Intervención de Giacomo Turci de la Frazione Internazionalista Rivoluzionaria (FIR) en el acto internacionalista de los grupos de la FT en Francia.
Viernes 19 de julio de 2019
Compañeros y compañeras, estamos viviendo en una época en la que Italia no sólo es la primera trinchera de los flujos migratorios mediterráneos, sino también la primera trinchera del ascenso del populismo de derecha en el poder al interior de la Unión Europea.
Se puede decir que, para el populismo internacional de derecha, el gobierno de la Liga y el Movimieto Cinco Estrellas es un ejemplo a seguir.
Este gobierno se presentó como un gobierno de cambio, un gobierno que defendería los intereses del pueblo y de la nación contra las élites de la Unión Europea. La realidad es que este gobierno no ha cambiado las leyes antiobreras - la Ley de Empleo promovida por el Partido Democrático de Matteo Renzi, no ha cambiado las políticas contra los pensionistas promovidas por el gobierno técnico de Mario Monti, no ha cambiado la política de represión contra las luchas sociales, contra los trabajadores, contra los inmigrantes.
Ha cambiado para peor los medios de comunicación y el ataque político contra las mujeres, y contra cualquiera que no quiera adaptarse al llamado modelo natural de la familia patriarcal tradicional, y con este cambio ya puede contar con la amistad silenciosa del Papa “revolucionario” Francisco, que no tiene nada que decir al respecto.
Otra cosa que no ha cambiado con este populismo de derecha en el poder en Italia son los recortes, las políticas neoliberales que se llevaron a cabo por los viejos partidos: también este año, con la nueva maniobra financiera, habrá 7.600 millones de euros de recortes en la educación pública y la salud pública, como en los gobiernos del Partido Demócrata.
El terreno en el que esperábamos un gran cambio, siguiendo la retórica de Salvini, era una ruptura con la Unión Europea. Pero Salvini pasó inmediatamente de "romper con el euro, tal vez romper con la Unión Europea" a "reformar esta Unión Europea". El ministro euroescéptico que iba a ser nombrado Ministro de Economía fue dejado de lado para no romper la diplomacia y la paz con las demás potencias imperialistas de la Unión Europea. Ni siquiera la política fiscal está cambiando para mejor, y sigue los criterios de los diktats de la Troika: Salvini tiene su prioridad no en la solución de los problemas de los trabajadores, sino en la reducción de los impuestos a los capitalistas, como habían hecho los anteriores gobiernos de centro-derecha y centro-izquierda.
Desde Italia 🇮🇹 Giacomo Turci de la FIR: “transformar esta Unión Europea que es una fortaleza dominada por los banqueros en una Europa de los trabajadores abierta a todos los inmigrantes” pic.twitter.com/BpGUAAoYHc
— IzquierdaDiario.es (@iDiarioES) 6 de julio de 2019
Su última medida es la de una maniobra financiera correctiva, para no romper las restricciones presupuestarias que impone la Unión Europea. ¿Qué es la ruptura del populismo de derechas con la Unión Europea si no se rompe en ningún terreno? No hay ruptura, no hay cambio por parte del populismo de derecha: no hay cambio en la política económica con respecto a los gobiernos neoliberales, con respecto a la gran era de los gobiernos de centro-derecha y centro-izquierda.
Este populismo en los medios de comunicación vive de los ataques a los inmigrantes, a los sectores más débiles del pueblo trabajador, junto con al ataque a las mujeres, el intento de dividir a las masas oprimidas y explotadas en ciudadanos de primera, segunda y tercera.
Esta es la característica más típica de este populismo de derecha.
Episodios el del barco Sea Watch 3 de la capitana Carola Rackete no cambian la lógica, no son más que pequeños relatos de la política general de regulación de los flujos migratorios que se lleva a cabo a través de alambre de espinas, campos de concentración, detención de inmigrantes también en Europa, la clandestinidad, el bombardeo de los centros de detención en Libia -como ha sucedido recientemente-, la antigua colonia italiana.
Esta política común, en la que no hay ruptura entre el populismo de derecha y los partidos del establishment europeo, va acompañada de la retórica de una Italia pobre, de una Italia abandonada por esta Europa que no quiere asumir sus responsabilidades. Contra esta retórica de los intereses de la pobre nación italiana, cuando en realidad se trata de una gran potencia imperialista, la clase obrera, los inmigrantes, las mujeres y los estudiantes deben hacerse cargo de un antirracismo que no tenga las mismas posiciones que la burguesía democrática y liberal que se jacta de defender la paz europea; no puede ser el falso antirracismo de la gestión responsable de los flujos migratorios.
La gestión de los flujos migratorios es la gestión de la sobreexplotación de la mano de obra que llega de Asia y África a Europa para sobrevivir a la guerra, al desempleo masivo. Lo que necesitamos es vincular el antirracismo a una práctica vinculada a la lucha de clases, a una práctica centrada en la clase obrera, independientemente de su nación. Un antirracismo que ponga en juego la fuerza de las masas explotadas, uniéndolas contra este intento de dividirlas en estas líneas de sexo y raza.
La manera de poner fin al infierno de los migrantes que intentan llegar a la Europa-fortaleza es poner en marcha una gran movilización popular que represente a millones, decenas de millones de personas con una orientación anticapitalista...
Lo que necesitamos es movilizarnos masivamente en toda Europa para rechazar los ataques de la troika, para rechazar este ascenso del populismo de derecha, para hacer que estos gobiernos caigan por la movilización de los trabajadores y la movilización popular, sin esperar a que caigan por un cambio en los mercados financieros.
El objetivo de los trabajadores europeos, al igual que los trabajadores migrantes, es transformar esta Unión Europea para que deje de ser una prisión y una fortaleza y pueda converitrse en un continente que sea un puerto abierto y seguro para todos aquellos que quieran vivir allí.
Pero la Unión Europea dominada por banqueros e industriales, que responden a sus intereses y solo a la maximización de la ganancia, nunca será la Europa que queremos.
Sólo una Europa socialista de los trabajadores, en la que los trabajadores estén al mando, dominada por una una verdadera democracia de obrera y popular de masas, será una Europa abierta a los inmigrantes y en la que el populismo de derechas no tendrá cabida.
*Intervención en el acto internacionalista realizado por los grupos de la FT Europa en la II Universidad de Verano internacionalista entre el 4 y el 7 de julio en el sur de Francia.
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