Esta entrevista fue realizada el 4 de julio de 2015, a pesar de ser enviada a otro medio, no ha sido publicada hasta ahora.
Izquierda Diario publica esta entrevista exclusiva realizada por Érika Paz
Érika Paz @paz_eri
Jueves 13 de agosto de 2015
"Estábamos en un caso de violaciones a niños que fueron grabadas, de niños y niñas de entre 6 y 10 años en comunidades de Guerrero", señala la coordinadora de la Policía Comunitaria en Olinalá, Guerrero.
Nestora Salgado García había regresado para quedarse en su pueblo -Olinalá, municipio ubicado en la región Montaña del estado de Guerrero- luego de haber partido hacia Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida para ella y sus tres hijas. Entonces tenía 18 años de edad.
Sin papeles llegó hasta la frontera norte, donde su paso fue interceptado por autoridades de migración. Nestora, que nunca antes había estado fuera de Olinalá, se encontró extraviada en la ciudad de Tijuana hasta que finalmente halló la manera de llegar a San Diego. En el camino perdió a su esposo, a quien solo encontraría semanas después en tierra extranjera.
“Yo no tenía a nadie en Estados Unidos, ningún familiar mío. Estaba sola pero un amigo de la comunidad de Olinalá y compañero de la escuela me dio hospedaje y alimentación. Cuando yo ya gané dinero para pagarle la renta y lo que me había dado de comida, él no quiso aceptarme el dinero. Me dijo que yo tendría que devolver ese favor a alguien más que necesitara de mi ayuda”, narra la coordinadora de la CRAC-PC, desde la Torre Médica del Centro Femenil de Readaptación Social (Cefereso), de Tepepan, en el Distrito Federal.
Mira hacia el piso y recuerda las vicisitudes que pasó en un país donde no conocía el idioma, “cuando no hablas inglés, no tienes papeles. Me quedaba esperando horas hasta encontrar a alguien que hablara español para poder entrar a algún lugar y encontrar trabajo. Eso fue lo más difícil”.
Fueron días muy duros, con tan solo 18 años Nestora no tenía dinero para darle de comer a sus tres hijas, pero finalmente se abrió paso. “Allá pude trabajar, me pude comprar mi primer coche por 500 dólares. Conseguí la ciudadanía estadounidense y pude darle educación a mis niñas, lo que muy probablemente en México no hubiera sido posible, pero logramos salir adelante”, afirma con una sonrisa y regresa la mirada a la que escribe, en señal de que ese tiempo maltrecho quedó atrás.
El padre de Nestora tenía tierra para cultivo, pero la familia carecía de los recursos para hacerla producir. “No había dinero para sembrarla, no había oportunidad, ¿cómo íbamos a trabajar la tierra?”.
Años después, en su primer regreso a Olinalá, fue recibida con mucha exaltación por la comunidad, “cuando me invitaban a sus casas me ofrecían la mejor silla y las familias sin tener qué comer, me invitaban lo mejor que preparaban, pero yo seguía siendo la misma, no tenía que sentarme en la mejor silla y si ellos se sentaban el suelo, yo también lo hacía… Al regresar vi la necesidad de mi pueblo, de la gente”.
Decidió que esta vez su retorno a Estados Unidos sería para trabajar más, hacerse de más recursos y finalmente volver a Olinalá para quedarse. “Si yo podía hacer algo para no permitir injusticias y ayudar en algo, lo iba a hacer”.
Yo no merezco cárcel: Nestora Salgado
Son las 11 de la mañana del sábado 4 de julio, me encuentro con ella en su habitación, la A3, de la Torre Médica del Cefereso de Tepepan. Nestora lanza la primera pregunta, “¿cómo está todo allá fuera? Escuché por el radio que Mireles va a salir muy pronto”. Le pregunto sobre la diferencia entre su caso y el de otros presos políticos en México. “Es una pena la justicia mexicana”, afirma tajante la coordinadora de la Policía Comunitaria de Olinalá.
