Ante las nuevas modificaciones que la cartera de Salud bonaerense presentó sobre la suspensión del aislamiento obligatorio para aquellos trabajadores y trabajadoras esenciales que sean contacto estrecho y posean esquema de vacunación completa la bronca estalló entre quienes enfrentan la pandemia desde la primera línea: “Los trabajadores seguimos siendo la variable de ajuste ante esta situación”.
Martes 11 de enero de 2022 20:44
Este martes, la ministra de Salud Carla Vizzotti anunció el levantamiento del aislamiento obligatorio para contactos estrechos, luego de que se reuniera el Consejo Federal de Salud (Cofesa). El lunes, su par bonaerense, Nicolás Kreplak, ya lo había anunciado para los trabajadores del ámbito sanitario y otros trabajadores considerados esenciales.
El anuncio de estas medidas no solo se da en medio de una tercera ola de Covid que no afloja y donde los gobiernos, nacional y provinciales (sean de la coalición oficialista u opositora de derecha), se siguen manejando de manera improvisada. La única política certera que tuvieron con el personal de salud fue de sobreexigencia y sobreexplotación: la primera línea de salud sigue enfrentando la pandemia con salarios de pobreza, pluriempleo, con bonos que se vuelven migajas en una situación de mayor ajuste. Y trabajando en condiciones inhumanas en medio de esta ola de calor y con hospitales que se siguen cayendo a pedazos o no tienen las instalaciones adecuadas.
Por su parte, la oposición de derecha muestra estar de acuerdo con las medidas que viene llevando adelante el Gobierno. Y para descargar el ajuste no se ven las diferencias, ambos la quieren descargar sobre las espaldas del pueblo trabajador.
Recientemente, y a las apuradas, fue aprobado el presupuesto 2022 para la provincia de Buenos Aires con la partida destinada a salud más baja de la historia. En 2021 el Gobierno destinó $ 140.417 millones al área, mientras que para el 2022 proyectan $ 135.282 millones.
Desde La Izquierda Diario venimos difundiendo decenas de denuncias por maltrato e incumplimiento del protocolo Covid en distintos lugares de trabajo, enmarcado en una lógica de continuar exigiendo y sobrexplotando a los trabajadores para que las patronales puedan seguir produciendo. La voz y la bronca de trabajadores y trabajadoras de salud se hizo sentir también.
Trabajadores y trabajadoras de distintos sectores de los hospitales platenses San Martin, Alejandro Korn, Niños, Rossi, Sbarra como también del sector privado manifestaron su descontento por esta medida.
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“Es de no creer, sacar esta nueva reglamentación exponiéndonos más. El equipo de salud sigue pagano por las malas decisiones que toma el Gobierno”, afirmó Rosana, enfermera del sector UTI del Hospital San Martín.
“Nos tratan como números, como descartables. Nos humillan, nos ignoran monetariamente, solo nos usan como modelo, pero para protegerse ellos”, sumó Claudia del Hospital Rossi.
Entre la bronca por las nuevas medidas, siempre está presente la exigencia mejores condiciones de trabajo y de salario, una deuda que se mantiene a lo largo de los años y de los gobiernos y que la pandemia volvió a dejar al descubierto.
"Cada vez peor para nosotros, parece como que nos soltaron la mano. Mal pagos. No nos cuidan, no nos escuchan. Necesitamos apoyo, que lo que pedimos es justo y necesario. Mejor salario, más personal, que dejen de cambiar los protocolos sanitarios a conveniencia, porque nosotros estamos expuestos, también nos enfermamos. Somos SALUD, atiendan nuestras necesidades para trabajar mejor", sentenció Ana, trabajadora del sector Higiene.
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También trabajadores del sector privado sostuvieron que “pareciera que por ser trabajador de la salud no tenemos derecho a nada”.
“El sector salud como tantos otros, venimos soportando el destrato del gobierno a los compañeros que pusimos nuestras vidas en condiciones precarias en la lucha contra la pandemia. No hubo jamás un reconocimiento a nuestra labor, recomposición salarial acorde. Solo ajuste. Somos esenciales solo para cubrir las necesidades de la gente ante un gobierno que solo mira sus convicciones políticas”, agregó Carlos, médico del San Martín.
Por su parte trabajadores jubilados manifestaron su apoyo al resto de sus compañeros. “Salimos a la calle con frío, con calor, o lo que fuera. No es con bonos que se resuelve esta crisis sanitaria. El presupuesto a la baja para salud deja a un montón de pacientes desprotegidos que tienen un crecimiento exponencial de sus patologías de base y con bajos recursos para dar respuestas”, sostuvo Amparo, Trabajadora social ya jubilada.
“¿Qué les importa a los gremios los trabajadores? Siempre es lo mismo. ¿Se creen que con un bono nos van a solucionar las cosas? No nos sirve ni a los trabajadores ni a los jubilados que la inflación nos comió todo”, manifestó con bronca Rulo, enfermero jubilado.
La evidente falta de un plan integral que enfrente esta nueva ola queda a la vista. Las nuevas medidas tomadas por el Gobierno le hacen el guiño a las patronales que se manifestaron “preocupados” por el nivel de ausentismo en los lugares de trabajo.
Mientras tanto, los sindicatos siguen haciendo oído sordo al reclamo de trabajadores y trabajadoras que, desde la llegada de la pandemia, exigen la implementación de comisiones de seguridad e higiene, votadas y organizadas desde abajo, para garantizar las condiciones de trabajo.
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Lo que se vuelve hoy necesario es que los sindicatos estén a la cabeza de estos reclamos. Es clave recuperarlos de las manos de la burocracia sindical ya que, gobierne quien gobierno, las peleas tienen que ser en forma independiente.
La pandemia puso en el centro “la salud”, que implica el acceso a agua potable, vivienda, alimentos. Pagar la deuda es condenar a millones a múltiples condiciones de insalubridad. La plata está, que vaya para las grandes mayorías y no al empresariado y al FMI es una necesidad vital.