Continuamos con el genocidio armenio de 1915 y el rol de los Dashnaks ¿Cómo se produjo un fracaso tan catastrófico a cargo de los Dashnaks en la Primer Guerra Mundial? Causas de una caída.
Martes 19 de mayo de 2015
Traducción: Lautaro Rojas
Cuando en el año 1909 el sultán Abdul Hamid II intentó todo para detener y encarcelar a los líderes de los Jóvenes Turcos. Los perseguidos supieron donde sentirse seguros: en las casas y sitios de sus compañer@s, polític@s armeni@s y amig@s durante la revolución de los Jóvenes Turcos el año anterior. Halil Bey, ministro de Asuntos Exteriores; Mahmud Shevket Pashá, general en jefe de las tropas macedonias (1) y Talaat Bey, luego ministro del Interior y uno de los tres principales responsables del genocidio armenio, encontraron protección con unos amigos armenios. Halil Bey huyó a la casa de su amigo Sohrab, que se arriesgó a esconderlo dos semanas hasta que el intento de golpe de Estado por el sultán se logró.
Sohrab era un colaborador significativo de los Jóvenes Turcos y también tenía relaciones personales con ellos; los Dashnaks mismos apoyaron la revolución de los Jóvenes Turcos en el año 1908. Irónicamente los otros líderes de los Jóvenes Turcos, Mahmud Shevket y Talaat Bey se escondieron en los cuartos de la redacción del Azatamart, el periódico de los Dashnaks. Estos son los ejemplos más prominentes de la protección de los Jóvenes Turcos por los Dashnaks; en la provincia del este también se escondieron miembros de los Jóvenes Turcos en casas armenias para protegerse de l@s seguidor@s del sultán reaccionario.
El 27 de abril el intento de golpe de Estado fue derribado por los Jóvenes Turcos. Enver Pashá, que luego fue ministro de Guerra, logró llegar con toda su tropa (en la que también había un tal Mustafá Kenmal) vía Salónica a Constantinopla y logró destituir al sultán para luego entronizar a su hermano Mehmed V. Casi simultáneamente tuvo lugar otra matanza de armeni@s. El periódico de los obreros reportó sobre esos casos: “la matanza en Adana continúa desde ayer a la tarde. Las tropas no están en condiciones de terminar con la masacre. Los soldados empezaron a cometer saqueos”. Como ya hemos escrito antes ese tipo de masacres, especialmente bajo el sultán Abdul Hamid II, no eran una rareza. Pero esta vez la mayoría de las tropas del Imperio otomano estaban bajo control de los Jóvenes Turcos. Aunque Adana estuvo poco tiempo bajo control contrarrevolucionario, ya ahí se cometían atrocidades contra el pueblo armenio, la masacre efectivamente comenzó con la llegada de las tropas de los Jóvenes Turcos como informó el ingeniero alemán Wilhelm Heubusch. Él mismo hospedó una docena de familias armenias en su casa.
Las tropas de los Jóvenes Turcos avanzaron desde Beirut y Damasco y después que llegaron al distrito armenio en Adana cometieron otra masacre y asesinaron a miles de armeni@s. “Todos los testigos presenciales están de acuerdo de que nunca habían visto atrocidades comparables como en Adana” –así lo reportó el periodista francés-armenio Yves Ternon en su importante libro Les Arméniens, histoire d’un génocide (Paris, 1977). La historia raramente entrega ejemplos como ese, en que los líderes de los Dashnaks encuentran amparo y al mismo tiempo hay una masacre como en Adana.
