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Red Internacional
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MANIFIESTO RED DE PRECARIXS. Nos organizamos para luchar contra el virus de la precariedad

Somos una red de trabajadorxs precarixs que decidimos organizarnos hartos de abusos patronales y de ver que, con la llegada de esta nueva crisis, el Gobierno y la Patronal con la complicidad de las direcciones de los grandes sindicatos, se preparaban para una nueva ofensiva contra los trabajadores y la mayoría social. Hartos de esta situación y pensando en la que se venía, decidimos decir basta y comenzar a organizarnos para que en ta vez sí, la crisis la paguen los capitalistas.

Sábado 10 de octubre de 2020

La pandemia provocada por la COVID-19 no ha hecho sino acentuar un virus que ya desolaba asolaba al mundo antes de su llegada y que gobiernos y empresas están dispuestos a seguir extendiendo. Hablamos de la precariedad.

Desde la primera crisis del siglo XXI, que estalló en 2008, las condiciones laborales y de vida de la mayoría sufrieron una pauperización sin precedentes. Ya entonces, los gobiernos del PSOE y luego del PP, apoyados por las direcciones de los grandes sindicatos, llevaron a cabo rescates millonarios y contrarreformas laborales.

Nos condenaron a salarios de miseria, nos privaron de derechos frente a las empresas, que con voracidad salvaron sus beneficios a nuestra costa. Se aplicaron medidas neoliberales para privatizar servicios públicos, como hospitales y residencias, para exprimir aún más si cabía a los trabajadores y a las trabajadoras, cada vez más acorralados y acorraladas nos acorralaron entre la pobreza y la precariedad, al tiempo que se nos privaba de un servicio gratuito y de calidad.

La llegada del virus no apaciguó a las grandes empresas. Pese al discurso de solidaridad y unidad del gobierno del PSOE y UP, la realidad es que éste sólo aplicó las medidas que el IBEX-35 necesitaba. Mientras los más ricos se enriquecían más gracias a un gobierno que les costeaba las pérdidas, los y las trabajadores debíamos seguir en el puesto de trabajo, sin medidas de protección, poniendo en riesgo nuestras vidas y las de nuestras familias. La sanidad se vio saturada, los trabajadores esenciales hacíamos frente al virus sin los medios necesarios, agotadas por jornadas intensivas.

Por otro lado, quienes éramos considerados no esenciales perdíamos empleos, o se nos aplicaban ERTEs (los cuales muchos de ellos siguen todavía sin haber sido cobrados) y éramos encerrados en nuestras casas sin sustento económico.

En este contexto, las trabajadoras y los trabajadores con contratos-basura y aquellos sectores más expuestos al abuso de las empresas, las mujeres y las personas inmigrantes, que éramos quienes ocupábamos los principales trabajos de cuidados y de producción básica y masiva, nos llevamos la peor parte.

La “nueva normalidad” ha sido para nosotros y nosotras más y peor de lo mismo. No han perdido tiempo en comenzar de nuevo con las privatizaciones, en lanzar políticas agresivas contra la clase trabajadora y tolerando la sobreexplotación de las empresas. Apenas volvimos a nuestros puestos de trabajo, las empresas debían recuperar lo perdido, y eso se traducía en peores condiciones, más precariedad, con peores horarios, más trabajo y menos sueldo, con el mismo nivel de exposición al virus que al principio de la pandemia. No es de extrañar que la inmensa mayoría de rebrotes hayan tenido por epicentro grandes empresas y centros de inmigración. O en barrios populares donde las familias subsisten con contratos precarios y en viviendas en peores condiciones en las cuales mantener las mínimas medidas de seguridad se hace imposible. Un ejemplo de cómo la precariedad afecta todos los aspectos de la vida.

