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Red Internacional
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DECLARACIÓN DE LA LTS ANTE LA CRISIS ACTUAL. ¡Ni el gobierno ni la oposición representan los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre!

Domingo 2 de abril de 2017

¡Por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana!

¡Por un plan de emergencia obrero y popular!

Acabamos de presenciar una escalada en el conflicto de poderes y la pugna entre el gobierno y la oposición de derecha, con el intento del gobierno de avanzar en unos niveles de bonapartización para los que, se evidenció, no tenía correlación de fuerzas. La oposición, respaldada por Almagro -y las sanciones del gobierno de Trump al Vicepresidente El Aissami- redobló su apuesta por la injerencia de los gobiernos de derecha de la región y el imperialismo estadounidense, aprobando en la Asamblea Nacional el inicio del proceso de aplicación de la “Carta Democrática”. El TSJ respondió con las sentencias 155 y 156 que hablaban de “traición a la Patria” por parte de los diputados, prácticamente desconocían la inmunidad parlamentaria y quitaban las potestades legislativas a la Asamblea Nacional (AN) para otorgárselas al propio TSJ y al Presidente de la República.

Inesperadamente, la Fiscal General rechazó las sentencias catalogándolas como “ruptura del orden constitucional”, abriendo una crisis al interior el chavismo, que había mantenido importantes niveles de unidad en este período de crisis. El gobierno retrocedió y nuevas sentencias del TSJ suprimen lo referido a despojar al parlamento de sus potestades (aunque siguen considerando a la AN en “desacato” y dejan a Maduro la potestad de avanzar con las empresas mixtas sin pasar por la Asamblea y de reformar la Ley de Hidrocarburos). De continuar con su intento el gobierno corría el riesgo de abrir una crisis de mayores proporciones, Maduro ha quedado debilitado y la crisis puede profundizarse, no es un dato menor la división en la cúpula gobernante y aún no está claro qué papel jugaron las FF.AA. en esta crisis.

Es una expresión de la profunda crisis orgánica que atraviesa el país, una disputa por la transición al postchavismo en la que, sin embargo, los de abajo no tenemos arte ni parte. Los trabajadores y sectores populares seguimos padeciendo en nuestras espaldas la terrible crisis económica y social, pero nuestras necesidades no están representadas en esa pugna. El gobierno se apoya cada vez más en las FF.AA. y medidas autoritarias, la derecha también apela a las FF.AA. y a la intervención extranjera, ninguno quiere la participación decisiva del pueblo en los asuntos del país, quieren resolver al margen de la intervención decisiva de los explotados y oprimidos.

Por eso consideramos que es necesario pelear por una Asamblea Constituyente, verdaderamente Libre y Soberana, donde se pongan en discusión todos los asuntos del país, todos los problemas de la clase trabajadora, sectores populares, campesinos sin tierra, las mujeres y la juventud. Una Constituyente que sirva para impulsar la movilización obrera y popular por nuestras demandas, para evitar que todo quede en manos de estas cúpulas cuya disputa solo expresa sus intereses y no los de los trabajadores y el pueblo pobre.

Un gobierno sostenido cada vez más en las Fuerzas Armadas

Al gobierno de Maduro, que ascendió en medio de una profunda crisis económica y también política –por el vacío dejado por Chávez-, le ha tocado administrar la debacle del chavismo y ha perdido vertiginosamente esos rasgos de “bonapartismo sui géneris orientado a izquierda” que mantuvo Chávez, es decir, de esa figura presidencial fuerte, con apoyo en las FFAA y en la movilización de masas, que se postulaba como representante del interés nacional en pugna con los capitales y gobiernos imperialistas. Maduro retrocede en aspectos de la “soberanía petrolera” al tiempo que aplica un ajuste económico, avanzando en una bonapartización lisa y llana, yendo a un ejercicio del poder desde la Presidencia cada vez más apoyado directamente en las Fuerzas Armadas, a falta de apoyo popular. El bonapartismo plebiscitario es cosa del pasado.

El bloqueo de cualquier tipo de elección -incluyendo elecciones sindicales- desde que perdió las parlamentarias a manos de la derecha, gobernar bajo un “estado de excepción” permanente, respuestas represivas al descontento social y político, no solo a las manifestaciones de la derecha sino a las movilizaciones y luchas de los trabajadores, a las protestas y saqueos desesperados por la escasez y el hambre, militarización de los sectores populares asesinando impunemente a cualquier cantidad de jóvenes, son parte de esta forma de gobernar.