El 21 de agosto de 2013, en la gasolinería ubicada en la carretera de salida de Olinalá, a las 16:00 horas, Nestora fue detenida mediante un fuerte operativo policíaco en el que intervino el Ejército, la Marina y las policías Federal, estatal y municipal. Inmediatamente después fue trasladada al reclusorio de máxima seguridad, el Cefereso No. 4 en Tepic, Nayarit, a más de 900 kilómetros de distancia de Olinalá.
“Las autoridades detienen a la gente sin presentar las pruebas en contra, a cada ciudadano le corresponde por sí mismo comprobar su inocencia estando ya en la cárcel. Como en mi caso, que fui detenida por el Ejército y la Marina, y en la puesta en disposición aparece que sólo fue un policía ministerial el que me detuvo. Y fui trasladada enseguida a Tepic”.
La puesta en disposición únicamente fue firmada por un policía ministerial, sin especificar las circunstancias, ni el lugar, ni la hora de la detención. Asimismo, desde las 10 de la mañana de ese 21 de agosto de 2013, el entonces secretario de Seguridad Pública de Guerrero, Sergio Javier Lara Montellano, había solicitado al comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, Juan Ignacio Hernández Mora –dependiente del Comisionado Nacional de Seguridad y adscrito a la Secretaría de Gobernación– la admisión de Nestora Salgado en el Cefereso número 4, en Nayarit, tal como señaló vía telefónica Sandino Rivero Espinosa, abogado de Salgado García.
“Yo podía pagar un abogado, pero no me lo permitieron, me pusieron un abogado de oficio, para que firmara unos papeles. Cuando supe que me trasladarían al penal pensaba –durante el trayecto– que estaría con otras reclusas, que podría ver a mi familia, pero no, me dejaron en una celda en aislamiento”, por más de 17 meses y totalmente incomunicada durante las primeras semanas.
El ejercicio de seguridad, normatividad y reeducación que ejerce la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitaria–Policía Comunitaria (CRAC-PC) está fundamentado y respaldado en la Ley 701 de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guerrero, la cual garantiza “el ejercicio de sus formas específicas de organización comunitaria, de gobierno y administración de justicia”, según dicta la propia legislación.
Sin embargo, Nestora Salgado fue detenida por desempeñarse como Coordinadora de la CRAC-PC, bajo los cargos de delincuencia organizada y secuestro. No obstante, el abogado de oficio que se le asignó –luego de que se le negara la defensa legal privada– no apeló la acusación, ni solicitó los amparos correspondientes bajo la Ley 701, durante el plazo de los primeros 15 días.
De haberlo hecho, el Juzgado Federal habría estado obligado a absolverla de todo cargo, ya que no es equiparable la actividad de seguridad con el delito de delincuencia organizada, señaló Sandino Rivero.
Nestora Salgado enfrenta tres causas penales por el delito de secuestro agravado. El primero contra cinco personas, el segundo contra 43 y el tercero contra seis. En conjunto son 54 personas las que la inculpan, sin embargo la gran mayoría le resultan totalmente desconocidas.
Es preciso subrayar que, durante los 23 meses de prisión, las 54 personas han sido citadas para ratificar su denuncia en sólo dos ocasiones. En ambas fechas nadie, “absolutamente nadie”, se ha presentado a declarar. El siguiente citatorio está agendado para la tercera semana de agosto, cuando se cumplen dos años de la aprehensión de la coordinadora de la Policía Comunitaria.
Una vez que se declinó de la acusación federal por delincuencia organizada, la parte acusadora inició un juicio de amparo, el cual fue declarado improcedente. Posteriormente, interpuso como último paso el recurso de revisión que se encuentra actualmente en el Tribunal Colegiado, con sede en Acapulco.
