Ataques a las pensiones, despido más fácil,...Pedro Sánchez le ha puesto el listón alto a la derecha y el regalo en la mesa a la patronal. Este es el programa del partido que encabeza el bloque “menos malo” frente a la derecha desbocada. ¿O es que también tiene políticas de derecha?
Lunes 4 de noviembre de 2019
El gobierno del PSOE y el Tribunal Constitucional preparan dos ataques directos a la clase trabajadora: la “mochila austriaca” y el despido por baja médica, aunque sea justificada. A continuación, explicamos el contenido de dichas medidas.
La “mochila austriaca” aplica que el trabajador costee parcial o totalmente su despido: el empresario descuenta un porcentaje del salario de su empleado y lo destina a este fin. El empleado, por su parte, no podrá disponer de este dinero hasta que sea despedido o se jubile.
Además, existe la posibilidad de llevar la suma acumulada de un trabajo a otro, de ahí lo de “mochila”. Quienes la defienden, argumentan que promueve la movilidad laboral, eliminando el miedo al despido sin indemnización. Sin embargo,los únicos beneficiados son los empresarios, ya que elimina totalmente el contrato “fijo”, favoreciendo el despido sin costes para la empresa.
El TC se sube al carro legalizando el despido por baja médica, aunque ésta sea justificada, durante el 20% o más de los días laborables. Las únicas excepciones son las bajas por maternidad, paternidad, accidente laboral y por enfermedades graves o de larga duración.
El TC carga así contra la salud de los trabajadores. Algunos juristas se han manifestado en contra de esta sentencia, aduciendo que vulnera el artículo 43 de la Constitución. Además es una norma machista, ya que la doble jornada laboral en el hogar (como el cuidado de niños y/o personas dependientes) que sufren muchas mujeres repercute negativamente en su salud, influyendo en su actividad laboral. Además, son más mujeres que hombres las que realizan actividades físicas, muchas de ellas repetitivas (hostelería, limpieza, cuidados…) perjudicando así su salud.
Preparando otra ofensiva antiobrera
La exigua recuperación económica muestra su fragilidad, a pesar de que se ha sido conseguido sobre la base de una acusada caída de los salarios reales y de precarizar aún más el mercado laboral. Sonando ya tambores de recesión, la desaceleración es ya un hecho en el Estado español. La palabra crisis vuelve a estar en boca de todos los analistas.
En el momento de “creación de empleo” postcrisis el paro sigue siendo del 14% (superior al 40% en la juventud) un salario real medio un 25% menor que antes de la crisis y amplios sectores en la precariedad y temporalidad laboral, especialmente en las mujeres y la juventud. El 95% de contratos nuevos son temporales o parciales.
Pero así mismo, otra contracara de esa recuperación de tasas de ganancias está en el aumento de la deuda pública del 35% a casi el 100% del PIB. Deuda pública abultada es sinónimo de recortes futuros. Es decir, estas condiciones de vida, sin un horizonte de lucha de clases, van a empeorar.
Las elecciones del 10N serán una foto fija del panorama político de un Régimen del 78 con crisis abiertas. Sin embargo, el programa económico que hemos descrito es del PSOE que encabeza el bloque electoral “menos malo” frente a la derecha desbocada. ¿O es que también tiene políticas de derecha?
En las últimas décadas, la lógica del mal menor ha sido abusada hasta la saciedad, desde el voto por pánico hasta las apelaciones a la desigual Ley Electoral española para lograr el “voto útil”. Uno de los frutos de esta línea es la seguridad de una “alternancia” entre “conservadores” y “progresistas neoliberales”.
Otro es la desmovilización de un sector de izquierdas al que se le pide por enésima vez que “esta vez sí que sí”, vote con la nariz tapada porque sino vienen “las hordas bárbaras”, mientras los ataques sociales y económicos se aprueban con la ayuda de semejante dique de contención de la lucha de clases.
La lógica del mal menor difumina que el bloque de la derecha hegemonizado por el PP y el bloque “progresista” encabezado por el PSOE defienden la escalada represiva contra el pueblo catalán, la criminalización a la juventud como en Altsasu, la aplicación de reformas laborales que garantizan la precariedad, la defensa de la corona, el rescate financiero a los bancos, las políticas austeritarias de la UE y los intereses de las multinacionales españolas que expolian los recursos de América Latina.
Que los capitalistas paguen los platos rotos
Es necesario luchar por medidas como la derogación de la reforma laboral, la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial y el aumento del salario mínimo, la renacionalización de empresas estratégicas como las eléctricas y el transporte, entre otras medidas. Recuperar las conquistas perdidas de la clase trabajadora, impedir nuevos ataques, recomponer la unidad entre ocupados y desocupados, entre trabajadores precarios y fijos, nativos y extranjeros, sería solo el primer paso.
En el contexto del “retorno de la lucha de clases” a nivel internacional, como estamos viendo en Francia, en Ecuador o en Chile, una nueva generación juvenil está apareciendo para cuestionarlo todo. Es el momento de levantar una izquierda que no se subordine a las políticas del “mal menor” de los reformistas, sino que busque tener un centro de gravedad en la lucha de clases, de forma independiente a todos los partidos de este régimen reaccionario.

Jorge Remacha
Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.