Fue un impulsor de la educación pública y de la Universidad Nacional de México, que al obtener su autonomía se convertiría en la UNAM; como Secretario de Educación impulsó la investigación de los pueblos originarios mexicanos y la creación del Museo Nacional de Antropología e Historia.
Martes 26 de enero de 2021
Justo Sierra Méndez nació el 26 de enero de 1848. Fue uno de los actores políticos y culturales más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX, fundador de la Universidad Nacional de México (que después de ganar su autonomía se convertiría en la UNAM). Sus ideas positivistas permearon en el porfiriato en rubros como la educación y cultura.
Justo nació en un ambiente convulso en la Península de Yucatán, hijo del historiador Justo Sierra O’Reilly y de Concepción Méndez Echazarreta, hija del tres veces gobernador de Yucatán, Santiago Méndez Ibarra. Realizó sus primeros estudios en la ciudad de Mérida y después en la Ciudad México, en el Colegio de San Ildefonso, de donde se graduó como abogado en 1861.
Sierra en su libro “Juárez, su obra y su tiempo” muestra su admiración por el presidente a quien denomina "símbolo de grandeza y autenticidad del pueblo mexicano" y se destacó en sus inicios por su actividad periodística. En 1880, el abogado es elegido Diputado del Congreso Nacional dando inicio a su vida política donde destaca una reforma para que la educación primaria fuera pública y oficial, y la propuesta para crear la Universidad Nacional de México, proyecto que se realizaría hasta 1910.
Justo Sierra fue el ideólogo del gobierno de Porfirio Díaz; impulsó con los llamados “Científicos”, una educación positivista y fue nombrado titular de la Secretaría de Educación Pública y Bellas Artes. En la SEP promovió el estudio de las grandes culturas indígenas mexicanas y creó el Museo Nacional de Antropología e Historia y el Museo de Historia Natural.
En 1910 inaugura la Universidad Nacional de México, más tarde Universidad Nacional Autónoma de México, que fue conformada por las escuelas; Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingeniería, de Bellas Artes y de Altos Estudios en su discurso destacó la historia de la institución que se remonta hasta el siglo XVI.
Sin embargo, los llamados “científicos” bajo un discurso que exaltaba el conocimiento de las ciencias, justificaban todos los actos represivos y de despojo contra el pueblo y a favor de los terratenientes y de los empresarios del siglo XIX.
Como plantea este artículo, "liderados por el “francés” y líder de los aristócratas José Yves Limantour, Rosendo Pineda, Justo Sierra, los Creel, los Bulnes, los Zamacona, los Pombo, los Corral, entre otros, hacían ideología para justificar las brutales acciones de Porfirio Díaz. Eran particularmente afectos al tráfico de influencias y “científicamente” enriquecidos con los generosos premios que les otorgaban el porfiriato por sus servicios."
Cuando se inicia la Revolución Mexicana, Justo Sierra es bien recibido por los universitarios, especialmente por aquellos que integraron el llamado “Ateneo de la Juventud”, que serían los nuevos intelectuales de México, entre ellos: José Vasconcelos, Antonio Caso, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Martín Luis Guzmán e Isidro Fabela, algunos de los cuales siguieron las ideas del Maestro de América.
Sierra apoyó al Presidente Francisco I. Madero, que lo nombró Ministro ante el gobierno de España. Murió en Madrid el 13 de septiembre de 1912 dejando su impronta en la educación en México. Sus Obras Completas fueron publicadas por la UNAM en 1948 y reeditadas en 1977; se trata de 15 tomos dirigidos por el escritor mexicano Agustín Ibáñez. En la colección se publicaron obras, ensayos críticos, artículos periodísticos, biografías, novelas, cuentos, poesías y entre otros escritos.