Parte 2
En febrero de 2014, la familia de Nestora contrató a la firma de abogados Robles Gómez Mont; sin embargo, transcurrieron cinco meses para que la defensa legal se pudiera reunir con Salgado García. En abril de 2014, le fueron retirados los cargos de fuero federal en su contra, la entonces defensa interpuso dos incidentes de libertad por sobreseimiento respecto a la acusación federal por el delito de secuestro sobre los procesos del orden común, los cuales fueron declarados improcedentes.
Sus actuales abogados, Leonel Rivero Rodríguez y Sandino Rivero Espinosa apelaron uno de los incidentes de libertad en febrero de este año, sin que hasta el momento haya sido remitido a la Sala Penal con sede en Chilpancingo, Guerrero, por barreras administrativas.
Luego de una batalla de más de un año, en enero de 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió Medidas Cautelares a favor de Nestora Salgado, entre otras cosas, por encontrarse en riesgo su salud al no recibir atención y tratamiento médicos adecuados para “las neruropatías severas en sus manos, pies y espalda”, consecuencia de un accidente atomovilístico sufrido en 2002, las cuales no fueron respetadas.
A tales violaciones al debido proceso se suman otras violaciones a sus derechos humanos. Nestora ha sido víctima de maltratos y vejaciones, entre los que se encuentra el hecho de mantenerla confinada en solitario, ser sometida a diferentes evaluaciones médicas sin derecho a atención por parte de galenos especializados y de confianza ante el deterioro de su salud.
Asimismo no fue provista de medicamentos para el dolor, ni de los fármacos y dieta para la colitis nerviosa desencadenada por la privación de su libertad; situación por la que el 5 de mayo fue orillada a iniciar una huelga de hambre (por 31 días). Esta medida extrema le valió ser trasladada el 29 de mayo a la Torre Médica del penal de Tepepan, en el mismo piso y a un lado de la habitación de la ex lideresa sindical, Elba Esther Gordillo.
“Durante el tiempo que estuve en aislamiento (en Tepic) no me miré en un espejo. Me bloquearon el correo (postal), yo le escribía cada semana a mi familia, nunca llegaron mis cartas. Tampoco recibí las suyas. Cuando se escuchaba un ruido o alguna reclusa gritaba, las celadoras nos golpeaban las puertas y nos obligaban a colocar ambas manos por fuera de la ventana de la puerta. No podíamos movernos de esa posición hasta que nos lo indicaran, había veces en que era tanto el tiempo que nos dejaban en esa posición, que desfallecía por momentos”.
Desde entonces, describe, cualquier ruido le provoca sobresaltos, transpira, “siento temor, tengo insomnio y cuando logro dormir, pesadillas en las que me persiguen”. Después de meses de estar confinada en solitario, en febrero fue trasladada a población en una celda junto con otras siete mujeres, gracias a las Medidas Cautelares emitidas por la CIDH.
Sin poder defenderse en libertad, “ahora temo cuando la directora (del penal de Tepepan) me dice las posibilidades de que me bajen a población o de que me trasladen a Santa Martha Acatitla. En Tepic escuché muchas historias de violencia, de reclusas que sienten orgullo por ser parte del narco o de grupos del crimen organizado. Cuando yo lo que hice fue combatir la delincuencia, los robos, las violaciones. Yo no merezco prisión”, afirma con sus grandes ojos humedecidos, mientras pasa su mano izquierda por su antebrazo derecho de arriba abajo.
Cabe recordar que desde hace más de 10 años la CIDH ha catalogado a la prisión preventiva como “arbitraria e ilegal”, un “problema crónico” en diferentes países de América Latina, incluido México. Además de ello, refleja “la disfuncionalidad del sistema de justicia penal que es a su vez causa de otros problemas como el hacinamiento y la falta de separación entre procesados y condenados”, según afirma la CIDH en su Informe sobre el uso de la prisión preventiva en las Américas.
