Lo que era un secreto a voces lo confirmó este sábado el ministro Avi Dichter, que pertenece al Likud, el partido de Netanyahu. La Nakba no es más que la expulsión forzada mediante todo tipo de vejaciones de la población palestina por parte de Israel para hacerse del control de toda la Franja de Gaza.
Lunes 13 de noviembre de 2023 12:30
La Nakba (catástrofe en árabe) fue el desplazamiento forzoso, incluyendo todo tipo de vejaciones, de la población originaria palestina durante la fundación del Estado de Israel en 1948. Millones de palestinos huyeron de sus casas, que eran quemadas o arrasadas. Algunos terminaron en campos de refugiados en Jordania o El Líbano, y otros en los propios territorios palestinos de la Cisjordania y Jerusalén este ocupadas o mismo dentro de la Franja de Gaza, como ocurrió con el campo de refugiados de Jabalia, bombardeado brutalmente por Israel la semana pasada.
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La idea de una nueva Nakba, es decir forzar el desplazamiento de millones de palestinos poara directamente expulsarlos de Gaza, era un secreto a voces y este último sábado fue confirmado por un ministro del Likud, el partido de Netanyahu.
Según el diario israelí Haaretz "Al miembro del gabinete de seguridad israelí y ministro de Agricultura, Avi Dichter (Likud), se le preguntó en una entrevista de prensa el sábado si las imágenes de los residentes del norte de la Franja de Gaza evacuando hacia el sur por orden de las FDI (Ejército israelí) son comparables a las imágenes de la Nakba. Él respondió: “Ahora estamos desplegando la Nakba en Gaza. Desde un punto de vista operativo, no hay manera de librar una guerra –como las FDI intentan hacer en Gaza– con personas entre los tanques y los soldados”.
Cuando se le preguntó nuevamente si se trataba de una "Nakba en Gaza", Dichter –miembro del gabinete de seguridad y exdirector del Shin Bet (inteligencia interna)– dijo "Una Nakba en Gaza 2023. Así es como terminará".
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Más allá de las tácticas militares específicas y de las estrategias que se están discutiendo sobre cuál será el futuro de la Franja de Gaza, donde Netanyahu dice descartar una ocupación total y colonización de todo ese territorio, las operaciones actuales buscan la expulsión sistemática de la población. El Gobierno de Israel ya dijo que no renunciará al control de seguridad sobre Gaza "bajo ninguna circunstancia". Esto implica la militarización y el control permanente mediante diferentes mecanismos, y en primer lugar infundir el terror y el miedo sobre la población.
Si, Israel ya utiliza el castigo colectivo como política de terror sistemática sobre los palestinos, reeditar una nueva Nakba sería el punto más alto de esa actuación criminal. Es la confirmación palpable de aquellos que como el historiador israelí Ilan Pappé y otros intelectuales y organizaciones internacionales definieron en primer lugar como una "limpieza étnica" por parte de Israel sobre la población palestina, para luego convertirse con el correr de los años en lo que definieron como un "genocidio incremental".
También es la confirmación más palpable de las actuales denuncias de organizaciones como Amnistía Internacional, HRW o hasta la ONU que señalan los crímenes de guerra de Israel y también definen la situación de apartheid sobre la población palestina, denuncian las colonias en los territorios ocupados y señalan la ofensiva actual como un genocidio.
La Nakba que confirmó el sábado el ministro Avi Dichter no sería más que la realización efectiva de esa expulsión. La repetición de la catástrofe del 1948 pero 75 años después. Con métodos calcados de aquella primera les exigen a las y los palestinos abandonar sus viviendas y huir para luego atacarlos, bombardearlos, asesinarlos. Ya no queda lugar seguro en Gaza, como denuncian las organizaciones internacionales, y los que huyen hacia el sur corren el riesgo de ser asesinados en el camino.
El mundo está presenciando un genocidio y los crímenes más aberrantes de la mano del Estado de Israel y apoyados por las principales potencias imperialistas que le dan respaldo económico, militar y político, aún cuando esto les pueda traer problemas domésticos como ya se ve en Estados Unidos, Reino Unido o Francia.
Las movilizaciones multitudinarias que van desde decenas o cientos de miles, hasta millones, se suceden en apoyo y solidaridad con el pueblo palestino. En los últimos días volvimos a verlas inundando las calles de Londres con más de 800.000 personas, con jornadas de acción en las principales ciudades de Estados Unidos o en las de Francia. Las denuncias de genocidio y las exigencias de un cese el fuego inmediato están poniendo en aprietos a Biden (rebautizado como el Genocida Joe), al Macron (que pasó de prohibir las manifestaciones a pedir un tibio cese al fuego) o en Reino Unido donde la magnitud del movimiento está haciendo crujir tanto a la oposición del Partido Laborista (con una conducción que se niega a cuestionar a Israel y acusa de antisemita a quien lo haga) como al oficialista gobierno conservador de Sunak.
Las acciones empiezan a tener efecto. Es necesario extender y multiplicar las movilizaciones de solidaridad en todo el mundo para frenar la masacre y el genocidio de Israel y apoyar la causa del pueblo palestino.