La presidenta de la CNDH nombró al agente inmobiliario, Alexander Brewster como sexto visitador. Con esta acción, además de demostrar nepotismo, Rosario Piedra Ibarra asegura que los megaproyectos del gobierno de la 4T no sean importunados por quejas por violaciones de derechos humanos.
Jueves 17 de diciembre de 2020
El compadrazgo y el pago de favores se hacen presente en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), pues la presidenta, Rosario Ibarra Piedra, nombró como director general de la Sexta Visitaduría general, encargada de atender las violaciones a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA), al ex agente inmobiliario y especulador, Alexander Brewster. El perfil del joven funcionario no tiene nada que ver con la protección de derechos humanos, muy por el contrario, salta a la vista un perfil dedicado a la especulación con experiencia como gerente de “inmuebles de lujo”.
Además de lo anterior, Brewster no ofreció información veraz, pues presumía haber trabajado como asesor legal de Greenpeace y asistente legal del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, sin embargo, la organización ambientalista lo desmintió, ya que aclaró que sólo colaboró como promotor, es decir, abordaba a las personas en las calles para convencerlas de que donaran dinero.
Entre otros trabajos, a partir del 2017 Alexander Brewster se dedicó a las ventas de inmuebles de lujo en Tulum, Playa del Carmen y Cancún, Quintana Roo. Asimismo, asesoró a empresas privadas en temas ambientales con el objetivo de que estás superarán la legislación ambiental mexicana.
Por una parte, tenemos a una persona que no reúne la trayectoria profesional y sensibilidad social que se requiere para autonombrarse como defensor de derechos humanos. Una cosa es asesorar a grandes transnacionales para que puedan hacer jugosos negocios y otra muy diferente es garantizar los derechos humanos de las grandes mayorías. Es más, sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que son trayectorias opuestas diametralmente. Ante lo que estamos es un funcionario que tiene una visión pro empresarial y que simplemente no peleará hasta el final por los derechos de los trabajadores y las comunidades.
Por otro lado, se vuelve hacer evidente el nepotismo con el que actúan las autoridades de la llamada 4T, pues como se demuestra, de lo que se trata es designar a gente leal y acrítica al frente de puestos claves para seguir impulsando las políticas del actual gobierno. No es raro que una visitaduría general dedicada a temas ambientales, y que se supone que se tendría que oponer a los megaproyectos, como por ejemplo el tren maya, sea entregada justamente a un agente de los grandes empresarios que se beneficiaran de los millonarios contratos para construir gigantescos complejos turísticos.
A partir de la investigación que realizó el diario Milenio, retomada por otros medios de comunicación, respecto a que este nombramiento no cumplía con la trayectoria y experiencia requerida, la CNDH anunció que iniciaría una investigación en relación al currículum del director general de la Sexta Visitaduría, Alexander Brewster a través del Órgano Interno de Control de dicho organismo autónomo.
El nombramiento de un personaje sin ningún compromiso con las organizaciones sociales, ni con los activistas ambientales, en la Sexta Visitaduría, tiene la función de ser un garante de los compromisos del gobierno federal con los megaproyectos.
La salida ante esta situación no puede ser dejada en manos del Estado y sus supuestos órganos “autónomos” ya que cada día que pasa se demuestra que gobiernan en favor de los millonarios.
La primera demanda debe ser la cancelación y prohibición de todos los megaproyectos, como el tren maya. La segunda, es que se formen comisiones independientes de protección de derechos humanos, integradas por miembros de las comunidades y reconocidas personalidades dedicadas a la defensa de los derechos laborales, las causas sociales, la naturaleza y el territorio para realmente garantizar los derechos humanos.