Puede moverse así por el control que mantiene de las FF.AA. (¿o que tienen las FF.AA. sobr el gobierno?). Es que los militares tienen una gran presencia en la vida política nacional, tanto en la estructura de gobierno como en el manejo de sectores de la economía estatal y el control social, con atribuciones cada más amplias, fortaleciendo su rol de “árbitros” de la convulsa situación nacional y crisis de poderes, además de disfrutar de los más variados privilegios y oportunidades de negocios.

La derecha se apoya en…. la derecha continental y el imperialismo

La oposición de derecha, fiel a su ADN político, refuerza sus pedidos de intervención, haciendo bloque con la derecha continental y el imperialismo estadounidense. Sus pedidos de activación de la “Carta Democrática” de la OEA, sus solicitudes a Trump y su diplomacia en la región, están todas dirigidas a respaldarse en los gobiernos y partidos de derecha contra el gobierno de Maduro.

El gobierno golpista y antiobrero de Temer, el de Macri, el impresentable Peña Nieto –del México donde el Estado es cómplice de la desaparición y asesinato de estudiantes, ciudadanos y luchadores-, el gobierno de Colombia, allí donde ser dirigente sindical o defensor de los derechos humanos se paga con la persecución y hasta la muerte, Trump…, esos son los aliados de la oposición para “luchar por la democracia” en nuestro país.

Al tiempo que siguen haciendo llamados a las FF.AA., mostrando que también está entre sus opciones “democráticas” la de desplazar al actual gobierno mediante una salida encabezada por lo militares.

Nuestras aspiraciones democráticas y necesidades no están representadas en ningún bando

Los trabajadores, trabajadoras y el conjunto del pueblo pobre no tenemos voz en este disputa, cada vez es más claro para mucha gente que la oposición llegó a la Asamblea Nacional no para buscar solución a nuestras calamidades sino para sus propias aspiraciones de retomar el poder político. “Todos ellos están bien, no pasan hambre, tienen dólares, no hacen colas, ¡todos, de ambos bandos!”, es un comentario lleno de saber popular que comienza a escucharse con frecuencia.

Los años de Chávez en el gobierno nos heredaron, entre otras cosas, un amplio entramado de leyes que criminalizan las luchas obreras y populares, cercenan el derecho a huelga y la autonomía sindical, es decir, restringen libertades y derechos democráticos importantes para las luchas de los trabajadores, pero la derecha no llegó a la Asamblea para desmontar eso, ni siquiera lo intentó… son leyes que ella misma podrá usar contra la clase obrera en caso de volver al poder. Lo que sí hicieron desde el primer día en la Asamblea, además de hacer demagogia con el ticket de alimentación para los jubilados y pensionados –una demanda real, legítima y urgente-, fue declarar que su objetivo era salir de Maduro en pocos meses. Como parte de su propia pugna, aprobaron hace unos meses la declaratoria de “abandono del cargo” de Presidente de la República por parte de Maduro.

Si el chavismo quiere seguir en el gobierno para seguir su festín de corrupción, sus políticas de ajuste (devaluación del bolívar, pagos de deuda externa, autorización de aumentos de precios, no discusión de los contratos colectivos, represión a los que luchan, etc.), sus alianzas con sectores concentrados de la burguesía nacional “productiva” (a los que acaba de entregar decenas de millones de dólares), su apertura a las transnacionales (Arco Minero, empresas mixtas en petróleo y gas, Zonas Económicas Especiales), la derecha quiere llegar al gobierno para ser ellos los de festín, continuar los pagos de deuda, ampliar la apertura a las transnacionales, dejar que los empresarios y comerciantes hagan más aún lo que les venga en gana (con los dólares, la producción, los trabajadores y los puestos de trabajo), y volver al país a la órbita del imperialismo estadounidense.

A su vez, las condiciones antidemocráticas de la “renovación” de los partidos que impuso el gobierno avanza hacia un sistema con presencia solo de los partidos mayoritarios que cuentan con gran maquinaria económica, donde quienes se ha quedado sin expresión política legal para las elecciones son las corrientes que se ubican a la izquierda del gobierno, que se reivindican anticapitalistas o que expresan las luchas del movimiento obrero, porque la derecha seguirá teniendo expresión en sus partidos hegemónicos.

