A los 90 años murió Luis Posada Carriles, símbolo de la gusanería cubana exiliada en Miami. El ex agente de la CIA y responsable del atentado terrorista contra el vuelo 455 de la compañía Cubana de Aviación -que se cobró la vida de 73 personas- murió bajo la protección del imperialismo.
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Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Viernes 1ro de junio de 2018
El 6 de octubre de 1976, a las 17:24, el vuelo CU-455 de Cubana de Aviación que hacía el trayecto de Guyana a La Habana, explotó en el aire, cobrándose la vida de 73 personas.
Las 73 personas a bordo murieron (48 pasajeros y 25 miembros de la tripulación). Todo el equipo de esgrima juvenil de Cuba pereció en aquel vuelo. Los ex agentes de la inteligencia venezolana Freddy Lugo y Hernán Ricardo Lozano, arrestados en Trinidad y Tobago señalaron a un cubano, que trabajó para la CIA, Luis Posada Carriles como el máximo responsable. Juzgado en Venezuela Posada Carriles huyó de la prisión de San Juan de los Morros poco antes de que se dictara una sentencia en el juicio.
Los gusanos y la revolución cubana
La victoria de la Revolución Cubana en enero de 1959 llevó a Carriles a militar activamente en las filas de la contrarrevolución. Como tal fue miembro de la Operación 40, como instructor en Guatemala, cuya misión era servir de fuerza logística a los invasores contrarrevolucionarios, que en 1961 desembarcaron en Bahía Cochinos.
La invasión de Playa Girón fracasó por la extraordinaria movilización revolucionaria de obreros y campesinos cubanos organizados en milicias armadas.
Como consecuencia de Bahía de los Cochinos se coronó el proceso revolucionario en Cuba que fue superando sus objetivos inicialmente democráticos para dar lugar a la expropiación de la burguesía y los terratenientes y protagonizar la primera revolución socialista triunfante de América Latina y el Caribe.
Posada Carriles, como parte de las fuerzas lanzadas por el imperialismo contra la Revolución, obligó a su radicalización, dando lugar a lo que Ernesto Che Guevara definió como una “revolución de contragolpe”.
Ante la hostilidad del imperialismo, el gobierno cubano se fue recostando cada vez más sobre el apoyo de la desaparecida URSS y, bajo su influencia, terminó por establecer un Estado Obrero deformado, bajo el control de una burocracia bonapartista que impidió el libre ejercicio del poder de las masas obreras y campesinas autodeterminadas, confinando la revolución al territorio de la isla.
La expropiación de la burguesía y los terratenientes y la expulsión del imperialismo y sus empresas, permitieron a Cuba conquistar la independencia nacional y resolver los problemas de salud, educación, alimentación y vivienda del pueblo cubano.
En una reunión secreta en la Casa Blanca, con el presidente John F. Kennedy, el senador, William Fulbright planteaba: “La verdadera pregunta es si Castro puede tener éxito en proveer una mejor vida al pueblo cubano; si puede hacer de Cuba un pequeño paraíso y si puede hacer un mejor trabajo en Cuba del que Estados Unidos y sus amigos pueden hacer en cualquier otro sitio de América Latina”.
Cuba fue entonces un faro que irradió la idea de la revolución socialista en América Latina y que, poco a poco, en gran medida por la lenta imposición del bonapartismo burocrático, se fue extinguiendo.
Un "killer" del imperialismo
Luis Posada Carriles, fue agente de la CIA entre 1967 y 1974, además director de contrainteligencia de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) de Venezuela.
Fue un furibundo anticomunista y defensor de la restauración de la vieja oligarquía terrateniente y capitalista en Cuba. Como agente de la CIA trabajó junto a grupos terroristas de ultraderecha que atentaban contra militantes de la resistencia chilena a Pinochet.
Fue miembro de la Fundación Nacional Cubano-Americana (National Cuban-American Foundation, CANF) de Jorge Mas Canosa, quien financió los atentados en La Habana de 1997 de Posada Carriles. También de la Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU) que, entre 1976 y 1977, llevó a cabo 25 acciones terroristas, entre ellos el atentado de Cubana de Aviación, en Cuba y gran parte de América Latina.
Posada Carriles proveía de armas a los "contras" nicaragüenses que en los años ’80, con apoyo de la CIA, combatían contra la revolución sandinista en Nicaragua. Fue además el planificador de varios atentados contra la vida de Fidel Castro que terminaron frustrados.
Luis Posada Carriles simboliza el carácter cipayo de la burguesía cubana y sus agentes en el exilio, que bien merecidamente se ganó el mote de "gusanos" por arrastrarse servilmente frente al imperialismo. La revolución cubana permitió revelar carácter antinacional del conjunto de las burguesías latinoamericanas a quienes el Che Guevara calificó como "furgones de cola del imperialismo".
La protección que EE.UU. ofreció al contrarrevolucionario cubano, desnuda la hipocresía del discurso imperial que mientras predica la "guerra antiterrorista" y la defensa de la democracia, apela a lo peor del terrorismo ultraderechista contra la revolución cubana y los movimientos militantes de obreros y campesinos en América Latina. Posada Carriles fue el complemento terrorista de una política cuya acción más criminal ha sido el bloqueo que lleva más de 50 años contra Cuba.
Paradójicamente, los avances de la restauración capitalista en Cuba orientados por la burocracia gobernante han debilitado las conquistas de la revolución de 1959 por las que tan valiente y resueltamente lucharon obreros y campesinos cubanos. De ellos será la última palabra.
Posada Carriles murió impune en Miami. Y su nombre solo sobrevivirá en los libros de historia como símbolo de la infamia.
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Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.