En Tepepan actualmente mantienen a Nestora bajo una estricta dieta: desayuna a las 10 de la mañana (cahitos de pechuga, té y pan), almuerza a las 2 (pollo, verduras y arroz hervidos) y merienda a las 5 de la tarde (un mollete y té). Todos los días atraviesa por un ayuno de 17 horas. A sus familiares no les permiten introducir ningún tipo de alimento o bebida; sin embargo, en las dos ocasiones que la ha visitado el gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, sí la dejaron comer “carne asada, antojitos de la entidad y salsa, no me hizo daño”, expresa.
“Todo el tiempo tengo hambre, siento dolor en el pecho, a las otras reclusas de este piso sí les permiten tener alimentos en sus habitaciones, pueden salir al pasillo a caminar, a mí no me lo permiten, lo más que puedo hacer es asomarme a la puerta para ver salir a mis hijas cuando se van”, revela en medio del llanto. Enjuaga sus lágrimas con sus manos, las seca en su bata azul de hospital, se repone y continuamos con la entrevista.
Parte 3
1.1.1 Nestora Salgado descubrió una red de trata y pornografía infantil en Guerrero
¿Porqué decide Nestora Salgado incorporarse a la policía comunitaria?
“Porque es necesario garantizar la seguridad. No todos se deciden a hacerlo. Pero a la policía (municipal, estatal), al gobierno, no le interesa que la gente esté bien. Si hay una balacera, por ejemplo, no arriesgan su vida. Yo sí arriesgo mi vida por cuidar a mi familia. El pueblo sí se interesa por dar seguridad.
¿A qué casos dabas seguimiento al momento de tu detención?
Vínculos del crimen organizado con las autoridades municipales. Estábamos en un caso de violaciones a niños que fueron grabadas, de niños y niñas de entre 6 y 10 años en comunidades de Guerrero.
De los ojos de Nestora brotan lágrimas por un instante y menciona: Yo le dije a las mujeres, a las madres que no podíamos permitir que hicieran eso a nuestros hijos, que teníamos que unirnos.
Descubrí los eslabones de la cadena y toda la culpa se dirigía hacia el (entonces) presidente municipal, Eusebio González Rodríguez (de afiliación priísta quien buscó una diputación por el distrito 27 de Tlapa, Guerrero). Gracias a Dios no me mataron, pero lo que quisieron hacer con Nestora fue enterrarla.
Nestora señala que los teléfonos celulares con los que fueron videograbados los abusos sexuales a niñas y niños, fueron entregados a elementos del Ejército, cuyos nombres y apodos prefiere omitir por miedo a represalias en contra de su familia. Sin embargo, de su labor como coordinadora de la Policía Comunitaria, Nestora “no cambiaría nada. Estoy segura que lo que hice fue bueno, fue denunciar la delincuencia, a profesores que dejaban embarazadas a niñas, las violaciones sexuales a mujeres, a niñas a niños”.
¿Qué tuvo qué pasar para que decidiera ejercer la justicia y la seguridad a través de la policía comunitaria?
En mi caso afortunadamente, hasta ese entonces nunca me tocó vivir una situación de violencia o de injusticia. Gracias a Dios mi familia está completa. Pero soy una mujer muy sensible, tengo un corazón muy grande y al ver todo lo que le pasaba a la gente, lo que ocurría en mi pueblo, tanta gente desaparecida, mujeres y niños y niñas violadas, yo no iba a esperar a que me pasara a mí. No hay que esperar a que pasen cosas peores. En ese momento dije: ‘es ahora que puedo’.
Así narra las cosas Nestora quien, en el 2002, perdió la movilidad en piernas y brazos como consecuencia de un accidente automovilístico. “Era una desesperación. Una ve a la gente que está en silla de ruedas, que le falta un brazo o una pierna, que no se puede mover y no nos imaginamos lo difícil que es. A mí me tocó saber lo que se siente, pero gracias a Dios, me recuperé”.