La Primera Guerra Mundial y la fatalidad de los Dashnaks
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial los Dashnaks tuvieron un congreso partidario en agosto 1914 en Erzurum donde le prometieron “rigurosa lealtad” al Imperio otomano. Aproximadamente dos meses más tarde declararon en una correspondencia partidaria: “Estamos autorizados a esperar que el gobierno reconozca nuestra lealtad porque estamos determinados a hacer todo lo que está a nuestro alcance para conservar la inviolabilidad del Imperio otomano y para la defensa de nuestra patria”. Esa resolución profundamente nacionalista y socialchauvinista tuvo una gran importancia si uno considera que el Imperio otomano en ese momento no partidario de la guerra; y el imperialismo alemán se vio obligado a regalarle dos barcos, los famosos Goeben y Breslau, para que vayan a la guerra al lado de los Imperios Centrales. La lealtad al Imperio otomano del lado de los Dashnaks entonces seguiría existiendo, sin importar con quién iría el Imperio otomano a la guerra. En otoño/invierno el Imperio otomano entró a la guerra, también porque el partido belicista alrededor de Enver Pashá logró imponerse entre los Jóvenes Turcos.
Los Dashnaks llamaron a sus compatriotas para servir a la “patria”. Y los soldados armenios no los decepcionaron y mostraron en su manía patriótica solidaridad incondicional por el Imperio otomano. Y así fue que en Constantinopla se registraron más armenios que turcos para la instrucción como oficial de reserva. Ellos también se atrevían no solamente a cumplir su servicio sino también a combatir en primera fila. También existían contingentes de voluntarios que fueron reclutados por el Imperio alemán y austrohúngaro; el embajador turco en la embajada en Viena notó satisfecho que “el gobierno turco nunca tuvo dudas de la lealtad y la devoción de los armenios”.
Esos contingentes de voluntarios también desempeñaron una función muy importante en la batalla por Sarikamis. Los Imperios Centrales sufrieron una derrota aplastante a causa de una preparación catastrófica y la ejecución del combate en nieve profunda. De 90.000 soldados solamente sobrevivieron 15.000, otros 12.000 fueron tomados en cautiverio. También los contingentes voluntarios armenios sufrieron numerosas pérdidas, un tercio de los combatientes estaban muertos o heridos. Enver Pashá estuvo al mando de ese desastre que dirigió la maniobra junto al jefe del Estado Mayor Fritz Bonsart von Schellendorf. Esta también fue criticada por el militar alemán por Limann von Sanders. La derrota fue irreparable, pero una cosa era segura: se necesitaba encontrar un nuevo culpable.
La “leyenda de la puñalada por la espalda” y la preparación del genocidio
En este caso los culpables fueron encontrados rápidamente: l@s armeni@s.
Fueron difundidos rumores que decían que l@s armeni@s querían envenenar a los soldados turcos o fantasías similares. Según esa interpretación l@s armeni@s le dieron una puñalada por la espalda a las tropas del Imperio otomano y fueron la causa para la derrota en Sarikamis el 12 de enero. L@s soldad@s armeni@s fueron desarmados y llamados al sur del país para hacer un duro trabajo físico. Pocas semanas después empezaron las primeras deportaciones. Aunque ya antes habían informes sobre asaltos contra armeni@s, de los cuales los Dashnaks tenían conocimiento, en su afán nacionalista, no tomaron en serio las advertencias ni siquiera se lo imputaron al gobierno: en la correspondencia del 14 de octubre 1914 está escrito: “Parece que el procedimiento contra los armenios no son órdenes centrales sino reglas de la autoridad local”.
A más tardar en la noche del 24 al 25 de abril, los últimos de los líderes de los Dashnaks tuvieron que tomar conciencia que tal vez eran “órdenes centrales” y que estaban dirigidas a perseguir a tod@s armeni@s. Es trágico leer las correspondencias ignorantes y ciegas de los Dashnaks hasta que ellos mismos fueron condenados a la ruina y finalmente detenidos y deportados. Johannes Lepsius expone en su libro Der Todesgang des armenischen Volkes (1919) esa correspondencia y detalla quienes fueron detenidos ese día fatal: Aknuni, periodista y miembro del parlamento; Zartarian, redactor de la Azatamart; Hratsch, alto cargo de los Dashnaks; Dr. Daghavarian, médico y vicepresidente de la asamblea nacional armenia y muchos otros más. Hay que mencionar también al famoso músico Komitas que sobrevivió al genocidio pero quedó demente.
