En el marco de emergencia que se expresa en todo el sector cultural y que venimos expresando en diferentes notas y materiales, entrevistamos de manera anónima a despedidas del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que dirige Victoria Noorthoorn.
Martes 28 de julio de 2020 18:19
A través de un comunicado de ATACA (Asociación de Trabajadores Autoconvocades de la República Argentina), y a su vez a través de la ATM (Asociación de Trabajadores de Museos), se hizo pública la noticia de una serie de despidos en el sector cultural que refieren a empleados estatales en diferentes modalidades. Entre ellos nombra nueve despidos del MAMBA (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires), que se sucedieron en el mes de junio. Museo que actualmente es conocido bajo el sello de Museo Moderno.
Ustedes fueron despedidas, por favor cuéntennos: ¿Cómo fue que recibieron esta noticia, bajo qué modalidad estaban empleadas y en qué áreas trabajaban vos y las otras ocho personas (que tengo entendido que son todas mujeres)?
El 1 de junio nos convocaron individualmente a una reunión por zoom con el representante de recursos humanos del museo. Allí nos notificaron que los contratos artísticos (aún sin firmar) prometidos hasta diciembre, finalizarían en junio y que a partir de esa día cesaban nuestras actividades en el museo.
Nos informaron que nos pagarían lo trabajado hasta el momento y el motivo del despido, no era por nuestro desempeño, sino por un recorte presupuestario desde el Gobierno de la Ciudad.
La mayoría nos encontrábamos haciendo nuestras actividades laborales adaptadas a la modalidad virtual, otras participando de los voluntariados del GCBA y algunas no podían desarrollar sus tareas, porque sus tareas no se podían hacer en modo remoto (caso guardias de sala).
Las nueve empleadas, todas mujeres, nos desempeñabamos como educadoras, guardias de sala, personal de eventos y producción.
¿Qué sintieron en ese momento? ¿Cómo les afectó la noticia?
La noticia fue muy desconcertante, porque si bien no nos estaban pagando el sueldo, y no habíamos firmado contrato aún. Todos nuestros compañeros decían que estas situaciones eran regulares dentro de la institución y que se solucionaría en cuanto ingrese el presupuesto al museo. Al mismo tiempo Victoria Noorthoorn (directora del museo) confirmó en varias reuniones por zoom con todo el personal del museo, que puestos de trabajo estaban garantizados (la última el 30 de abril).
Nos sentimos desamparadas y muy angustiadas. No solo por haber confiado en la estabilidad prometida, sino también porque quedarse sin trabajo en este contexto de total incertidumbre complica aún más nuestras situaciones económicas y nuestra futura re-inserción profesional.
¿Cuál fue la respuesta de las autoridades de la institución?
Dicen que es responsabilidad del Gobierno de la Ciudad, que ellos no pueden hacer nada. Que recortaron un 30% porque se derivó presupuesto a Ministerio de Salud. Que tuvieron que luchar para que nos paguen lo que nos debían. Recién firmamos unos contratos fantasma (porque corresponden a los meses de junio, julio y agosto y con cargos que no son los que desempeñamos en la institución) el 30 de junio y nos están pagando los sueldos adeudados (desde enero/febrero) en tres cuotas (julio/agosto/septiembre).
¿Cuál fue la respuesta del sindicato?
Nos contactamos con ATE cultura de la Ciudad, y nos dieron todo su apoyo. El abogado nos informó que lamentablemente desde lo legal no podíamos hacer reclamos ya que este tipo de contratación no se considera como “relación de dependencia laboral” por lo que no entraban bajo el decreto nacional de prohibición de despidos.
Dada la situación de aislamiento social obligatorio, ¿Pudieron contactarse con el resto de les trabajadores del museo? ¿Cuántos son en total y cuántos están hoy al tanto de la situación?
Recibimos mensajes de apoyo de nuestros compañeros más cercanos únicamente. Dentro del museo prácticamente no hay organización sindical.
Hay más de 100 empleados (no sabemos cuántos). La gran mayoría tiene contratos artísticos (incluidos empleados que trabajan hace más de cuatro años) y Loys. Todos estos contratos son monotributistas y no incluyen ni obra social ni aportes.
¿Cómo creen que afecta la pandemia y la precarización laboral en el ámbito artístico y cultural?
Explotación y sobreadaptación. La precarización es histórica, porque se le adjudica a la cultura una entidad de hobby, que implica que sea un plus para lxs trabajadorxs “trabajar de lo que te gusta”. Además hay pocos puestos de trabajo estables con sueldos decentes en este campo, por lo que un trabajo con contrato anual, por más paupérrimo que sea el contrato es codiciado.Tanto en nación como en el gobierno de la ciudad muchas personas terminan trabajar en condiciones precarias e injustas con tal de ganar experiencia o crecer profesionalmente.
¿Cómo ves las políticas oficiales para el sector, y qué medidas pensás que debería tomar el estado?
Necesitamos políticas que regulen y generen puestos de trabajo con mejores condiciones de contratación.
Al igual que en educación, la cultura en nuestro país es mucho menos valorada que otras áreas. En comparación los sueldos son mucho más bajos. A fin de cuentas el estado es el principal precarizador de sus trabajadores.
¿Qué iniciativas podemos tomar los artistas y trabajadores de la cultura ante esta situación?
Unirnos y organizarnos. Visibilizar estas situaciones. Nosotras recibimos mucho apoyo de ATACA, ATM y ATE CULTURA.
Ser conscientes que no siempre la imagen de las instituciones hacia los públicos es igual de humana que el trato que tienen con el personal que las sostiene desde abajo.