Sin embargo, aún presenta en su cuerpo las secuelas de ese accidente, el dolor en la espalda y extremidades, “ese no se me quita, porque me lastimé las cervicales, pero puedo moverme, puedo hacer, puedo hablar”, señala sentada en una silla de plástico a lado de la cama de hospital resguardada por el dibujo que le hizo su nieto Cristian, a quien crió desde que era un bebé y quien le dice a Nestora mamá. Una joven mujer de 43 años de edad que expresa el amor que siente por sus cuatro nietos.
En el mismo buró de la habitación A3, se encuentran sus libros, platica cómo ha disfrutado leer a Elena Poniatowska y a Laura Esquivel, escritoras mexicanas, entre intelectuales, académicas y activistas sociales, quienes le han ofrecido su respaldo y se han pronunciado por su liberación. Entre la veintena de títulos se encuentra Mujer que sabe latín, de Rosario Castellanos; Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez, y afirma que la serie de libros “Los Hijos de la Tierra”, de Jean M. Auel, la ha mantenido por momentos en otra historia.
¿Crees que haya alguna diferencia entre los otros casos de presos políticos con respecto al tuyo por ser mujer?
No lo sé, yo esperaría que no –medita su respuesta por dos segundos y con decisión continúa…Tenemos un Estado machista que no permite que una mujer alce la voz, pareciera como si las autoridades quisieran dar un escarmiento a las mujeres por no permitir más violencia.
A mí se me a tratado con mucha saña, con una total discriminación por parte de la justicia. El Estado no me perdona que yo diga “quiero justicia para mi gente”. Los hombres han tenido la justicia en sus manos, pero no la han impartido. Yo he pedido el respaldo de las mujeres, porque las mujeres hemos sido históricamente reprimidas y por eso pienso que podemos hacer un cambio.
Mi caso no le ha interesado a los de la política, porque yo no milito en ningún partido, no me interesa. Yo no tengo nexos con ninguna organización o partido o intereses políticos, como Hipólito Mora que fue usado para una diputación (autodefensa de Michoacán quien estuvo encarcelado).
Yo soy la persona que le quiere exigir al gobierno que regrese el campo a los campesinos, porque yo soy ellos. Yo soy Ayotzinapa, porque ellos me apoyaron antes de lo de Iguala. Yo soy Guerrero, esa es mi gente, somos los mismos conflictos, las mismas víctimas.
¿Por qué Nestora Salgado continúa en prisión?
Eso es lo que quiero que me conteste el gobierno, que me dé la razón verdadera. Yo nunca voy a aceptar la razón por la que se me acusa. Porque la CRAC sigue operando, ¿por qué por un lado se siguen inaugurando Casas de Justicia y por otro Nestora está presa?
En espera de su libertad
Originaria de Olinalá, Guerrero, uno de los estados con mayor índice de marginación y pobreza, Nestora sólo pudo cursar hasta el segundo grado de secundaria. A sus 18 años ya era madre de tres niñas, decidió migrar para darles una mejor vida. A su regreso definitivo decidió incorporarse a la CRAC-PC como coordinadora, aun cuando su familia le recomendó no hacerlo por su propia seguridad.
Su decisión recibió el respaldo de su padre, quien falleció en marzo de 2013, cinco meses antes de que fuera encarcelada. “Él me dijo, ‘si yo no estuviera viejo, también estaría contigo procurando seguridad’. Imagínate, con una frase así de una persona con tanta experiencia, con tanto conocimiento, que vio al pueblo siempre pobre, mientras todos los presidentes municipales se enriquecieron, cómo no iba a sentir orgullo de hacer algo por mi gente”, manifiesta Nestora.
Impartió justicia y seguridad, bajo el resguardo de la Ley 701, sin embargo fue encarcelada, el 21 de agosto de 2013. Hasta el día de hoy sigue siendo víctima de violaciones a sus derechos humanos y del deficiente sistema penitenciario en México.