Al jueves 23 de julio, Perú registra 362.087 contagiados y 17.455 fallecidos por causa de Covid-19, según dio a conocer el Ministerio de Salud (MINSA) presionado por los hechos de la realidad. En estos números ya se consideran parte de los datos que no fueron registrados inicialmente en la contabilidad del ejecutivo, con la cual se buscaba aminorar el impacto mediático del avance de la pandemia.
Jueves 23 de julio de 2020 14:39
La ministra de Salud (MINSA) de Perú, Pilar Mazzeti, reconoció que las cifras sobre fallecidos por Covid-19 que estuvieron brindando desde el MINSA no se ajustan a la realidad y señaló que existirían 3.688 muertos más en relación a los datos que venían ofreciendo, con lo cual, hasta la actualidad se tendría 17.455 fallecidos por Covid-19.
Recordemos que las cifras que se venían brindando desde el MINSA han sido cuestionadas desde el inicio de la pandemia por diversos especialistas, prensa internacional y los gremios de médicos y enfermeras, quienes han manifestado que lo que se publica y se difunde en las habituales conferencias del presidente son datos alejados de la realidad ya que las cifras reales, por la dinámica de los contagios, deben ser superiores a las que nos muestran.
Mazzeti señaló que se trataba de “un desfase” que, según ella, se debería a la cantidad de casos que se reportan, y que los encargados hacen una revisión de caso por caso, por lo que su contabilidad no habría cubierto el total de fallecidos.
Escuchar estos “argumentos”, de quien antes de ser ministra de Salud ha sido la jefa del “Comando Covid” - que es una instancia que lidera la lucha contra el Covid-19 a nivel nacional - muestra que el discurso de “eficiencia en el manejo de la pandemia” del gobierno es poco serio y tendencioso, ya que, a estas alturas, no tener un registro objetivo de los contagiados y fallecidos muestra la poca voluntad del estado por abordar científicamente este problema, y, a pesar de ello, que el gobierno emita comunicados y caracterizaciones como que estamos en la cima, muestra también la intensión de tergiversar la realidad a fin de justificar su política errática y demagógica que ha sido una de las causas de la rápida proliferación de los contagios.
Ante las declaraciones de Mazzeti, el ex Ministro de Salud Víctor Zamora ha salido a decir que, si hay cifras superiores a las que venían reportando cuando él era ministro es porque en su gestión “no había las pruebas suficientes”. El ex ministro no deja de tener razón, sin embargo, es importante tener en cuenta que cuando él tenía la máxima responsabilidad en materia de salud, callaba en todos los idiomas sobre este tema y se hacía de los oídos sordos ante las demandas por testeo molecular masivo y gratuito.
Una de las razones por las cuales también las cifras oficiales que venía presentando el MINSA estaban alejadas de la realidad, es porque la mayor cantidad de pruebas que aplica el estado peruano son las pruebas serológicas (pruebas rápidas) que han sido ampliamente cuestionadas por dar falsos negativos, lo cual no ayuda a tener un registro certero del número de infectados, eso conlleva a que muchas personas realmente contagiadas, al salir como negativos en las pruebas rápidas, continúan con sus actividades normalmente, convirtiéndose así en propagadores del virus.
Habría que preguntarse entonces ¿porque el señor Vizcarra, en vez de priorizar los rescates millonarios a los grandes empresarios, no implementó un impuesto a la riqueza que hubiera servido para comprar las pruebas moleculares necesarias para hacer un testeo masivo y gratuito e implementar adecuadamente los hospitales públicos? Esto no solo nos hubiera permitido tener un registro certero del número de infectados, sino también implementar las medidas necesarias para aislar y atender a los contagiados.
Por ello, en medio del incremento de las cifras de contagiados y fallecidos que ya empiezan a mostrar una realidad escalofriante, urge retomar la lucha por el testeo molecular masivo y gratuito; por hospitales de campaña debidamente implementados; por plantas de oxigeno medicinal en todas las regiones; porque se elaboren respiradores artificiales con el apoyo de las universidades; que todas las empresas privadas vinculadas a la salud (farmacias, clínicas y laboratorios) pasen a estar bajo control de sus trabajadores y que sus actividades se pongan al servicio de las necesidades sanitarias del pueblo.
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