Errores políticos y estimaciones falsas
El genocidio armenio sistemático y apoyado por el imperialismo alemán empezó desde ese día. Mientras la mayoría de los líderes de los Dashnaks fueron deportados a la ciudad Ajash en el suroeste de Turquía, Sohrab y Wartkes (miembro del parlamento de Erzurum) todavía no fueron deportados porque tenían relaciones personales con Talaat Bey. El 12 de mayo de 1915, Wartkes visitó a Talaat Bey, porque los registros de las casas de armeni@s no daban pruebas que indicaran tener planes para una revolución, ni siquiera para un levantamiento por los armeni@s. De nuevo Lepsius expone el intercambio entre Wartkes y Talaat Bey: “[...] ¡Por eso vamos a aprovechar el beneficio de la situación en que nos encontramos para esparcir vuestro pueblo para que en los siguientes 50 años no puedan pensar en reformas!” Wartkes replicó: “¿Entonces tiene las intenciones de continuar con los hechos de Abdul Hamid?” Talaat respondió: “Sí”.
Sohrab y Wartkes fueron deportados al interior del país a Konya para que no volvieran nunca más. Los últimos líderes de los Dashnaks (Aknuni y Zartarian) que fueron detenidos en Ajash le dirigieron un escrito a Talaat Bey: “La organización (Dashnaks), que unió todos sus esfuerzos con los suyos para trabajar por el bienestar y el progreso del Imperio hoy se encuentra en una situación incomprensible. Solamente ese hecho tendría que ser suficiente para que usted termine con esta situación vergonzosa. Se tiene que tomar en cuenta que tal comportamiento del gobierno turco va a alterar las relaciones entre las dos naciones y perturbar los elementos étnicos uno con otro. Nunca hubiéramos soñado que después de nuestro trabajo en común tendríamos que negociar por telégrafo”.
En estas palabras no solamente se puede ver la desilusión sobre una amistad perdida sino fundamentalmente el testimonio de un fracaso político inmenso que ya empezó con la llamada de los Dashnaks a la participación en la guerra mundial imperialista. Con eso traicionaron el interés por el proletariado armenio y pusieron de relieve su aspecto nacionalista por el que finalmente resultarán muertos. Incluso cuando fueron deportados consideraron que era una falla (!) de parte del gobierno de los Jóvenes Turcos –aunque el comité de unidad y progreso nunca ocultó su ideología panturanista. Ni siquiera la masacre de Adana, en la que finalmente fallecieron aproximadamente 30.000 armeni@s, los hizo dudar de su solidaridad con el gobierno de los Jóvenes Turcos.
Ni siquiera ahí convocaron un levantamiento sino que dejaron detener, deportar y finalmente asesinar a sus compatriotas por los Jóvenes Turcos. Artem Ohandjanian escribe en su famoso libro 1915: The Forgotten Genocide (1989), que hasta el oficial británico T.E. Lawrence (también conocido como Lawrence de Arabia) estimaba que: “Los armeni@s estaban bien armados y organizados, pero sus líderes los abandonaron”. Esa misma opinión fue expresada por K. Sassuni (el mismo un líder de los Dashnaks). Ohandjanian opina que un levantamiento podría haber protegido a l@s armeni@s de su ruina. Como ejemplo menciona los acontecimientos de Van y Urfa donde la defensa se pudo organizar con éxito. Pero nunca hubo un levantamiento general y la política de los Dashnaks junto con la actitud de la Internacional Socialista II se comprobó fatal para el pueblo armenio y finalmente lo condenó a muerte.
Referencias:
1. Y por cierto también un leal alumno de su instructor alemán Colmar Freiherr von der Goltz. Como muchos otros militares de los Jóvenes Turcos tenía una íntima relación con los oficiales del Imperio alemán.