Hoy se realizan las primarias republicanas en Carolina del Sur y los caucus demócratas en Nevada. Trump lidera entre los republicanos y se espera una carrera ajustada entre Clinton y Sanders por el lado demócrata.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Sábado 20 de febrero de 2016
Fotografía: EFE
Las próximas paradas de las primarias en Estados Unidos tienen algo en común. A diferencia de Iowa y New Hampshire, los estados donde se votará los próximos días reflejan las consecuencias de la crisis económica que atraviesa el país desde la recesión de 2008. Sumado a eso, el electorado es “menos blanco”; las comunidades negra y latina juegan un rol importante.
Caucus demócrata en Nevada: ¿parejo?
En Nevada, donde se reunirán los caucus demócratas el sábado y los republicanos votarán el martes, es uno de los estados cuya economía todavía se mantiene planchada.
El estado fue uno de los centros de la burbuja inmobiliaria. De 2006 a 2010, el desempleo trepó de casi el 4 % al 13,7 %. Solo en el sector de la construcción, se destruyeron 100 mil puestos de trabajo. Y aunque el desempleo bajó (6,4 %) la tasa sigue superando la media nacional.
Tanto Clinton como Sanders se juegan al voto latino. Hillary apuesta a la promesa de que un electorado más “diverso” le de la victoria que necesita. Se espera que el 30 % de los participantes de los caucus sean negros y latinos, pero por el momento las encuestas muestran una carrera ajustada.
Los problemas de Clinton. Una porción importante no sabe que hay otro candidato. Esto es un problema, no solo para Sanders sino también para la ex secretaria de Estado, cuya campaña teme que al desconocer la competencia interna haya menor participación y termine jugándole en contra (algunos dicen que la campaña prepara a sus voluntarios para un triunfo ajustado y otros incluso para una derrota). Además, el principal sindicato de empleados gastronómicos de Las Vegas, con gran peso latino, ha decidido no pronunciarse antes del sábado. Clinton participó de actividades del sindicato, pero la decisión de no respaldarla públicamente es un costo político.
Los problemas de Sanders. Los caucus no alientan la participación de trabajadores y trabajadoras, mucho menos de los sectores precarios. La votación se realiza el sábado a las 11 de la mañana y su duración varía, y aunque se puede solicitar un permiso para salir del trabajo (si se pertenece a un sindicato, claro), los empleadores no están obligados a otorgarlo. El más complicado por este problema es Sanders, ya que su base es mayoritariamente joven y tiene trabajos precarios. Por otro lado, el día y la hora favorece la participación de universitarios, otro sector fuerte para el senador.
Como señalamos en artículos previos, el electorado negro y latino donde Hillary era favorita antes de que comiencen las primarias, hoy se encuentra más dividido (al menos en intención de voto), especialmente entre la juventud, donde Bernie Sanders se impone.
En una encuesta realizada para NBC, el 68 % de los afroamericanos apoyaban a Clinton (6 % menos comparado con enero) y un 21 % a Sanders. Pero entre los menores de 45 años, la brecha se achica: 52 para Clinton y 35 para Sanders. Los “millennials” (menores de 30) siguen siendo un dolor de cabeza para Hillary.
Primarias republicanas en Carolina del Sur: ¿otra vez Trump?
Entre los republicanos encabeza Donald Trump, pero Ted Cruz (el otro representante de la extrema derecha) se ha acercado en los últimos días. Más allá de este cambio, la primaria republicana sigue atravesada por el mismo problema: ninguno de los candidatos que cuenta con el apoyo del partido tiene simpatía entre los votantes. Ni Marco Rubio ni Jeb Bush pueden despegar del tercer lugar.
Trump se dio el lujo incluso de responder las declaraciones del Papa, que había cuestionado la fe cristiana del precandidato. En una declaración, hablando en tercera persona, Trump acusó al gobierno mexicano por “convencer” a Bergoglio de que “Trump no es una buena persona”. Resta por ver el efecto de este cruce, por la simpatía que existe con el Papa entre los estadounidenses, especialmente en la comunidad latina e inmigrante.
En un estado como Carolina del Sur, donde se eliminaron 200 mil puestos de trabajo (la mayoría industriales), se da el “clima perfecto” para la retórica nostálgica de la “grandeza americana” que explota Trump. Los ingresos medios todavía se mantienen por debajo de los niveles pre recesión, y a estos suma la desigualdad según los grupos étnicos. El desempleo del estado es de 5,4 %, pero entre los afroamericanos trepa a 9,9 %. Además, es uno de los estados “menos educado” del país: solo algo más del 25 % de las personas accede a un título universitario.
Varios gobernadores republicanos empiezan a tomar nota del mensaje de “frustración con Washington” según sus propias palabras. Hablan de polarización, división y las dificultades para entender el “voto enojo” de las bases. Casi en el borde de la campaña, los manotazos de ahogado de Jeb Bush que tratan de emular esa retórica y combinarla con un perfil moderado por el momento parecen no dar resultado.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.