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Red Internacional
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MALVINAS ARGENTINAS. Nevares, la fábrica de enfermedades laborales

La Izquierda Diario entrevistó a Erica Aguirre, ex trabajadora de la fábrica alimenticia de Malvinas Argentinas. Fue despedida en 2011 luego de haber contraído una enfermedad laboral.

Martes 2 de agosto de 2016

Llegamos hasta la casa de Erica. Mientras hablábamos cada tanto sonaba el timbre del kiosco que atiende en un local al frente de su casa. Luego de trabajar para la Compañía Americana de Alimentos (conocida por su marca Nevares) no pudo volver a conseguir trabajo. Erica tiene 44 años. Luego de 10 años en la fábrica la echaron. Mientras nos contaba su historia, sus ojos reflejaban impotencia y bronca por el maltrato del que fue objeto.

¿Cómo fue tu experiencia en Nevares?

EA: Yo trabajé tres años y medios en negro para que me pusieran en blanco. Cuando me pusieron en blanco trabajé 7 años más. En la fábrica se me lastimaron dos dedos, me los tenía que operar, el médico no me quería dar días. La enfermera de adentro de la fábrica me decía que no me operara porque iba a quedar mal. Me amenazaba, me decía que era por mi bien... Además yo sabía bien que si hacía eso, el dueño me iba a echar. Porque a él no le gustaba la gente que faltaba.

¿Cómo te lastimaste?

EA: Es una enfermedad laboral. Yo levantaba tapitas, cortaba pan dulce y eso, mover las muñecas con las tijeras, me jodió el dedo. Se me hizo algo que el médico llamó “gatillo fácil”, porque el dedo se me levanta solo. Me quedó un sobrehueso, en los dos dedos.

¿Cómo eran los ritmos de producción?

EA: Eran bastante inhumanos. Yo tengo ahora la cintura que no me puedo ni mover. Era levantar tapitas 8 horas seguidas. Sin levantarte de la cinta. Sin descansar. Si vos querías descansar, tenías que levantar rápido las tapas para poder moverte, que la cintura vuelva a su lugar. Pasado los años, quería llorar del dolor que me producía solo pararme. Una se tenía que levantar rápido si quería descansar un rato. Porque el descanso era ida y vuelta al baño. Tenía 15 minutos de descanso, eso era lo máximo. Después si querías tomarte un té o algo, era en la máquina donde vos trabajabas...

¿No tenían lugar para almorzar?

EA: Al principio no, después pusieron un comedor. Que también eran 15 minutos, 20, el descanso. Te lo controlaban. No podías comer, te atragantabas, todo junto te tenías que mandar porque ese tiempo no te alcanza para nada.

¿Tenían delegados?

EA: Ellos no querían delegados. No querían que entre el sindicato. Echaron a gente que se había afiliado al sindicato. No querían nada de eso. Luego dejaron que haya delegados, pero por mí no se preocuparon. Ellos arreglan con la empresa. Hubo otros despidos, pero tampoco hicieron nada.

¿Cómo era el trato de la empresa? ¿Había discriminación?

EA: Yo no tenía categoría, y eso que era maquinista, maquinista de budín. Los que tenían categorías eran acomodados, favorecidos por la encargada. El que no se rebaja lo trataban como gente inferior. Yo trabajaba como sea, porque a mí me hacía falta la plata. Si tenía que trabajar de lunes a lunes, lo hacía. A veces hacia doble turno. Te pagaban en negro. Para nosotros era como estar en el tiempo de los esclavos... el sueldo era muy bajo.

¿Cómo trataste tu enfermedad laboral?
EA: Yo me fui al médico de la empresa, no me quería dar días. Me quería mandar a trabajar y que haga trabajos livianos, pero no había trabajos livianos, todos ocupaban la mano. Yo le pedía que me pase a la ART porque me dolía mucho la mano. Él me dijo que no me podía pasar. Entonces yo por mis propios medios me presenté a la ART y ellos me atendieron. Me hicieron una radiografía, que se la quedaron ellos, y me dijeron que me tenían que operar los dos dedos. Para eso tenían que consultarlo, al rato volvió y me dijo que no me podían operar. No quiso operarme. Yo volví a la fábrica y cuando quise entrar, en la puerta me dijeron que yo tenía prohibida la entrada.

¿Te echaron?

EA: Si. No me pagaron ni diez centavos, ninguna indemnización, lo que me faltaba de la quincena, nada más. Me fui directo a un abogado. Él le mando carta documento. La empresa dijo que yo había faltado porque quería, que había falsificado certificados...

¿Hubo otros trabajadores con este tipo de problemas?

EA: Si, varios tuvieron tendinitis, hernia de disco también.

¿Cómo te afectaron estas enfermedades laborales en tu vida cotidiana?

EA: Hoy en día yo no puedo mucho caminar del dolor de cintura. Me dijeron que tengo lumbalgia. De las manos, sufro un montón. Con el frío, el agua fría, el dedo me molesta un montón. Yo estoy en juicio por eso con la empresa y la ART. Me dejaron tirada. A mí nadie me dio nada. Yo tengo 8 hijos. Me quedé sola en la calle, sin saber qué hacer. No tenía para la comida, no tenía para nada. No tuvieron piedad, ellos no reconocen nada. Te usan como quieren y cuando te quieren echar, te echan.