Durante la mañanera del pasado lunes AMLO calificó la manifestación docente como un acto de provocación, lo cual repudiamos enérgicamente por tratarse de un ataque a todo el magisterio y abre la necesidad de develar las causas que han hecho movilizarse a miles de docentes en reclamo de salarios y la prometida “revaloración” docente.
Lunes 4 de diciembre de 2023
Desde el pasado domingo 26 de noviembre, la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) retrasó un evento en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) que se inauguraría ese día en el municipio de Tlapa. A este evento iba a asistir el presidente de la República junto con el secretario de educación de la entidad; sin embargo, cientos de docentes de la CETEG arribaron al lugar haciendo portazo para entregar un pliego petitorio por el cual, aseguran -y les creemos-, no se les ha dado respuesta íntegra sobre las demandas ya presentadas.
Es una realidad que nos condicionan a no movilizarnos y seguir la vía “civil y pacífica” para ser atendidos, y en particular al magisterio combativo le ha costado la desmovilización y pasivización como condición impuesta por el gobierno para obtener esos espacios; pero, aun así, la CNTE ha conseguido en este sexenio 18 mesas con mucha dificultad, y nada o casi nada han obtenido de sus demandas por la cerrazón de las autoridades, que se niegan a resolver las exigencias magisteriales.
El diálogo con el gobierno y sus instituciones debería ser un derecho elemental (como lo es el derecho a peticionar, consagrado por la Constitución), del que la 4T se ha jactado desde sus comienzos. Por eso no podemos aceptar el chantaje de que no nos movilicemos, o que dejemos de utilizar nuestras históricas formas de organización, como condición impuesta para darnos una mesa de diálogo. Más aún cuando hemos constatado que no es cierto que con todos se dialogue, ni a todos les atiendan, como bien demuestra el caso de Guerrero.
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Ante los hechos, en la mañanera del pasado lunes López Obrador declaró que: “…ayer, por ejemplo, de que un grupo de maestros no permitió que yo asistiera a la inauguración del Centro de Rehabilitación para niños, niñas (CRIT) en La Montaña, pues no iban con el propósito en busca de justicia. ¡No, iban a provocar! Porque están muy desesperados y me pueden decir es ‘que son de izquierda’, yo creo que no, son conservadores”; acusando a las y los maestros disidentes de provocadores y conservadores, mientras lxs docentes enfrentan los estragos del daño ocasionado no solo por el huracán del pasado 25 de octubre, sino por las condiciones de abandono de las escuelas en el estado, el rezago salarial y la falta de todo tipo de personal en las escuelas.
No es verdad que el magisterio en lucha sea “conservador”: las y los maestros nos hemos movilizado durante años contra los gobiernos panistas y priistas federales y estatales y sus políticas neoliberales mandatadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y en defensa de la educación pública.
Lamentablemente, el gobierno de AMLO quiere desacreditar la lucha magisterial haciendo una amalgama entre las y los docentes en lucha y la derecha, cuando representamos intereses completamente opuestos. Esto, mientras se mantienen las condiciones laborales y salariales que denunciamos en las calles, y que representan una continuidad de los planes contra los que venimos luchando desde hace décadas.
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El Movimiento Popular Guerrerense y la posibilidad de recuperar la unidad
El magisterio guerrerense que salió a encarar al presidente de la República proviene de un proceso de organización y combatividad que se expresó el sexenio pasado, a partir de la unificación de múltiples movimientos y organizaciones sociales, populares y gremiales que en 2013 movilizaron a cientos de miles contra las reformas estructurales del entonces presidente Peña Nieto; este agrupamiento se conoció como el Movimiento Popular Guerrerense (MPG), que enfrentó al gobierno priista e inclusive en 2015 con su fuerza evitaron en las calles que se realizaran las elecciones locales.
A poco más de 10 años de haber surgido ese fenómeno de organización magisterial y popular en el estado, cabe preguntarse, ¿qué potencial encierra la unidad del magisterio con otros sectores dentro y fuera del sector educativo? El partido que ahora está en el gobierno, desde antes de asumir funciones, había logrado divisiones al interior de los movimientos sociales que enfrentamos la política neoliberal del Pacto por México, llamando a votar a Morena en la entidad y en todo el país y convenciendo a amplios sectores de que la solución estaba en las urnas y no luchando en las calles.
Hoy, viendo que tenemos que seguir movilizándonos por nuestras demandas, muchas de ellas prometidas e incumplidas, y que es el propio AMLO quien nos tilda de provocadores y conservadores, equiparando a la docencia guerrerense con la derecha neoliberal contra la que lucharon con gran combatividad en los sexenios anteriores, a casi 6 años de gobierno de la 4T vemos que es necesario preguntarnos cómo reconstruir la unidad y retomar las lecciones de la lucha magisterial y popular que ha dejado nuestro combativo sector. En primer lugar, articulando todas las fuerzas del magisterio, reagrupándonos a nivel local, regional y nacional.
Para llevarlo adelante creemos que la CNTE, como referente del magisterio disidente, puede contribuir a desarrollar una fuerza de esta naturaleza, como fue en su momento el Movimiento Popular Guerrerense. Pero consideramos que realizar un plan de esta envergadura pasa por sumar a más sectores dentro y fuera del magisterio, con absoluta desconfianza del régimen y total independencia del gobierno y de la derecha, poniendo en el centro de la estrategia de lucha la movilización masiva, el paro, la huelga y la representación de delegados por escuela como columna vertebral del movimiento, pues al calor de esta experiencia del CRIT en Tlapa, la manifestación (legítima) de la CETEG quedó como una acción aislada donde el conjunto de la Coordinadora no fungió de contrapeso ante el ataque presidencial.
Ahora, ante el nuevo proceso que se abre en la CDMX, de paro y movilización el próximo 5 de diciembre, las y los docentes de la Agrupación Nuestra Clase vemos necesario recuperar estas lecciones para no empezar de cero cada vez que tengamos que salir a luchar, poniendo en juego estas experiencias como base para confluir con nuevos sectores dentro y fuera del gremio para realizar íntegra y efectivamente nuestras demandas.