Crónica de Marcelo Roldán, hijo de desaparecidos, sobre la sentencia al militar que violó a su hija.
Jueves 25 de septiembre de 2014
Llegué a las 11:00hs y dejé el auto a unas cuadras, imaginando que podía armarse lío. Supongo que un poco debe ser la costumbre a la impunidad, que uno se prepara mental y materialmente para la bronca. Supongo también que tengo bronca acumulada, pero no paro de pensar en esto de la costumbre. Ahí me encontré con Rocío y la madre, irradiando alegría y esperanza. La verdad es que a pesar de todo, esta vez yo también creí que iba en cana. Qué paradoja, con la experiencia que tenemos las víctimas de éstas basuras.
Así, fuimos caminando y de a poco encontrándonos con todas las organizaciones que apoyaban. Y había muchos medios, y eso para nosotros es un logro. Porque a partir de que Rocío se acercó a la casa de la memoria a exponer su caso y pedirnos ayuda nos pusimos en campaña para que tomara estado público.
Me sigo preguntando si las víctimas del terrorismo de Estado no nos habremos “acostumbrado” a esta justicia a cuentagotas, a la impunidad del arresto domiciliario.
Rocío es fuerte. Sigue dando batalla, no para ni va a parar. Porque lucha por su libertad, y como ella dice, va a ser libre a partir de que él esté preso.
La acompaño a la sala de audiencias a ella, a su mamá, al hermano y al abuelo. Era una sala muy chiquita. La sentencia venía bien, venía dándole toda la razón a Rocío, se le da la pena de los 14 años que pidió el fiscal. Como si eso alcanzara. Hasta que se declara la prisión domiciliaria, y ese fue un golpe muy bajo. El llanto de Rocío. Otra vez el arresto domiciliario a un milico.
Afuera nos recibió la represión de la Policía Federal. Nuevamente la represión frente a un tribunal que deja a un milico impune. Y me sigo preguntando, si vamos a seguir acostumbrándonos a que para los milicos haya privilegios. Porque lo que le pasó a Rocío dentro de la misma base naval, es lo mismo que sufrieron las mujeres secuestradas en los centros clandestinos como la ESMA, como en esa misma base naval de Mar del Plata.
Me pregunto si como sociedad vamos a seguir soportando la impunidad. Si en este momento en el que se ha hecho tan pública la violencia hacia las mujeres como el caso Melina y el caso Paola, vamos a permitir que esta basura que violó, torturó y aplicó métodos de inteligencia sobre Rocío, goce de privilegios por ser milico.
No, no podemos permitir que un milico que violó y torturó a su hija quede libre y goce de los mismos privilegios que sus camaradas de armas que cumplieron funciones durante la dictadura genocida. No podemos permitirlo, hoy más que nunca gritemos ¡cárcel común a Girat! ¡Basta de violencia contra las mujeres! ¡Cárcel común y efectiva a todos los genocidas!