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Red Internacional
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Monarquía británica. Ninguna condolencia a la corona: símbolo de la opresión imperialista

El pasado jueves 8, la reina Isabel II de Inglaterra finalmente falleció. Aunque en el mundo y las redes varios expresaron sus condolencias, los revolucionarios no olvidamos que en su reinado hubo impunidad de crímenes imperialistas.

Óscar Fernández

Óscar Fernández @OscarFdz94

Viernes 9 de septiembre de 2022

En cuanto se supo que la monarca británica estaba delicada de salud (como solía ocurrir antes de su fallecimiento), el mundo quedó a la expectativa. Comenzaron a circular, como no podía ser de otra manera, memes y chistes acerca de la longevidad de la reina, así como notas periodísticas explicando el protocolo en caso de que muriera.

Una vez confirmada su muerte, las redes se llenaron, por una parte, de gente lamentando el acontecimiento. El gobierno cubano, por ejemplo, hizó su bandera a media asta y decretó duelo nacional; en Inglaterra, el país se paralizó, en Estados Unidos, sectores liberales externaron su tristeza —algo paradójico viniendo de un país que se independizó de manera violenta de la corona británica—, y en México vimos espectáculos irrisorios como presentadores de televisión diciendo que la reina era como su segunda abuela.

Pero también hubo quienes celebraron el fallecimiento de Isabel II. En Irlanda se volvió tendencia "HERE WE GO" (aquí vamos, así, en mayúscula) y en varios barrios se reportaron en redes que se detonaron juegos pirotécnicos. En Argentina, varios también festejaron el suceso.

Los crímenes imperialistas de Isabel II

No se trata de un asunto menor. Si bien Isabel II era la cabeza de una institución medieval que en pleno siglo XXI sigue existiendo, y a pesar de que políticamente en Inglaterra su rol cotidiano es reducido, eso no quita que ella como representante de la monarquía inglesa (y de sus intereses imperialistas) también tenga las manos manchadas de sangre.

Asumiendo el trono a los 25 años, el 6 de febrero de 1952, encabezó desde ese instante la monarquía, la cual tiene, además del norte de Irlanda (de lo cual hablaremos más adelante), distintos territorios de ultramar y países que apenas hace menos de un siglo lograron su independencia, incluso si ésta es formal en tanto que algunos mantienen relaciones con la corona mediante la Mancomunidad de Naciones.

En los 70 años que reinó, Isabel II enfrentó diversos problemas políticos en el plano externo, así como controversias en el plano interno.

La independencia de Kenia

A tan sólo unos meses de asumir el trono, en octubre de 1952 inició en Kenia, entonces colonia británica, la rebelión Mau Mau contra el dominio de Inglaterra sobre el país africano, colonizado desde 1888, en tiempos de la reina Victoria. La revuelta fue encabezada por el Ejército de Tierra y Libertad de Kenia, cuyos miembros, conocidos como los Mau Mau, en su mayoría eran de la tribu Kikuyu.

En marzo de 1953, con el apoyo de Winston Churchill, quien además actuaba como consejero de la joven reina, se iniciaron operaciones de contrainsurgencia contra los Kikuyu. Tras un año de conflictos, el gobierno británico puso en marcha la "Operación Yunque", en la cual la capital, Nairobi, quedó bajo asedio militar, llevando a más de 80 mil Kikuyu a campos de concentración bajo sospecha de ser simpatizantes del Mau Mau. En dichos campos, los detenidos eran sujetos a tortura y tratos inhumanos, todo esto sin juicio previo.

Según lo cuenta Muthoni Mathenge, "los cadáveres podían llenar dos camiones y los enterrábamos durante todo el día". Ella fue torturada por tropas británicas, quienes le inflingieron heridas en su cuerpo con hachas, por no saber dónde estaba su esposo, quien era miembro del Mau Mau.