Corresponde rechazar el estado de excepción y cualquier restricción a las libertades democráticas, luchar por las más plenas libertades para la asociación, organización y movilización, y plantear una alternativa verdaderamente democrática donde se pueda expresar la voluntad de los trabajadores y el pueblo pobre.

Por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana

Si realmente se quiere ir al fondo de los problemas y el ejercicio “voluntad popular”, debemos ir hacia una Asamblea Constituyente, verdaderamente Libre y Soberana, donde se puedan discutir todos los problemas del país y del pueblo, donde podamos pelear por nuestras demandas, que sirva para desarrollar la movilización obrera y popular contra todo el entramado de cúpulas, militares e injerencismos que quiere decidir nuestros destinos.

Ni las propuestas “republicanas” de la derecha ni las instituciones de la “Quinta República”, con su extremo presidencialismo, permiten la plena expresión de esa voluntad, a pesar de la fraseología del chavismo sobre “participación” y “protagonismo”, e incluso de “poder popular”. Hay más bien instrumentos de control gubernamental y cooptación, impidiendo una verdadera participación popular en las discusiones centrales, como qué hacer con la deuda externa, la asociación con capitales extranjeros para explotar el petróleo y los recursos mineros, y la adopción de medidas económicas y políticas.

En las actuales circunstancias, una respuesta verdaderamente democrática y que pueda poner en cuestión ambos proyectos que persiguen sostener este mismo orden social capitalista, solo puede surgir de las manos del pueblo trabajador, peleando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que concentre el poder ejecutivo y legislativo, eliminando el cargo presidencial que es una figura solo destinada a mantener el orden capitalista y facilita los bonapartismos, la antidemocrática forma de representación de la Asamblea Nacional (que no es proporcional y sobre representa a la primera fuerza), la injerencia de las FANB en la vida económica y civil y su intervención represiva en el orden interno, la sustitución del actual poder judicial, esa casta de jueces que no elige nadie, por jurados populares elegidos por sufragio universal. Una Constituyente con representantes que ganen el salario de un obrero calificado y sean revocables en cualquier momento.

Una Asamblea así sólo se puede conquistar mediante la movilización, ligándola al conjunto de las demandas obreras y populares para responder a la crisis. En el camino de esa lucha los propios trabajadores y sectores populares pueden hacer su experiencia con las ilusiones que puedan tener que con esta “democracia” donde los de abajo no tenemos ningún poder real. Este proceso podría acercar a los trabajadores a la convicción de que la única solución de fondo es tomar en sus propias manos las riendas del país, instaurando un gobierno propio de los trabajadores y el pueblo pobre, basado en las organizaciones de lucha, el único gobierno capaz de resolver íntegramente las tareas democrático-estructurales, como la dependencia y la liberación del dominación imperialista, y abrir el camino a la construcción de una verdadero socialismo, sin capitalistas, terratenientes ni explotación.

Nuestras banderas, nuestros métodos de lucha

Necesitamos irrumpir con fuerza en la escena nacional con nuestras propias banderas y métodos de lucha, con total independencia de ambos bandos. Por el salario, los contratos colectivos, el pase a fijo de los contratados y suplentes, contra los despidos y cierres de empresas, contra la intromisión y control del CNE en las elecciones sindicales, contra los aumentos de precios, por el control obrero y popular de la producción y la distribución de los alimentos, contra los desalojos de los campesinos sin tierra, por la tierra y el territorio, contra los abusos y violencia machistas, por el derecho al aborto, contra los abusos policiales sobre la juventud y los sectores populares, entre otras.

Las asambleas, comités de lucha, movilizaciones, paros, huelgas, ocupaciones de fábricas, coordinación desde las bases en lucha, esos son nuestros métodos con los que nuestra potencial fuerza puede hacerse sentir.

Por un plan de emergencia obrero y popular

En lo inmediato, hay una serie de medidas básicas por las que nos urge luchar, para combatir que sigamos pagando una crisis que no generamos, medidas que solo mediante la movilización y la lucha podremos conquistar.

