En la Catedral Metropolitana, el arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires dijo que "buena parte del pueblo no puede festejar porque carece de lo necesario para una vida digna".
Jueves 25 de mayo de 2017 11:42
El presidente Mauricio Macri llegó después de las 10 a la Catedral Metropolitana, para participar del Tedeum del 25 de Mayo, a cargo del arzobispo Mario Poli.
Además de Macri estuvieron presentes otros integrantes del Gobierno como la vicepresidenta Gabriela Michetti y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, entre otros.
Mario Poli, sucesor de Jorge Bergoglio, hizo algunas declaraciones polémicas en el Tedeum, frente a Macri, confirmando la relación con la política que a menudo ostenta la Iglesia.
Si bien llamó al "diálogo creativo" y aseguró que "la confrontación nos roba la esperanza", dijo que "no hay realidad social que no pueda ser cambiada para bien. Y para eso, debemos encarar cada acción".
En un intento por mostrar puntos críticos del Gobierno de Macri, pero siempre apostando a sostener el régimen político y el orden social, el religioso dijo que "hubo promesas incumplidas y fracasos", aunque no precisó mayor referencia.
Con demagogia Poli planteó, mirando al presidente, que "buena parte del pueblo carece de lo necesario para una vida digna".
Para cerrar propuso que "celebremos la Patria que heredamos. Dejémonos interpelar por la realidad que sufrimos” y afirmó que "la inequidad genera violencias. Nadie puede sentirse excluido de hacer algo por el otro".
Mientras tanto, la Iglesia como institución sigue siendo garante del orden social mundial más desigual de todos. Millones y millones de personas sufren la desigualdad cotidianamente para que algunas decenas de ricos mantengan sus riquezas. Más allá de los reacomodamientos políticos que la Iglesia intente tener.
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Al terminar el Tedeum, en una breve ronda de prensa, Marcos Peña -jefe de Gabinete- se refirió al mensaje de monseñor Poli ante la pregunta de los periodistas sobre si se trató de un llamado de atención al Gobierno: "Creo que es un mandato compartido, un tema que tenemos que recordar siempre, que no nos podemos olvidar de los más débiles, de los que más necesitan. Estamos comprometidos con ese mensaje, sentimos que es muy importante la voz de la Iglesia y la compartimos". Y agregó, con aire demágogico, que la pobreza y la desigualdad es algo que "nos duele" a todos como pueblo por eso "trabajamos para reducir la pobreza y generar empleo".
Para las mayorías humildes y populares las palabras de Peña como las de Poli no pueden resultar más que una tomada de pelo, en el mejor de los casos, ya que para ellas no existe esa realidad que ve Peña en la que se reduce la pobreza y se genera empleo sino que cotidianamente padecen las consecuencias del ajuste que empeora día a día sus condiciones de vida, situación que no se resolverá con el "diálogo creativo" (y cínico) que propone el sucesor de Bergoglio.