La muerte de Alan Turing

Alan Turing ha sido un nombre repetido en los últimos años y alabado dentro del campo de las tecnologías de la información y considerado padre de la computación y la inteligencia artificial. Líder de la Cabaña 8 de la Escuela Gubernamental de Codificación y Cifrado en Bletchley Park, Turing fue parte del equipo que logró descifrar el código Enigma, el sistema de cifrado de mensajes clasificados de la Alemania Nazi. Con estas contribuciones, varias operaciones aliadas durante la Segunda Guerra Mundial resultaron exitosas al poder predecir los ataques alemanes con anticipación.

Sin embargo, había un enorme problema: Alan Turing era homosexual. Por esta razón, varios de sus descubrimientos, como los relacionados a la morfogénesis y la predicción de reacciones químicas oscilatorias como la reacción Belousov–Zhabotinsky. En 1952, Turing fue enjuiciado por su homosexualidad y sometido a un proceso de castración química. Se especula si su muerte en 1954, por envenenamiento de cianuro de sodio, fue un suicidio o accidente, pero no queda duda de que una mente brillante fue llevada al ostracismo solamente por no estar dentro de la heteronorma.

El Domingo Sangriento de 1972

Desde La Izquierda Diario México y la revista Ideas de Izquierda México dedicamos el pasado 30 de enero una entrevista especial a John McAnulty, activista irlandés a propósito de los 50 años del "Domingo Sangriento" de 1972. En un país colonizado por la monarquía británica y que durante años, junto con Escocia, ha buscado su independencia de la corona, Irlanda ha sido testigo de tres eventos con el mismo apodo (dos en 1920 y 1921, durante la guerra de indepedencia irlandesa).

El caso que nos atañe ocurrió, como dijimos, hace 50 años. En el marco de una oleada revolucionaria iniciada por el Mayo Francés de 1968, diversos movimientos de liberación nacional adquirieron nuevos impulsos. Uno de ellos fue el de la soberanía irlandesa.

Tras la independencia irlandesa, el país quedó dividido entre la República de Irlanda y los llamados "seis condados" que conforman Irlanda del Norte, que se mantiene como parte del Reino Unido. Sectores independentistas comenzaron a movilizarse contra el dominio británico. Si bien tenía mucha influencia el "IRA Provisional" (una escisión del histórico Ejército Republicano Irlandés, IRA por sus siglas en inglés), también había sectores influidos por la lucha de los derechos civiles en Estados Unidos que preferían manifestaciones no violentas.

El domingo 30 de enero de 1972, el movimiento de los derechos civiles irlandeses, encabezados por sectores religiosos, realizaron una marcha en la ciudad de Derry (llamada también Londonderry por sectores pro-monárquicos) exigiendo la salida de las tropas inglesas y por la independencia total de Irlanda. Pero la marcha fue reprimida por paracaidistas ingleses, quienes abrieron fuego a la multitud desarmada y asesinaron a 14 personas (una de las cuales murió por sus heridas meses después) e hirieron a otras 12, en su mayoría jóvenes.

Dos días después de la masacre, el gobierno británico inició una investigación a cargo del Lord Jefe de Justicia John Widgery, quien culpó a las víctimas de sus propias muertes, así como a los organizadores de la marcha por crear una situación peligrosa. El tribunal de Widgery aceptó la versión del ejército imperialista de que habían recibido disparos desde la multitud y que actuaron en defensa propia, liberando de sus acusaciones a todos los soldados implicados en la masacre. Los oficiales que planearon y dirigieron el operativo fueron condecorados por la reina.

Son apenas unos pocos ejemplos de que, además de cargar con los crímenes de sus antecesores (como la ya mencionada reina Victoria), Isabel II también tuvo responsabilidad personal en los crímenes del imperialismo británico. Lejos de la imagen de la amable abuela con sentido del humor que se intentó construir en los últimos años, los socialistas revolucionarios no olvidamos ni perdonamos las atrocidades cometidas en su nombre ni mucho menos ofrecemos condolencias a la cabeza de una institución medieval que merece desaparecer.

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Óscar Fernández

Politólogo - Universidad Iberoamericana

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