La puja entre las patronales y la justicia -con el aval del gobierno- para ver quién se queda con la empresa por menos dinero hace crecer la incertidumbre de los trabajadores. Karina Rasic, contra todos en una entrevista.
Martes 18 de octubre de 2016 13:47
Desde hace meses los trabajadores de la ex Cresta Roja viven una incertidumbre total respecto a su fuente de trabajo. Luego de que el nuevo consorcio se pusiera a la cabeza de la empresa, han sufrido distintas pérdidas en las condiciones de trabajo: aumentó el ritmo de producción, hubo recortes en las horas de descanso, falta de insumos en el Servicio Médico, pago de premios en negro y hasta incluso nuevas reglas dictadas por la empresa a la hora de considerar a un empleado enfermo -si tiene 39° de fiebre debe seguir en su puesto de trabajo, y si llega a faltar se le descuentan de su salario montos de hasta $ 2.000. Además de que el bolsillo se ve afectado -ya que cobran un 12% menos de lo que cobraban anteriormente- perdieron su antigüedad y en la actualidad se encuentran bajo un contrato temporario, que no asegura la continuidad a nadie. El plan patronal se está aplicando a la perfección, quitándole toda conquista a los obreros.
Como si fuera poco, el nuevo consorcio tiene el plan de convertir a los trabajadores en acreedores de la firma, para poder así ahorrar dinero a la hora de pagar a cada uno de ellos sus respectivas indemnizaciones. Los delegados, actuando en conjunto con la patronal, los persiguen en la línea de producción con planillas en la mano, intentando hacerles firmar un acta que los transforma en acreedores.
La Justicia y el acuerdo con el consorcio actual
Recordemos brevemente cuales eran las condiciones y prioridades que les otorgó la Justicia a estos empresarios.
Luego de la represión de diciembre de 2015 y la retirada de los Rasic del mando de la empresa, la Justicia tomó cartas en el conflicto en puerta e intervino la empresa para “poner orden” y “solucionar” el problema. Para esto entregó la empresa al consorcio Proteinsa, conformado por tres empresas: Tanacorsa, Grupo Lacau y Ovoprot, esta última conocida por su trayectoria en la producción de huevos. Este acuerdo se mantendría durante un año para que el consorcio realice una supuesta prueba, poniendo en marcha nuevamente la fábrica y garantizando los puestos de trabajo de todos los operarios.
Una vez pasado ese plazo, la empresa entraría nuevamente en concurso para ser vendida al mejor oferente, teniendo el nuevo consorcio la oportunidad de igualar la mejor oferta para quedarse con la empresa.
Tanto con el kirchnerismo y Rasic como con el macrismo y el nuevo consorcio, los trabajadores no obtuvieron soluciones favorables. Con el actual gobierno se logró imponer el plan de rebaja salarial que se había querido implementar con el Grupo Rasic cuando habían caído las exportaciones a Venezuela y los subsidios que recibían por parte del gobierno kirchnerista; fue gracias a la resistencia de los trabajadores que ese plan no se había llevado a cabo.
La justicia adelantó la fecha de forma poco clara para abrir el concurso al día 14 de octubre de este año, cuando en realidad éste iba a realizarse a fines de diciembre. Los nuevos interesados en comprar la firma como Coto y Granja Tres Arroyos intentaron visitar la planta para echar un vistazo y ver en qué condiciones se encontraba. Esto tomó por sorpresa al consorcio actual, no cayó nada bien y quisieron realizar maniobras para incomodar a los nuevos oferentes. Los delegados, en nombre de la patronal, pidieron a los trabajadores que abucheen la visita; pero el plan de la patronal falló porque los operarios hicieron caso omiso frente al pedido.
Finalmente dos oferentes se presentaron al concurso de la Justicia. Por un lado el actual consorcio Proteinsa con un socio internacional que hasta el momento se desconoce, y por otro lado Granja Tres Arroyos con Adecoagro. A partir de los cinco días hábiles del concurso se empezará a tratar la oferta económica que llevaron los nuevos interesados.
Sea quien sea el nuevo grupo propietario, seguirá el mismo camino dejando a los trabajadores sin sus conquistas y en una situación desfavorable.
Karina Rasic vs el mundo
Hace pocos días, en una entrevista que le realizó el diario La Nación, la exgerenta de Cresta Roja Karina Rasic mostró su descontento con el gobierno kirchnerista y el macrista, responsabilizando de la quiebra de la empresa en primer lugar a los trabajadores y a la izquierda. También dijo que la solución hubiera sido achicar costos y reducir personal, lamentándose de las dificultades que tuvo cuando quiso dejar 700 familias en la calle. Un mensaje claro para los próximos compradores.
Estas declaraciones son totalmente falsas ya que la izquierda fue la única que estuvo ayudando realmente a los trabajadores ante los reiterados ataques que sufireron, brindando solidaridad, colaborando económicamente como lo hizo la diputada Myriam Bregman desde su banca para que a los trabajadores que estaban peleando por sus puestos de trabajo no los quiebre el hambre y pudieran llevar un plato de comida a sus familias , aguantando el frío y también la represión del gobierno macrista cerca del aeropuerto de Ezeiza junto a ellos.
Trabajadores del aeropuerto, docentes, trabajadores del ferrocarril, de Coca Cola, de Kraf Terrabusi –entre muchos otros- y la izquierda estuvieron siempre. Tanto los Rasic como el gobierno kirchnerista y el actual gobierno de macri -y también la burocracia de la alimentación, que decían defender a los obreros y ni siquiera llamaron a un paro del gremio para defender los puestos de trabajo- fueron quienes le dieron la espalda a los trabajadores.
Karina Rasic, mediante sus dichos, busca desligarse descaradamente de semejante responsabilidad, culpando a los trabajadores y a la izquierda. Pero fueron ellos quienes amasaron una fortuna en base a subsidios millonarios durante la gestión kirchnerista, siendo uno de los principales responsables de la situación que hoy en día siguen sufriendo los trabajadores.
Está más que claro hora que cualquiera que asuma como dirección de la ex Cresta Roja va a querer sacar ventaja y recaudar dinero a costa de los trabajadores, ya sea aumentando los ritmos de producción como rebajando el salario o despidiendo personal, como les aconseja Karina Rasic.
Una alternativa que represente realmente los intereses de los trabajadores
La única salida viable es la estatización de la fábrica para que ninguno se quede sin su puesto de trabajo, y que no se ataquen las condiciones salariales y laborales, con un plan de abastecimiento a los millones que hoy se encuentran en situación de pobreza, a comedores escolares, entre otros. Esto se logrará con la lucha de los miles de trabajadores que hoy se ven afectados. Solo la reorganización de las plantas podrá impedir el avance de la patronal y sus consecuentes ataques.