Si bien se han realizado otros simulacros electorales, en esta ocasión la victoria de Morena fue aplastante.
Domingo 20 de mayo de 2018
Para entender porque Obrador obtuvo este nivel de votación, hay que tomar en cuenta de dónde venimos.
El repudiado gobierno de Peña Nieto comienza su mandato con un masivo movimiento estudiantil que cuestionaba el regreso del PRI al poder y la manipulación mediática, cientos de miles de jóvenes en todo el país participaron del #YoSoy132 que surge luego de que jóvenes enfrentan a Peña cuestionándolo sobre la represión en Atenco.
Rápidamente Peña Nieto y el PRI avanzaron en lograr un acuerdo con el conservador PAN y con el derechizado PRD, quienes aprueban una serie de reformas para favorecer la “competitividad” y el libre mercado, las cuales para los jóvenes no significaron otra cosa que empeorar sus condiciones de vida.
Ahora cada vez menos jóvenes pueden acceder a la educación superior, tenemos trabajos con cada vez peores salarios, y la juventud no tiene recursos para emanciparse de sus padres porque lo que ganan no les alcanza para pagar una renta ni compartir una casa o departamento y es que aunque algunos lleguemos a obtener maestrías o doctorados se consiguen sólo trabajos precarios sin estabilidad ni prestaciones. Ni qué decir de aquellos jóvenes que no alcanzaron a terminar la secundaria o el bachillerato por tener que ponerse a trabajar desde chicos para ayudar a su familia.
En 2013, miles de jóvenes de distintas escuelas rechazan la represión contra los maestros que se oponen a la evaluación estandarizada y a la pérdida de sus derechos laborales parando sus escuelas luego de masivas asambleas.
Sin embargo, el movimiento más masivo que se da en el sexenio de Peña Nieto es el que surge luego de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, que provoca la explosión de un movimiento democrático que recorre a toda la juventud.
Se paralizan las principales universidades y salen a las calles cientos de miles de estudiantes a denunciar que #FueElEstado, dejando claro el rol de las fuerzas represivas (policía y ejército) pero también de los partidos como el PRD y el PRI quienes son señalados como los responsables de la desaparición y –junto al PAN- de la escalada en el nivel de violencia que se vive en el país.
Todo lo anterior no pasa en vano, cada generación que participa en los distintos movimientos y luchas, deja una estela que genera reflexión y discusión amplia. El descontento con la situación que vive el país es grande y en la juventud que ha participado en todos estos procesos se genera un polo de opinión que busca cambios.
Morena y la juventud, aspiraciones y realidades
El Morena, para miles de jóvenes y sectores amplios de la sociedad representa una aspiración de cambio democrático para salir de la dinámica de violencia, precarización y pobreza en la que los partidos tradicionales PRI-PAN-PRD nos han metido.
Genera grandes ilusiones. Sin embargo, su programa no solo es limitado, sino que apunta en sentido opuesto a las demandas de la juventud, incorporando a personajes de los partidos antes mencionados y con propuestas que generan expectativa pero tienen pocas bases reales para materializarse.
Y es que, si bien plantea defender la educación pública, por ejemplo, la único manera en que plantea que se van a sacar los recursos para garantizarla es acabando con la corrupción. La cobertura universal educativa implica un enorme gasto público, ¿se puede pensar en aumentar drásticamente la matrícula de las universidades públicas sin pensar al mismo tiempo en cobrar fuertes impuestos a los grandes empresarios?
Recursos en el país hay sin duda, pero toda la enorme riqueza que aquí se produce es apropiada por un puñado de grandes magnates nacionales y extranjeros. Podría haber cobertura educativa y de salud universal, incluso terminar con la desocupación con jornadas laborales reducidas que permitan la incorporación de desempleados a empleos dignos, pero esto no es posible sin enfrentar los intereses de los poderosos, algo que López Obrador no plantea en sus discursos de campaña.
Solo una política que se disponga a afectar la ganancia de los capitalistas puede ser realista para resolver las demandas del pueblo trabajador y la juventud. Sin ello es utópico pensar en salidas estructurales a los problemas que atraviesa México.
La juventud politizada y crítica que quiere cambios es un aliciente y permite el avance de posiciones que cuestionan el sistema de conjunto y el podrido régimen político que vivimos, en ese sentido hay que construir alternativas de izquierda de verdad, levantar una gran organización socialista que se juegue a ser parte de la clase trabajadora con miles de trabajadores y jóvenes.
Es momento de que la juventud se ponga de pie y junto a la clase trabajadora salga a defender sus derechos, no podemos confiar o esperar que Obrador o cualquier otro quien lo haga, y es que si finalmente gana, y no se imponen los deseos de priistas y panistas, las aspiraciones de cambio de millones de trabajadores y jóvenes que lo votarán, dada la impotencia de su programa, chocarán con la defensa de los intereses de los poderosos.