Mientras el alza de combustibles disparó los precios de los productos de la canasta básica y castiga la economía de la clase trabajadora y los sectores populares, sale a la luz quiénes son las beneficiarias: las trasnacionales petroleras.
Jueves 9 de marzo de 2017
British Petroleum (BP) –responsable del derrame de crudo en el Golfo de México en 2010, el peor de la historia– anunció triunfante la apertura de la primera gasolinera en México, que estará en la zona de Satélite, en el Estado de México. Será la primera de un total de 1,500 que se abrirán en un plazo de cinco años.
Se trata de la primera multinacional que operará en el expendio de combustibles en México y el anuncio, irónicamente, se realizó a poco más de una semana de que se cumplan los 79 años de la expropiación petrolera realizada durante la presidencia de Lázaro Cárdenas.
BP se suma a la pequeña elite de empresa beneficiadas con el gasolinazo: Oxxo Gas –del grupo regiomontano FEMSA, que registró ingresos por 7,548 millones de pesos en 2016–, Petro-7 (de la cadena SevenEleven), Full Gas, Gulf e Hidrosina.
El secretario de Energía, Joaquín Coldwell afirmó que la apertura del sector de los combustibles traerá “tres beneficios para el país: el fortalecimiento de la seguridad energética con más capacidad de almacenamiento; un sistema de transporte más eficiente, seguro y competitivo que permita racionalizar los costos de logística hoy altamente distorsionados y la posibilidad de ofrecer al consumidor una amplia gama de opciones”. Miente. ¿Por qué?
¿Quiénes se perjudicaron con el gasolinazo?
El aumento de los precios de los combustibles –y la programada liberalización de los mismos– ya ha repercutido en el alza de tarifas eléctricas, de los precios de los productos de la canasta básica, y en numerosas entidades del país, también del precio del transporte.
Por su parte, los empresarios trasladaron los aumentos de precios de insumos y del combustible a los precios al consumidor, y así los únicos perjudicados resultan la clase trabajadora y los sectores populares, que protagonizaron múltiples protestas en los dos primeros meses del año.
La medida fue justificada torpemente por el gobierno con la aseveración de que el aumento se debe a que los precios están sujetos a las variaciones del dólar porque México es un país importador, cuando se trata de un productor internacional de petróleo.
La realidad es que la reforma energética, impuesta por Peña Nieto con el aval de los partidos del Pacto por México –PRD, PAN y PRI–, es la vía por lo que se avanzó en la entrega de sectores estratégicos como el energético. Y eso lleva a que de productor de hidrocarburos, ahora el país sea importador en beneficio de trasnacionales y multinacionales como BP.
Ante esta situación, es necesario que la movilización obrera y popular se reanude y se profundice contra Peña Nieto, el imperialismo estadounidense y sus planes.