Cuando era chico, en un gimnasio del Palomar, un viejo boxeador -ya castigado por el tiempo- me compartió una verdad al oído con la misma mística con la que se cuenta un gran secreto: “En el boxeo uno no es malo porque lo tiran, es bueno porque se levanta”. ¡Así es! De levantarse se trata el asunto, y puedo dar fe que en esa materia Muhammad Ali dio cátedra.
Lunes 3 de noviembre de 2014 09:00
La historia del boxeo está llena de grandes luchadores con historias fantásticas e increíbles, sumado a grandes combates dignos de los gladiadores, pero sin lugar a duda la historia del deporte jamás verá un luchador como Muhammad Alí. Un campeón con un corazón tan grande o más que su fama.
La primera vez que Alí tuvo que levantarse del piso fue en un restaurant de EE.UU, todavía se hacía llamar Cassius Clay, se negaron a servirle comida por “su raza”. Alí, que todavía llevaba colgada la medalla de oro que acababa de ganar en los juegos olímpicos de Roma en 1960, no dudo un segundo en arrojarla al Río Ohio: no quería llevar una medalla por un país donde existía la segregación. Tenía 18 años.
De levantarse se trata el asunto y así lo hizo de nuevo el 25 de febrero de 1964, Cassius Clay (el campeón olímpico de Roma) se convertía en el joven campeón mundial de peso pesado al vencer a Sonny Liston. Un nuevo campeón había nacido y con él un nuevo nombre: Muhammad Ali (El amado de Dios) ya que, según sus palabras, Clay era un apellido de esclavo que él no había escogido. Hizo cuatro defensas más de su nuevo título hasta 1966, momento en que el gobierno de su país le dio a elegir entre unirse al ejercito para combatir en Vietnam o perderlo todo. Alí no dudó ni un segundo en su respuesta, el gobierno cancelo sus licencias para boxear y fue despojado de los títulos AMB (Asociación Mundial de Boxeo) y NYSAC (comisión atlética de NY) en el mes de abril. No volvería a pelear por tres años.
Fue en 1970 cuando Alí (sin título) volvió a levantarse. En Octubre peleó contra Jerry Quarry en Atlanta, ganó en el tercer asalto por nocaut técnico, sus habilidades boxísticas parecían intactas. El 7 de diciembre peleó por el título vacante de la Federación Norteamericana de Boxeo (NABF por sus siglas en inglés) en el Madison Square Garden de Nueva York, tras obtener una autorización judicial, puesto que las autoridades de Nueva York se negaban a concederle el permiso. Su contrincante, el argentino Oscar Natalio Bonavena.
El primer golpe fuerte que sintió Alí en ese encuentro fue durante la entrevista con los medios cuando un Bonavena provocador le preguntó “¿Por qué no vas al ejército?”. La respuesta de Alí fue contundente: "¿Por qué me piden ponerme un uniforme e ir a 15000 kilómetros de casa y arrojar bombas y tirar balas a gente de piel amarilla mientras los negros de Louisville son tratados como perros y se les niegan los derechos humanos más simples?" ¡Muhammad Ali! Emblema de la paz, defensor de los derechos de los afro-americanos, el principal vocero de "¡No a Vietnam!", abría atónito los ojos frente a este jetón de Parque Patricios que sin ningún tipo de filtro gritaba “Chicken! You big chicken! Cua! Cua! Cua!”. Alí, de lengua filosa, no supo que decir frente a semejante desfachatez. En el duelo de palabras perdió frente a semejante cara dura, pero las peleas no se ganan hablando.
EL COMBATE
Se llevó a cabo el 12 de Julio a las 20.30 hs de la costa Este de EE.UU en el Madison Square Garden (New York). Ese día asistieron 19.417 espectadores y dejaron en taquilla 615.401 dólares.
La pelea por el título fue sostenida y tensa. Alí marcó el ritmo con sus piernas y su jab fue la pesadilla de Ringo que sin embargo tenía puntería con los golpes circulares. Ante la sorpresa de los asistentes, Bonavena, a puro cross de izquierda, colocó a Alí y lo mando al piso en una situación más que dramática que puso al ex campeón mundial cerca del KO (era el 9° round).
Algunos dicen que, injustamente, el árbitro le realizo mal la cuenta al ex campeón, pero lo cierto es que se levanto y volvió a pelear. Alí más calculador que Ringo, supo enfriar el combate y llevarlo a su antojo, valiéndose de su condición atlética estiro la contienda hasta el 15° round. Ringo, cansado, se apresuro a cruzarlo, pero se encontró con un jab que lo dejo en el piso, se volvió a levantar y una combinación de uno-dos lo volvió a derribar, Bonavena era muchas cosas, pero peleaba con el corazón. Se volvió a levantar por tercera y última vez, Alí le conecto un potente recto que lo mando a la lona sin escalas. Ganó la pelea por KO técnico.
Cuentan que Bonavena, ya instalado en EE.UU desde hacía cuatro años, comenzaba a barajar la posibilidad de reclamarle la revancha a Alí, pero no fue posible: el 22 de mayo de 1976 una bala asesina disparada por un sicario atravesó su corazón de 33 años de edad. Las deudas impagas del prostíbulo Mustang Ranch fueron cobradas con su vida. Ringo fue enterrado el 30 de mayo de ese año con su pecho ahogado en claveles rojos. Unas 150.000 personas, a modo de protesta, desobedecieron el estado de sitio impuesto por la dictadura militar desde marzo y pasaron por el Luna Park a despedir al desfachatado y querido Ringo.