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Red Internacional
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JUVENTUD. ¡No queremos ser ni carne de cañón, ni carne para el patrón!

Tras las recientes declaraciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, queda claro que la Europa Fortaleza se está preparando para un gran rearme militarista e imperialista a costa de las vidas de la clase trabajadora y las mayorías sociales.

Lunes 18 de marzo

La ministra de Defensa del PSOE ha declarado recientemente, siguiendo la línea de diversos líderes europeos como Macron o Scholz, que “la amenaza es total y absoluta” ante la posibilidad de Rusia de ampliar su ofensiva militar. También ha dicho que la sociedad española no es “consciente del enorme peligro”, sin embargo es evidente que quienes pagamos las consecuencias de estas guerras imperialistas somos la clase trabajadora.

Después de más de dos años de la guerra en Ucrania, la Unión Europea y las grandes potencias imperialistas han aprovechado la candente situación para intensificar su rearme, invirtiendo más presupuesto en Defensa. Este es también el caso del Estado español, que en 2023 aprobó los presupuestos militares más grandes en los últimos cuarenta años, a petición de la OTAN. Y, aunque la aprobación de los presupuestos anuales de este año se ha retraso por la falta de cohesión en el Gobierno, podemos esperar más de lo mismo.

Porque desde la Unión Europea, EEUU y el gobierno del PSOE-Sumar – igual que el de antes – nos hablan de proteger los valores y la libertad… Se ve que eso no aplica cuando se trata de matar inmigrantes en la frontera o vender armas a Israel para el genocidio contra el pueblo palestino. La invasión de Putin en Ucrania es totalmente reaccionaria y responde a los intereses de la oligarquía rusa. Igual que el rearme de las potencias imperialistas como Alemania, Francia, EEUU o el Estado Español son para proteger les negocios de sus capitalistas.

Claro está que esta elevada inversión en Defensa no supone una mejora de la seguridad, sino todo lo contrario ya que parte de esta financiación va dirigida también al reforzamiento de las fuerzas del estado que luego reprime a quienes nos manifestamos o mata a miles migrantes en las fronteras cada día, que se ven obligados a huir tras las terribles consecuencias que el propio imperialismo provoca en África, Asia o América Latina. Todo esto, además, a costa del detrimento de los servicios sociales como sanidad, educación o ayudas a sectores sociales en riesgo de pobreza y exclusión.

En palabras de la propia Robles, “el Gobierno está plenamente volcado en este escenario bélico”. Sin embargo, esta supuesta solidaridad con el pueblo ucraniano lejos está de ser genuina. La defensa de Ucrania ante la reaccionaria invasión de Putin responde a los intereses de la OTAN y la disputa con Rusia sobre el dominio de Europa. En las guerras imperialistas, en las guerras entre las oligarquías y los grandes capitalistas, es la clase trabajadora quien sufre las mayores consecuencias. Mientras la inflación provocada por la guerra ahoga a millones de familias, las grandes multinacionales armamentísticas solo han visto aumentar sus ganancias.

La aguda escalada militarista también se explica por las crecientes tensiones entre la Unión Europea y Norteamérica por el mando de la OTAN. Donald Trump, candidato presidencial para las próximas elecciones de Estado Unidos, ha advertido que está dispuesto a romper los tratados con la OTAN, en caso de renovar mandato, si algún país no cumpliera con las cuotas impuestas para el gasto en defensa. El Plan de Defensa propuesto por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también va encaminado a fortalecer la industria militar europea.

Bajo todas las excusas de los gobiernos, como proteger la democracia y el progreso, se esconden profundos intereses militaristas para seguir expandiendo las políticas imperialistas de la Unión Europea y Estados Unidos, como hemos presenciado en los últimos meses con el apoyo político y económico al estado genocida de Israel y la masacre que está llevando a cabo en la Franja de Gaza o la reciente intervención militar colonialista en Haití

A pesar de que muchos gobiernos nos dijeron que las guerras no iban a más, que eran cosa del pasado, los últimos años nos han dejado aún más claro que el capitalismo solo nos conduce a la crisis y a masacres. Como decía Lenin, este es un periodo de guerras, crisis y revoluciones. Los grandes capitalistas ya se han encargado de proporcionar las dos primeras, ahora hace falta organizar la revolución socialista para ponerle freno de una vez por todas a este sistema que nos explota, nos oprime y nos utiliza como carne de cañón en sus macabras guerras según sus intereses.

Es necesario organizar una gran respuesta de la clase trabajadora, quien lo produce y lo mueve todo, para detener el rearme imperialista de las grandes potencias. Debemos poner en pie un gran movimiento antimilitarista y antiimperialista, en solidaridad con el pueblo ucraniano, palestino, haitiano y todas las personas que han vivido en carne propia las nefastas consecuencias de las guerras y las intervenciones imperialistas o colonialistas.

Una solidaridad de clase, porque la clase obrera es una y sin fronteras, y no la "solidaridad" burguesa que defienden los gobiernos imperialistas hasta que sus intereses chocan entre sí. Sólo mediante la organización de la clase trabajadora internacional es posible luchar por un mundo donde ya no existan las guerras, causadas por las crisis capitalistas o para aumentar el beneficio económico de unos pocos, por un mundo donde nuestras vidas realmente valgan y por un mundo donde podamos ser realmente libres y vivir en paz.