puestos de trabajo, que se reabran las paritarias, terminar las suspensiones con rebaja salarial y dividir las horas de trabajo entre todos los trabajadores disponibles cobrando un sueldo igual a la canasta básica. El antídoto al miedo es la confianza en el trabajador de al lado y eso se conquista con asambleas democráticas.