El sábado 23 de enero en el ex Centro Clandestino de Detención “Olimpo” familiares y amigos de Franco Zarate realizaron un mural y acto conmemoratorio.
Natalia Rizzo @rizzotada
Jueves 28 de enero de 2016
Pasado el mediodía se empezó a agrupar la gente en el Olimpo para formar parte de la jornada en memoria del joven asesinado el pasado 23 de enero en manos de Pelagio Ximenez.
Mientras funcionaba una radio abierta y se iban sucediendo una tras otra, muy emotivas palabras de sus familiares y amigos, entrecruzadas con música popular boliviana, los pinceles iban acariciando los muros, llenándolos de color, descubriendo las frases y el rostro de este joven, con el tenor agudo y punzante de un fuerte pedido de justicia por el encarcelamiento del asesino que sigue libre impunemente con encubrimiento de la policía federal y la justicia.
Iba emergiendo de los colores y las formas una nueva “silueta” en esas paredes, en aquel cemento que fue testigo en los años ’70 de los tormentos y la desaparición forzada de los compañeros y compañeras militantes, por parte de los genocidas que forjaron la dictadura militar argentina. Fue apareciendo de a poco, hasta quedar plasmado el rostro de ese pibe que era amigo de todos, de aquel al que no le cabía la injusticia, del chico solidario (como todos lo describen), del que trabajaba e iba estudiar en la UTN, ese joven que admiraba al Che Guevara. De este joven que así como millones de pibes, tenía que laburar para mantenerse y se esforzaba por estudiar para conseguir un trabajo mejor.
Hace ya un año, en el barrio de mataderos, el kiosquero le arrebató la vida a Franco de un disparo en el corazón. Luego de una discusión que tuvieron ambos por los precios excesivos de las bebidas. Mientras Franco ya se estaba retirando comenzó a pegarle y a propiciarle insultos completamente xenófobos, al grito de “boliviano de mierda”. Acto seguido Franco cae tendido al piso.
Su padre y su primo que se encontraban con él, trataron de auxiliarlo, mientras Pelagio Ximénez se presentaba en la comisaría 42, diciendo que actuó en defensa propia por un intento de robo. Franco muere en el hospital Santoiani. Elvis, papá de Franco, y Aldo su primo, son encarcelados por cómplices del supuesto intento de robo. La causa al día de hoy está estancada, el asesino está libre y la justicia no responde.
La perdida Franco marcó el camino de lucha de sus amigos y familiares para exigir justicia, movilizarse, difundir y unificar luchas. Tanto por Franco, como para tantos otros que no se les conoce el rostro, ni sus historias, se gestó una fuerte lucha para acabar con la xenofobia y racismo. Ese racismo y xenofobia que nos divide entre los trabajadores y trabajadores, entre pobres y pobres, esa xenofobia y racismo que los políticos empresariales imponen con leyes, amparan con la justicia y ejecutan con los aparatos represivos del estado. El mismo racismo que en EE.UU mata hermanos afroamericanos, o el que hace que en Europa se abusen de las mujeres refugiadas que huyen de la guerra y la miseria de sus países de África y Asia junto a sus familias.
Pero a este aparato, picadero humano, se le opone resistencia, muchos se levantan para salir a luchar y no claudicar. El ejemplo son los amigos y familiares de Franco, son los jóvenes afroamericanos saliendo a luchar contra el la represión del estado yanqui, los que marchan en Europa contra la islamofobia.
Hoy, en épocas de crisis es cuanto más sale a flote este tipo de políticas racistas y xenófobas. En la Argentina tenemos para ello la ley de código procesal penal aprobada por el kirchnerismo y Macrismo el año pasado, ahora de la mano de “Cambiemos” la policía te puede detener y exigir documentos, un claro ataque a la juventud, los sectores más pobres, a las familias obreras. Como en toda época de crisis económica, cuando se empieza a profundizar se responsabiliza de ésta, y estigmatiza, entre otros, a los inmigrantes, con términos nefastos como que “los inmigrantes vienen, venimos, a invadir el país, a llenar de enfermos sus hospitales, a ocupar terrenos o a llenar de hijos las escuelas”. Los empresarios quieren dividirnos, quieren poner de rodillas a los trabajadores, sin distinción de nacionalidad.
Hoy más que nunca recordamos a Franco, a Marcelina Menecez, Reina Maraz, Ezequiel Zambraba, Luciano Arruga, Ismael Sosa, Juan Cruz Rodriguez, Emanuel Lugones, Wilfredo Quispe, Fernando Sorroche, Juana Quispe, Elías Carvajal, Rodrigo Quipe, Harry Rodriguez, Luis Quispe. . . y tantos otros casos de gatillo fácil y violencia institucional.
Presentes!
Natalia Rizzo
Artista Visual, nacida en 1980, oriunda de Villa Luro. Es profesora Nacional de Bellas Artes y realizó la Maestría en Artes Electrónicas de la UNTREF. Miembro de Contraimagen y del equipo de diseño e ilustración de Ideas de Izquierda.