FORO “LA CULTURA EN LA ENCRUCIJADA” // VISUALES. Muestra de ilustraciones de medios gráficos

“Me enorgullece decirlo: jamás he considerado la pintura como un arte meramente de adorno, de distracción; he querido, a través del dibujo y del color, ya que éstas eran mis armas, penetrar siempre más allá en el conocimiento del mundo y de los hombres, para que este conocimiento nos libere cada día más”.

Esta frase de Picasso podía leerse en el texto curatorial de la muestra gráfica que inauguró el foro de arte, cultura y política: “La cultura en la encrucijada”. Y era imposible distraerse, la mirada volvía una y otra vez a esos paneles donde quedaron plasmados los trabajos de ilustradores de diversos medios gráficos: El Sike de Le Monde Diplomatique con su Obama sonriente sosteniendo un libro que en su tapa dejaba ver un Nunca Marx, Langer de la Revista Barcelona con su Madre Teresa grotesca revoleando unos bebés por el aire, Disculpen la Molestia con su Macri y su Cristina arrastrando a una mujer presumiblemente muerta por un aborto clandestino, Federico Parolo de Caras y Caretas con una figura monstruosa enarbolando una bandera argentina con un George Washington impreso en ella y un buitre en el hombro, Fula de La Caja Roja con su Macri- Inodoro y Sergio Cena con un Velázquez sosteniendo una brocha de pintura en el afán reivindicador del artista-trabajador fueron parte de esta gran variedad de artistas donde sus obras coincidieron en una muestra que buscó reivindicar el noble oficio del ilustrador así como generar un debate en torno a la producción artística de hoy, el acceso al arte y a la cultura para la mayoría de trabajadores y trabajadoras, generar un espacio para la organización y confluir en una puesta en común, que se proponga crear un espacio de intervención frente al contexto actual de profundo ajuste que lleva a cabo el macrismo.

Lunacharsky el dramaturgo, crítico literario y político comunista ruso que en su defensa irrestricta de la libertad de creación se preguntaba sobre la utilidad del arte se respondía a sí mismo: “si la revolución es capaz de proporcionar un alma al arte, el arte será capaz de convertirse en la boca de la revolución”. La muestra, en la diversidad de expresiones que la conformaron, buscó dar una respuesta a estas incógnitas sobre el rol del arte. Buscar una boca que pinte, que escupa colores, como el arma de Picasso, para que se propague como mancha, como un grito y que no sea un adorno borrándose en el tiempo.