Cada día son más las personas que en las calles exigen una asamblea constituyente para realizar una nueva constitución. Es dentro de este escenario que la Iglesia Católica afirma que es necesaria una nueva constitución pero con la condición de que no se legalice el aborto.
Viernes 8 de noviembre de 2019
“Si no se hacen cambios profundos, estaremos hablando de maquillaje y volveremos a repetir la misma historia y el estallido va a ser igual de fuerte o mayor. La sociedad y los que están sufriendo están muy alertas, y no van a tolerar algo que no se sostiene”. Con estas declaraciones el administrador apostólico de Santiago, Celestino Aós, rompe el silencio de la derecha dentro del contexto de rebelión a nivel nacional. Sin embargo, mantiene la impronta clásica de la iglesia al oponerse al aborto.
“Me cuesta entender que si la Constitución comienza diciendo que todas las personas tienen derecho a vivir, se legalice la muerte en un aborto. Me parecen importantes también las libertades de expresión y de culto. Tenemos derecho a que se respete nuestra expresión de fe y a que se respeten nuestros símbolos. La Constitución lo dice y lo debería decir una eventual próxima Constitución”.
Sin lugar a dudas, la situación del aborto en Chile es una situación insostenible. Son cientos de mujeres las que deben abortar clandestinamente justamente por estos “fenómenos estructurales” que impiden el acceso a educación sexual integral, acceso y desarrollo de diversos métodos anticonceptivos, fenómeno que lo único que hace es poner en riesgo la vida y la salud de cada una de estas mujeres.
Lo estructural definitivamente es que el aborto es una realidad. El problema es si vamos a dejar que más mujeres sigan muriendo, arriesgando su vida por un derecho que en Chile aún no es del todo reconocido. La iglesia debe sacar sus narices de la sexualidad del conjunto de las personas y de los asuntos del Estado.
La inclusión del aborto legal, libre, seguro y gratuito en una asamblea constituyente, libre y soberana es una tarea a la orden del día.