Juan Sutil, líder empresarial, se opone rotundamente al segundo retiro del 10% de las AFP con la excusa de que en el futuro esa plata la tendrán que poner todos los chilenos. ¿Preocupación o hipocresía empresarial?
L.M. Estudiante Historia y Geografía Universidad Playa Ancha, Valparaíso.
Miércoles 4 de noviembre de 2020
Juan Sutil, presidente de la Conferencia de la Producción y del Comercio (CPC), sale nuevamente a la escena pública manifestando su rechazo al retiro de un nuevo 10% del fondo de AFP, argumentando que afectará las futuras pensiones y que en consecuencia esa plata – lo tenemos que poner entre todos los chilenos – dice.
Y agrega – el segundo problema es que tiene una pensión más baja de ingresos futuros. Entonces hoy cuando tiene 30 o 40 años quizás no lo ve, pero cuando tenga 65 y necesita los recursos sí lo ve. Entonces yo no estoy de acuerdo en que una política pública de corto plazo se interponga sobre una política pública fundamental de largo plazo -. Pero eso que manifiesta con diligencia y preocupación parece reflejarse solo cuando los números afectan los bolsillos de sus amigos los empresarios, puesto que antes Juan Sutil jamás se manifestó ni menos tomó medidas en contra de las miserables pensiones que reciben las familias trabajadoras producto del sistema de AFP.
Además, el líder empresarial se opuso calificando como “inconcebible” el retiro del 10% para los jubilados acogidos a la renta vitalicia, que quedaron completamente excluidos de la posibilidad de retirar su 10% la primera vez, ya que el dinero en ese caso pasa a una aseguradora y no es directamente entregado por la AFP. Pero la realidad es que los dueños de esas aseguradoras coinciden en la mayoría de los casos con los propietarios de las AFP, por lo que el retiro que excluyó a 640 mil adulto mayores era completamente posible.
Pero lo que es realmente inconcebible, es la mezquindad de la casta empresarial que se horroriza de pensar que sus ganancias puedan verse afectadas y en consecuencia no les importa dejar a cientos de familias con pensiones miserables o sin trabajo y en la calle como lo hicieron en plena pandemia.
Si para Juan Sutil es tan preocupante el segundo retiro de un 10% porque en el futuro esa plata tendrá que salir de todos los chilenos, entonces que sea a las grandes fortunas a las que se les cobre un impuesto extraordinario para que las familias trabajadoras no paguen los costos de esta crisis con la plata de sus pensiones, y se financie un salario de emergencia para trabajadores informales y que se prohíban los despidos.
Pero sabemos que los empresarios que defienden con uñas y dientes el legado de privatizaciones y miserias que nos dejó la dictadura, no se remitirá solo a mostrar su rechazo en favor de cada demanda popular que beneficie a los trabajadores y el pueblo, sino que con tal de defender este régimen de desigualdades están dispuestos a justificar cualquier acción represiva en contra de quienes se manifiestan contra este sistema.
No olvidamos cuando el mismo líder empresario Juan Sutil fue ampliamente repudiado por sus dichos en relación a quienes se manifestaron en la revuelta de octubre, justificando la represión y la violación a los derechos humanos.
“Si estos chiquillos se hubieran quedado en su casa y hubieran manifestado su malestar pacíficamente, probablemente ninguno de estos hechos hubiéramos tenido que lamentar”- dijo refiriéndose a las víctimas de traumas y mutilaciones oculares a manos de Carabineros de Chile.
No olvidamos a Fabiola Campillai, a Gustavo Gatica y a los cientos de presos que hoy están en prisión preventiva por luchar en la revuelta, mientras los verdaderos criminales de terno y corbata siguen sueltos viviendo a costa de quienes toda su vida han trabajado y ven cómo este régimen no tiene nada más que ofrecer que represión y miseria.
Nuestras vidas valen más que sus ganancias, por eso, que sean las grandes fortunas quienes paguen los costos de esta crisis y no los trabajadores con sus seguros de cesantía o sus propios fondos de pensiones.
Fin a las AFP, por un sistema de reparto tripartito y solidario gestionado por los propios trabajadores y trabajadoras.