El diputado nacional argentino, ex candidato a presidente, y dirigente del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS), vino al país y participó del “Acto Anticapitalista”, donde se refirió a la situación política internacional y a la crisis económica en Argentina. “Nuestra apuesta es derrotar a Macri y las patronales con los métodos de la clase obrera”, afirmó el parlamentario.
Sábado 17 de noviembre de 2018
Nicolás del Caño, el principal referente de la izquierda en Argentina, diputado nacional, ex candidato a presidente- quien obtuvo más de un millón de votos-, y dirigente del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS), vino de invitado a Chile para participar del Acto por una Izquierda Anticapitalista e Internacionalista de las y los Trabajadores, impulsado por el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR).
Del Caño se refirió a la situación política mundial, de América Latina- en especial por el avance de los gobiernos de derecha-, y también a la crisis económica que se vive en Argentina. “Estamos en una situación internacional donde las guerras comerciales anticipan mayores convulsiones. Vemos en el mundo fuertes tendencias a la polarización”, manifestó el parlamentario sobre el momento internacional.
“En América Latina es claro que la llegada de Bolsonaro a la presidencia de Brasil refleja estas tendencias internacionales. Pero hay que decir que los gobiernos post-neoliberales como el de Lula en Brasil, o el Kirchnerismo en la Argentina administraron el capitalismo en épocas de bonanza económica garantizando ganancias récords para las corporaciones y mantuvieron lo central de la estructura neoliberal”, denunció Nicolás del Caño.
Uno de los puntos principales que planteó el parlamentario en el Acto es “construir a nivel internacional partidos revolucionarios que planteen un claro programa anticapitalista y socialista en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores y el pueblo de ruptura con el capitalismo”.
“El PTS impulsa el FIT, y se plantea poner toda la fuerza conquistada para ser un factor determinante en la lucha de clases para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores. Y creemos que esta experiencia de la izquierda revolucionaria en Argentina puede servir como punto de apoyo a nivel internacional para construir partidos revolucionarios de la clase trabajadora contra las variantes reformistas que intentarán llevar a millones a nuevas frustraciones”, concluyó el diputado.
Revisa el discurso completo de Nicolás del Caño, diputado nacional de Argentina y dirigente del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS)
Buenas tardes compañeras y compañeros, es un orgullo para mí estar presente en este acto. Traigo el saludo de nuestra compañera Myriam Bregman, de “chipi” Castillo y de toda la militancia del PTS de Argentina.
Estamos en una situación internacional donde las guerras comerciales anticipan mayores convulsiones. Vemos en el mundo fuertes tendencias a la polarización. Por un lado, surgieron fenómenos como el de Trump en EEUU, el Brexit en Gran Bretaña, y el crecimiento de la extrema derecha en el resto de Europa; Bolsonaro en Brasil, con un discurso xenófobo y racista que busca culpabilizar a los inmigrantes por la crisis, que ataca a las mujeres y a las personas LGTBI. Son respuestas por derecha a la crisis capitalista que estalló en 2008. Los partidos tradicionales sean de la vieja socialdemocracia o los conservadores se han hundido en cada uno de sus países por aplicar las políticas neoliberales que son rechazadas por las amplias mayorías. Pero también surgen nuevos fenómenos donde millones buscan salidas por izquierda, que aunque se exprese de manera distorsionada a través de partidos reformistas (inclusive del propio establishment como es el caso del Partido Demócrata), muestra que existe una fuerte polarización política y social.
En la reciente elección de medio término en EEUU, si bien Trump logró mantener la mayoría en el Senado, ha perdido la cámara de representantes (diputados) a manos del Partido Demócrata y especialmente ante sus sectores más de izquierda. Nuevas figuras políticas expresan a los agraviados por Trump. Ocasio Cortéz una joven mujer de 29 años arrasó en New York con el 78% de los votos. Mujeres afro-descendientes, o musalmanas, un gobernador abiertamente Gay, simbolizan a nueva generación que está despertando a la vida política.
El principal país capitalista sigue agudizando sus contradicciones. Desde Centroamérica miles escapan del hambre y la Caravana Migrante sigue su paso hacia la frontera con EEUU mientras reciben la conmovedora solidaridad de los pueblos como sucede en México.
Desde este acto internacionalista decimos bien fuerte abajo la xenofobia. ¡La clase obrera es una y sin fronteras!
La mayoría de las encuestas dicen que más del 50% de los jóvenes entre 18 y 29 años consideran al socialismo un sistema superior al capitalismo. Sí, en el corazón del imperialismo crece el cuestionamiento a la explotación, la desigualdad y la opresión que sufren millones bajo el capitalismo. La batalla para que los sectores de izquierda ligados a los movimientos sociales, como el de las mujeres, inmigrantes, juventud, no sean cooptados por el partido Demócrata está abierta.
En Europa no solo se dio este fenómeno de polarización y crisis de los viejos partidos del consenso neoliberal con el Brexit en Gran Bretaña, donde hoy existe una fuerte crisis en el gobierno de Teresa Mey, sino que también lo vimos en otros países como en España, Italia y ahora también en Alemania.