¡Escala móvil de salarios y un verdadero control obrero y popular de precios! La brutal inflación vuelve nada nuestros salarios, necesitamos salarios que realmente cubran la canasta básica familiar y que se ajusten mensualmente al aumento del costo de la vida, eso debe quedar como una cláusula en los contratos y actas convenio a que se llegue con la lucha. Es una medida defensiva elemental para frenar la depauperación de las familias obreras y populares. Lo que debe ir acompañado de un verdadero control de precios por parte de delegados y delegadas electos democráticamente por la base en los lugares de trabajo y las comunidades, sin ninguna imposición de los patronos ni del gobierno, ni sus partidos ni los militares. El control de precios del gobierno es una farsa total, que cada vez desmonta más con total descaro, solo los que no tenemos ningún compromiso con el interés empresarial podemos ir hasta el final defendiendo nuestro golpeado bolsillo.

¡Discusión y aprobación de los contratos colectivos vencidos! Contratos vencidos desde hace muchos años, con beneficios y conquistas totalmente retrasadas con relación a las necesidades del momento, negación a aprobar las demandas en los contratos en discusión, son uno de los principales mecanismos con los que hoy patronos públicos y privados mantienen el salario y los derechos obreros por debajo del costo real de vida, de nuestras necesidades. Es una pelea de primer orden.

¡Basta de seguir pagando la deuda externa a costa de los padecimientos del pueblo! En los últimos tres años el gobierno ha destinado nada más y nada menos que 60 mil millones de dólares para el capital financiero internacional, mientras al pueblo le faltan comida, medicinas, salarios dignos, y la infraestructura y servicios estudiantiles de las escuelas y liceos públicos están por el piso. Este año serán 17 mil millones más. ¡Hay que parar esa sangría!

¡Obligar a los empresarios y corruptos a repatriar los miles de millones de dólares que fugaron! El despojo de recursos nacionales efectuado por empresarios (tanto opositores como chavistas), banqueros y corruptos es descomunal, llega a 500 mil millones de dólares, según el propio ministro de Comercio Exterior, Jesús Farías. Es un hueco enorme en las riquezas del país, mientras aquí faltan recursos para las empresas básicas del Estado y las industrias públicas (incluyendo la petrolera), para salarios, alimentos, medicinas, viviendas, y un largo etcétera. ¡Deben ser conminados a repatriar esos recursos de inmediato, so pena de ser expropiados sus bienes aquí, para que sean bienes públicos y bajo control de los trabajadores, con participación de las comunidades, no en manos de los burócratas del gobierno ni los militares!

¡Ni un trabajador más en la calle! ¡Un verdadero control obrero, sin militares ni burócratas, de toda empresa o institución que despida o cierre! Tanto en el Estado como en empresas privadas vienen arreciando los despidos y las amenazas de cierre, cuando no cierres técnicos en los hechos. Si ya el salario está brutalmente golpeado, los despidos son un salto en la depauperación de miles de familias trabajadoras. No es “normal”, no es “lógico”, detrás de los despidos está la estabilidad de la ganancia patronal. ¡No podemos dejarlos pasar! ¡Que los trabajadores controlen las empresas que quieran despedir o cerrar, con acceso a toda la información contable y financiera de las empresas, que las pongan en funcionamiento, para garantizar los puestos de trabajo y la producción!

Debemos buscar las vías para poner en pie la fuerza de la clase trabajadora que pueda pelear por estas demandas. Hoy muchas luchas se dan asiladas, otras las bloquean las burocracias sindicales, cuando no la coacción y represión patronal. Es urgente la concreción de encuentros regionales y por sector, que voten planes de lucha y movilización conjuntos, que venzan el aislamiento y pongan en práctica la solidaridad, hacia un gran encuentro nacional de trabajadores que vote un plan nacional de lucha por nuestras demandas.

Desde la Liga de Trabadores por el Socialismo planteamos esta perspectiva a las organizaciones de izquierda que se oponen al gobierno, a quienes se reivindican obreros y socialistas, al PSL, Marea Socialista, la Plataforma del chavismo crítico y el pueblo en lucha, a las organizaciones de trabajadores y mujeres que luchan, a la juventud que quiere sacarse de encima los lastres de este sistema, para dar esta pelea en común por la necesidad de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y un Plan de Emergencia Obrero y Popular, que en nuestra opinión debe ser en una perspectiva anticapitalista, antiimperialista y por un gobierno propio de los trabajadores.

02/04/2017

Liga de Trabajadores por el Socialismo