Entrevista a Daniel Pons, ingeniero agrónomo en ejercicio hace más de 20 años y actualmente docente secundario, residente de Tilisarao, provincia de San Luis.
Domingo 7 de agosto de 2016 00:00
"La agronomía es una profesión fascinante, sacrificada que no tiene domingos, llena de incertidumbre, dado que convive con el clima y el accionar del hombre, no obstante, es una actividad que te emociona al saber que tu trabajo produce alimento, y en definitiva ayuda a producir vida".
El 6 de agosto de 1883, en el Instituto Santa Catalina de Llavallol (Lomas de Zamora), comenzaron dictarse en Argentina los primeros estudios agrícolas y veterinarios, que para 1890 fueron trasladados como Facultad a la Universidad Nacional de La Plata.
Con motivo de estos inicios de la carrera, es que hoy se conmemora el día del Ingeniero Agrónomo, así como también del Médico Veterinario
La profesión, nos cuenta Daniel, "está relacionada con la producción primaria, es decir, materia prima para fabricar alimentos o alimentos propiamente dichos, lo cual pone a mi sector en un contexto muy sensible. La generación y transferencia al productor de técnicas o tecnologías para producir más y de mejor calidad, es de vital importancia".
Este primer paso que se dio en Buenos Aires con la inauguración de la carrera, comenzó pronto a extenderse a lo largo y a lo ancho del país, de modo que hacia fines de siglo la ingeniería agrónoma estaba presente en varias universidades nacionales.
Y no es para menos, porque el ingeniero agrónomo interviene en variadas tareas de gran importancia. Según Daniel, la profesión es de un rol multifacético, ya que "en el campo puede ser desde coordinador hasta tractorista, también es muy importante la participación de colegas en la actividad investigativa, de desarrollo tecnológico y transferencia de información. Y por supuesto en el área de la educación secundaria y Universitaria".
Es importante reflexionar acerca del rol social del ingeniero agrónomo, ya que dista de aquel imaginario del intelectual solitario en su estudio, identificando los problemas que afectan a la sociedad y aplicando sus conocimientos para resolverlos, sino que en su cotidianeidad debe insertarse en la comunidad a la que pertenece, contribuyendo al afianzamiento de planes de desarrollo locales, regionales y nacionales y entretejiendo su actividad a la par de la realidad en la que se encuentra inmerso.
También, poder discernir entre sectores muy diferentes dentro de la vasta extensión que comprende el campo, a lo que al entrevistado le gustaría que "se comprendiera que el campo como grupo social y cultural, ha vivido cambios en 40 años, esa profunda transformación se puede sintetizar en dos palabras: ‘pequeño productor’, que representa familias que viven y producen en pequeñas superficies de tierra, que los diferencia filosófica y culturalmente de aquellos propietarios de extensas superficies de territorio. Mi aporte hoy, transita por la senda de que el pueblo de las ciudades identifique esas dos culturas que hoy existen en el campo argentino".
Por último, Daniel expresó su opinión sobre las políticas públicas hacia el sector agrario, actuales y de los últimos años, las cuales compartimos: "En los últimos años, es decir, el anterior gobierno no supo interpretar las transformaciones que vivió el campo, por lo cual cometió un error de visión conceptual, aplicando políticas como si el campo se tratara únicamente de terratenientes. Y cuando se dio cuenta de este error, las políticas para los pequeños productores, fueron como mínimo muy tardías. Las políticas públicas actuales son claras y apuntan a restituir a los ‘verdaderos dueños de la tierra’ según la política conservadora, donde el concepto es volver a la situación donde unas pocas familias sean los dueños de toda la superficie productiva argentina, donde, otrora eran los ‘hacendados’ y sus vacas, hoy los ‘sojeros’ y su soja”.
Este nuevo aniversario de la carrera es una oportunidad para reflexionar y comenzar a dar un debate en cada facultad y ámbito de intervención sobre el rol social de los ingenieros agrónomos, de cuestionar los esquemas existentes y plantear la necesidad de la planificación de una reforma agraria sustentable frente al escenario político y económico que ya se está poniendo en marcha ya que, como dijo nuestro entrevistado, “está muy firme la idea de volver a ser un país agroexportador, es decir producir materias primas para venderlas al exterior sin agregarles ningún tipo de valor. La herencia de los campos de los padres a los hijos, nietos y bisnietos produjo la atomización de los propietarios de los campos y las superficies, dando origen al ‘pequeño productor’. Por lo que políticas como las actuales sacan de escala a las producciones familiares e inducen a la ‘venta’ concentrando de esta forma nuevamente mucha superficie en manos de pocos”.
La Izquierda Diario se ofrece como herramienta para seguir desarrollando esta reflexión y abre sus páginas a todos los demás profesionales, estudiantes y trabajadores del área que quieran aportar su opinión.