El Ministro del Trabajo del gobierno de Piñera cree que lo solicitado por la CUT en el marco de la negociación del sector público es una cifra más allá de lo razonable, justificándose en la baja productividad y el discreto crecimiento económico de los últimos meses. ¿Aún se mantiene la farsa de los tiempos mejores?
Viernes 23 de noviembre de 2018
Con bastantes quejas declaró el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, al respecto de la negociación que el gobierno ha llevado con la CUT y la mesa ampliada de funcionarios públicos por el reajuste de sueldos para el año 2019. La propuesta del gobierno no ha sido aceptada por la mesa conjunta del Sector Público, y que producto del poco avance de las negociaciones es que se ha hecho un llamado a una paralización nacional a partir del lunes 26 de noviembre.
“Esta es la típica historia de todos los años donde se negocia con tan poca eficacia. Es la típica negociación donde tengo que pedir mucho al comienzo y donde la brecha es tan grande que empieza el tironeo desgastante hasta llegar finalmente a una cifra más razonable” mencionó el ministro en una entrevista radial, consultado por la diferencia de 4 puntos entre lo que piden los trabajadores (7%) y lo que ofrece el gobierno (3,1%).
Además, se le consultó al Ministro si es que el reajuste incluye a autoridades, a lo que Mockenberg respondió que es un tema a evaluar en el Congreso, pero que “Lo razonable es que no hayan exclusiones” destacando las jerarquías dentro de los distintos sectores para justificar la brecha salarial.
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Pero, mientras el gobierno de Piñera y los empresarios no ve con buenos ojos el aumento de salario de los trabajadores, justificándose en el bajo crecimiento de los últimos meses (datos con los que reducen los márgenes para los “tiempos mejores”), podemos ver en la vereda contraria como se ha mejorado la forma de financiamiento de las FF.AA. (con el reemplazo a la Ley Reservada del Cobre) o derechamente modernizando a la policía en las zonas de conflicto mapuche, bajo la promesa de asegurar la paz con el nuevo Plan Araucanía.
Pero ambos gastos en los que ha incurrido el gobierno (en desmedro de mejoras a la salud, educación y vivienda) tampoco han cumplido las expectativas de la derecha, ya que mientras en el Ejército abundan los casos de corrupción en el marco del “Milico-Gate”, el punto de seguridad del Plan Araucanía ha “apagado el fuego con bencina” luego del asesinato por parte del Comando Jungla al comunero Camilo Catrillanca en el marco de la represión sostenida al pueblo mapuche, y que junto a la falta de credibilidad al momento de aclarar los hechos cometidos por carabineros, han puesto en serios aprietos al gobierno de los “tiempos mejores”