El historiador Norberto Galasso responde en esta edición a la crítica que le hiciéramos a su carta a la militancia del FIT, donde propone abandonar el llamado a votar en blanco y apoyar la candidatura de Daniel Scioli. Desde La Izquierda Diario agradecemos a Galasso la respuesta y damos la bienvenida al debate.
Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Ruth Werner @RWlaruta99
Sábado 14 de noviembre de 2015
Galasso comienza su respuesta retrocediendo sobre sus argumentos originales. Esgrime que nunca afirmó que Scioli sea nacionalista, pero en la carta al FIT sostiene “no habiendo opción socialista corresponde optar entre lo que hay” y define que hay que “votar contra aquel cuyo origen, trayectoria y economistas que lo asesoran expresan a la minoría oligárquica y su aliado imperialista, imputación que no puede hacerse al candidato del FPV”. Concretamente Galasso nos dice que hay un representante del imperialismo y otro que no se le puede imputar dicha filiación. Para no forzar los términos de Galasso, llamaremos a Scioli el candidato inimputable de ser un hombre del imperialismo, aunque los voceros del candidato del Frente para la Victoria se ufanen en plantear el pago a los fondos buitres (Urturbey) y el mismo Scioli reivindique haber ido a entrevistarse con Raúl Castro para celebrar la apertura hacia el imperialismo yanqui. Si Scioli no es un candidato nacionalista Galasso nos estaría dando la razón en que no se trata entonces de una reedición similar al enfrentamiento de las fuerzas que se daba en 1945 entre Braden y Perón. Justamente eso es lo que planteábamos en la primera respuesta, donde Galasso aconsejaba seguir el ejemplo de Trotsky frente al gobierno nacionalista burgués de Lázaro Cárdenas en México. O la actitud frente al nacionalismo burgués del Kuomintang, ante la invasión japonesa a Manchuria a principios de los ’30 del siglo pasado.
Galasso se preocupa en decirnos que forzamos el uso que él le dio a las analogías históricas y que dice exactamente lo mismo que nosotros respecto a la independencia que los socialistas y la clase obrera deben mantener de las direcciones nacionalistas burguesas. Sin embargo, a pesar de reconocer que los antecedentes revolucionarios que cita se centran en llamar a la unidad de acción para movilizar contra el imperialismo y no en apoyar una política burguesa, nos pide que apoyemos con el voto a un candidato de la burguesía. Si el voto no constituye un apoyo político no entendemos qué es. Peor aún, el apoyo que nos pide es a un candidato, cuyo perfil derechista es claro y como si le faltaran credenciales quedó nuevamente expuesto con la propuesta de un gabinete de gobierno que incluye represores como Casal, Berni o Granados.
La campaña del candidato que nos propone votar Galasso se centra en decir que reprimirá a los piquetes y, tomando el programa de Sergio Massa, hasta se declaró dispuesto a incluir al Ejército en la lucha contra el narcotráfico. El ex menemista Daniel Scioli ha sido aplaudido en el Coloquio de IDEA, en el evento del Council of America, y cuenta como principal asesor económico a Mario Blejer, un ex funcionario del FMI partidario de la devaluación y el acuerdo con los fondos Buitres. El gobernador de Salta, Urtubey, aliado del candidato, no duda en decir que Scioli propicia un arreglo rápido con estos usureros.
Galasso en su fundamentación sostiene que: “estar en la izquierda significa estar decididamente en contra de todo aquello que signifique perjuicio para los trabajadores y acompañarlos en su experiencia hasta alcanzar la fuerza necesaria para disputar el poder “y cambiar el estado de cosas social y político existente”. Si lo antes expuesto respecto al programa de Daniel Scioli no constituye un perjuicio contra los trabajadores, nos preguntamos cuál es la unidad de medida que tiene Galasso.
El quid de la cuestión es si ser de izquierda significa acompañar a un sector burgués por la carencia de independencia política de los trabajadores o si la carencia de independencia política de los trabajadores no tiene que ver precisamente con que la izquierda sea furgón de cola de un sector de la burguesía. Eso sucedió en 1945 en Argentina cuando los grandes partidos obreros, el PC y el PS, se unieron a la Unión Democrática. En oposición, la llamada Izquierda Nacional, de donde proviene Galasso, se caracterizó por el apoyo constante al peronismo, es decir en la búsqueda de un sector burgués nacional progresivo al que los socialistas debían apoyar como principio.
Aunque como vimos Galasso hoy se conforma con menos, apoyando al significante vacío de un candidato que es definido como “inimputable” de “expresar a la minoría oligárquica y su aliado imperialista”. La izquierda Nacional siempre consideró al peronismo como un paso adelante en la independencia nacional, mientras que para los trotskistas la función histórica del peronismo en 1945 fue evitar que la clase obrera conquistara su independencia política para acaudillar a la nación oprimida en su lucha contra el imperialismo. Por eso mientras los dirigentes del peronismo capitulaban –y el propio Perón huía en una cañonera paraguaya en 1955- los trotskistas, más allá de sus limitaciones de época, militaron en la primera línea de resistencia al golpe gorila y en las filas de la resistencia obrera contra la Libertadora.
Por último, Galasso nos quiere hacer aparecer enfrentados a Carlos Marx quien saludaba a los ejércitos del presidente norteamericano Abraham Lincoln en la guerra civil antiesclavista de 1861-1865 y del Manifiesto Comunista, cuando el fundador del socialismo aconsejaba luchar armas en mano junto a la burguesía contra el viejo régimen absolutista. Galasso borra de un plumazo la época del imperialismo que replanteó la estrategia socialista y el debate que dividió a principios de siglo XX al movimiento obrero y socialista entre reforma y revolución, entre la táctica de colaboración con la fracción progresista de la burguesía y la lucha por la independencia política de la clase obrera. Para los marxistas revolucionarios del siglo XX, en nuestros países oprimidos, tiene que ser la clase obrera la que encabece la alianza de clases explotadas y oprimidas contra el imperialismo y la reacción.
Reiteramos lo que dijimos en el artículo anterior. Los trotskistas somos partidarios de la más amplia unidad de acción, incluso con la burguesía cuando se enfrenta al imperialismo y la reacción, para movilizar a las masas. No es este el caso, es más que evidente.
Acompañar la experiencia de los trabajadores no es equivalente a apoyar a las direcciones burguesas que los engañan, sino intervenir en sus organizaciones, en sus luchas, y en su experiencia cotidiana denunciando el carácter de las direcciones burguesas, interviniendo en todas las tribunas necesarias para influir sobre la conciencia de los obreros para que se organicen de forma independiente y se movilicen en defensa de sus derechos y aspiraciones. Por eso los militantes del PTS estuvieron en primera fila acompañando a los obreros de Lear, Gestamp, Madygraf o los chóferes de la 60, mientras hacían la experiencia con el gobierno kirchnerista y el sciolismo que solo les ofreció represión como respuesta.
Galasso se equivoca y convocando a votar a Scioli lo que hace es inhibir a los trabajadores para que se preparen contra el ajuste que vendrá de su mano o de la mano de Macri. El voto en blanco es la única manera de manifestar una política de defensa de los intereses de la clase trabajadora en el balotaje.
Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.