Pero los nuevos fenómenos reformistas tienen fuertes límites. En Grecia lo vimos con claridad. Syriza asumió el gobierno como una coalición de izquierda que planteaba rechazar los planes de austeridad de la troika. Hasta hicieron un plebiscito donde la mayoría de la población mostro su oposición a los ajustes. Sin embargo llevaron adelante duros planes de austeridad que han hundido en la desocupación a millones. No se puede reformar el capitalismo.
Contra este horizonte de gestión del capitalismo que plantean los reformistas nuestra pelea a nivel internacional es por construir partidos revolucionarios que planteen un claro programa anticapitalista y socialista en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores y el pueblo de ruptura con el capitalismo.
En América Latina es claro que la llegada de Bolsonaro a la presidencia de Brasil refleja estas tendencias internacionales. Pero hay que decir que los gobiernos post-neoliberales como el de Lula en Brasil, o el Kirchnerismo en la Argentina administraron el capitalismo en épocas de bonanza económica garantizando ganancias récords para las corporaciones y mantuvieron lo central de la estructura neoliberal. No solo no enfrentaron a la derecha en el continente sino que convivieron con ella. En Brasil cuando comenzó la crisis Dilma aplicó un duro ajuste contra el pueblo que le costó la pérdida de parte de su propia base social. Son esos gobiernos los que le abrieron el camino a la derecha.
Piñera y Macri fueron los primeros en saludar entusiastas el triunfo de la ultraderecha en Brasil enemiga de la clase trabajadora, las mujeres, las personas LGTBI y de todo el pueblo pobre. Son los que festejan las amenazas de Trump con la intervención imperialista en Venezuela.
En Argentina Macri se prepara para recibir con honores a los presidentes de las potencias que participarán del G20, mientras aplica las recetas de ajuste que le ordena el FMI.
Esta misma semana se aprobó un presupuesto que aumenta un 50% los pagos de la deuda mientras caerán las partidas para salud, educación, obra pública. Lo han podido hacer gracias a la colaboración del peronismo que ha votado todas y cada una de las leyes de ajuste y entrega que envió Macri al Congreso, dándole una mayoría que no tiene ni en la cámara de Senadores, ni en la de Diputados. Tampoco la tiene en la mayoría del pueblo que rechaza el pacto con el FMI y que sufre las consecuencias de un ajuste brutal con aumentos de tarifas de luz y gas que han llegado a más del 1000%, con despidos que empiezan a golpear más duro a la clase trabajadora, y la pulverización del salario ante una inflación que este año será superior al 45%.
Frente a esto el pueblo trabajador viene dando muestras de resistencia muy importantes. En diciembre del año pasado una masiva movilización enfrentó la represión durante horas frente al Congreso cuando se votó la reforma jubilatoria. Este año vimos nuevamente el protagonismo de las mujeres que tomaron las calles con la enorme marea verde por el derecho al aborto legal. La juventud también protagonizó la lucha por la defensa de la educación pública con tomas de facultades, marchas y asambleas. Importantes luchas de trabajadoras y trabajadores también ocuparon el centro de la escena como la enorme pelea de los obreros del Astillero Río Santiago de gran tradición de lucha contra la privatización de Menem. Nuestro camarada José Montes, histórico dirigente de esta emblemática empresa del estado, junto a las nuevas generaciones, está en la primera fila de la lucha.
La burocracia sindical viene cumpliendo un papel nefasto. En primer lugar los sectores más dialoguistas con el gobierno, pero también aquellos que están vinculados al Kirchnerismo y que están dejando pasar el ajuste sin convocar a medidas de lucha unificadas que permitan derrotar las políticas del gobierno. No es casual. Su estrategia es llevar todo al terreno electoral para que alguna de las fracciones del peronismo vuelva al poder para gestionar el capitalismo. Sin romper con el FMI y sin dejar de pagar la deuda es inevitable que se apliquen ajustes contra el pueblo.
En este importante acto internacionalista quería aportar especialmente algunas de las experiencias que hemos hecho en la Argentina y algunas conclusiones que me parecen importantes para quienes nos proponemos poner en pie un partido revolucionario de la clase obrera.
Nuestra apuesta es derrotar a Macri y las patronales con los métodos de la clase obrera. Con la huelga general imponiendo un programa favorable al pueblo trabajador, para que la crisis la paguen los capitalistas.
Partimos de la experiencia del Frente de Izquierda que desde el 2011 se ha consolidado como una importante fuerza de la vida política nacional levantando una alternativa de independencia política de la clase trabajadora frente a las variantes patronales.
Con un millón de votos hemos conquistado más de 40 parlamentarios entre diputados nacionales y legisladores provinciales y municipales.
Lejos de la rosca política de los partidos patronales nuestros parlamentarios están al servicio de la lucha de la clase trabajadora, del movimiento de lucha de las mujeres y la juventud, poniendo el cuerpo en cada pelea y siendo parte de su organización.
Hemos formado parte de duras batallas de la clase trabajadora no solo bajo el actual gobierno actual, sino también bajo el kirchnerismo, que fue parte de los gobiernos llamados post-neoliberales y elogiado por algunos sectores de centroizquierda a nivel internacional.
En la mayor concentración industrial del país, en la zona norte del gran Buenos Aires hemos sido protagonistas de importantes peleas de los sectores avanzados de nuestra clase.
En 2009 bajo el primer gobierno de CFK (Cristina Fernández de Kirchner) estalló una huelga en una de las fábricas más grandes del país: Kraft. La patronal despidió a un sector del activismo y reprimió a los obreros. La mayoría de la comisión interna conducida por los Maoistas firmó un acta traicionando la lucha. Nuestros compañeros al poco tiempo ganaron la conducción en la mayor fábrica alimenticia del país con 3.000 trabajadores.
En el 2014, bajo el segundo mandato de CFK, se dio otra lucha emblemática de la vanguardia obrera también en esta estratégica zona industrial se dio en la autopartista Lear. Allí enfrentamos a la multinacional Norteamericana que despidió a 300 activistas entre los que se encontraba la comisión interna que se negó a firmar un convenio flexibilizador. Fueron nueve meses de batalla donde fuimos reprimidos más de 20 veces por la gendarmería y la policía. Decenas de compañeras y compañeros fueron heridos y detenidos, yo mismo recibí gases y 7 balazos de goma.
Acá hay que mencionar que la burocracia sindical del Smata aliada del gobierno actuó como policía interna en el movimiento obrero con métodos de patota amenazando al activismo. Otra constante del gobierno kirchnerista fue su alianza con la burocracia sindical, la misma que asesino al compañero del PO (Partido Obrero), Mariano Ferreyra.
A mitad del año pasado la lucha de las obreras y obreros de Pepsico donde nuestras compañeras y compañeros del PTS que durante años organizaron la fábrica pelearon codo a codo con los trabajadores resistiendo el desalojo por parte de la policía, mostró la voluntad de resistencia. Se calcula que por TV y las redes sociales más de 20 millones de personas (casi la mitad de la población del país) siguió el desarrollo de esa jornada de lucha. Algo que generó el repudio de la población mientras el reclamo obrero ganó la simpatía de millones. Varios sindicados fueron parte de la convocatoria a la movilización de 30 mil personas que repudió la represión. Aunque no se logró la reincorporación de los trabajadores esta batalla que, contrastó con la pasividad de la burocracia sindical, fue uno de los motivos que llevó al gobierno a desistir de avanzar con la reforma laboral como lo tituló el diario Clarín vocero del gobierno y las patronales.
El PTS tiene el orgullo de contar con miles de militantes y simpatizantes entre la vanguardia obrera y estudiantil, como así también un papel destacado en el movimiento de lucha de las mujeres. Pero sabemos que no es suficiente para imponer a los grandes sindicatos el frente único obrero que conduzca a la huelga general para derrotar a Macri y su plan de guerra.
Tenemos por delante la tarea de conquistar fuertes fracciones en los sindicatos que puedan inclinar la balanza. Pero para eso necesitamos romper la división entre el trabajo sindical y político, entre estudiantes y trabajadores, o con las compañeras protagonistas del gran movimiento de lucha de las mujeres. Nos estamos proponiendo revolucionar nuestra práctica política, que cada compañera o compañero no milite exclusivamente en su sector. Y no solo estamos hablando de intercambiar experiencias o de apoyar una pelea circunstancial, nos proponemos fusionar a los sectores más avanzados del movimiento obrero con la energía de la juventud y del gran movimiento de lucha de las mujeres para hacer temblar a las burocracias sindicales y estudiantiles. Para recuperar esas organizaciones que hoy están vaciadas para que sean una verdadera herramienta de lucha.
El PTS impulsa el FIT y se plantea poner toda la fuerza conquistada para ser un factor determinante en la lucha de clases para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores. Y creemos que esta experiencia de la izquierda revolucionaria en Argentina puede servir como punto de apoyo a nivel internacional para construir partidos revolucionarios de la clase trabajadora contra las variantes reformistas que intentarán llevar a millones a nuevas frustraciones. Junto a las compañeras del PTR de Chile y el MRT de Brasil impulsamos la FT que publica el medio La Izquierda Diario en 11 países y 7 idiomas, como parte de la lucha por reconstruir la Cuarta Internacional fundada por León Trotsky, un partido mundial de la revolución socialista.
La gran combatividad de la juventud y el movimiento obrero de Chile tiene que abrir paso a la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera para arrebatarles el poder a los capitalistas.
¡Viva la lucha de los pueblos contra el imperialismo! ¡Que vivan los estudiantes que se enfrentan al orden establecido! ¡Viva la lucha de las mujeres contra este sistema capitalista y patriarcal!
¡Por la unidad de la clase trabajadora y los pueblos del mundo contra el imperialismo! ¡Por la unidad socialista de América Latina!
¡Por la construcción de partidos revolucionarios y reconstrucción de la cuarta Internacional!