Pero si esto no fuera suficiente, han convertido nuestra desgracia en culpa. Rápidamente las instituciones y gobiernos autonómicos y del gobierno central acusaron a la juventud, a los inmigrantes y a los trabajadores de los rebrotes que había en sus centros de trabajo y en sus barrios. Así lo decía Díaz Ayuso en Madrid, y así lo confirmó Sánchez cuando le ofreció la policía y el ejército para contener a la población trabajadora confinada en sus barrios sin poder hacer uso de los espacios públicos. Y esto al tiempo que debemos seguir yendo a trabajar hacinados en un transporte público insuficiente, que sufrimos una sanidad saturada que no puede atendernos fruto de recortes y externalizaciones. El reverso de estas medidas lo hemos podido ver en Vallecas, cuando los vecinos llamaban a mejorar los servicios sanitarios y la respuesta por parte del Gobierno progresista y de la Comunidad fueron cargas policiales y abusos en comisaría para los detenidos.

Ante esta situación, nada nos cabe esperar de las burocracias sindicales, que rápidamente concedieron a las empresas vía libre para proseguir su explotación. Tampoco nos cabe esperar nada de un falso gobierno “progresista” que, a golpe de policía, sólo protege las ganancias capitalistas frente a las vidas de miles de trabajadoras y trabajadores, mujeres e inmigrantes, al tiempo que abre el camino a la ultraderecha.

Sin embargo, no nos resignaremos. A lo largo de este periodo hemos visto que la clase trabajadora ha demostrado ser la única capaz dar respuestas para enfrentar a la pandemia y hacer frente a las crisis económicas. Sólo ella, a pesar de todo esto, ha sido capaz de soportar la tormenta. No han sido ni los políticos, ni los capitalistas, ni los burócratas encerrados en los despachos de los sindicatos.

Hemos visto también abrirse grandes procesos de lucha. Alcoa, las trabajadoras y los trabajadores de Nissan, y sus contratas como Acciona, de Telepizza, las y los trabajadores sanitarios y de limpieza de hospitales, como las victoriosas trabajadoras del Gregorio Marañón que, con la lucha por único camino, consiguieron parar la privatización de la limpieza. De igual modo, los MIR en Madrid y en Barcelona comenzaron a movilizarse tras un proceso de pauperización en sus condiciones laborales durante los últimos años que ha alcanzado con la pandemia un punto que no puede tolerarse. Las migajas que les ofrece las Conserjerías de Sanidad son insuficientes y una vez más demuestran el potencial de la clase trabajadora movilizada y combativa. Es esta una perspectiva alentadora, que desde la Red de Precarixs apoyaremos y lucharemos a su lado hasta alcanzar la victoria.

Bastan estos ejemplos para constatar que sólo la lucha es el camino para vencer la precariedad, la miseria y la oleada de ataques que se avecina contra la clase trabajadora. Así lo demostraron en los años precedentes las y los chalecos amarillos, las trabajadoras y trabajadores de Chile, de Ecuador, de Bolivia, de Hong Kong. Somos conscientes de que ningún derecho ha sido conseguido sin que la clase trabajadora se levante con toda su fuerza.

Es un espíritu combativo que queremos convertir en organización, en un grito de lucha que resuene en las bocas de las trabajadoras, de las mujeres, de los inmigrantes, de los y las oprimidas por el capitalismo.

Por eso, trabajadoras, mujeres e inmigrantes de diversos sectores, todos y todas hartas del abuso de las patronales, estamos convencidos y convencidas de que la única solución y alternativa es poner en pie una gran red de trabajadores y trabajadoras que organice de forma democrática la lucha contra los despidos, los cierres de fábricas, contra las políticas que ponen los beneficios empresariales por delante de nuestras vidas. Queremos organizarnos para dar apoyo y sumar a aquellos y aquellas que la burocracia sindical ha dejado de lado y que vende a las fauces de los capitalistas. Queremos luchar hasta el final contra la precarización, contra el racismo institucional que encierra y explota a nuestros compañeros y compañeras inmigrantes, contra la violencia de género que asesina y abusa de las mujeres.

No bastan reformas, no hay migajas que puedan comprarnos. Queremos hacer de esta red de trabajadoras y trabajadores el bastión para combatir contra la patronal y sus cómplices políticos y sindicales. Y para que esta vez sí, ¡la crisis la paguen los capitalistas!

¡Organízate y lucha con nosotrxs! ¡Súmate a la Red de precarixs!

Somos una red de trabajadoras y trabajadores precarios que decidimos organizarnos hartos de abusos patronales y de ver cómo, con la llegada de esta nueva crisis, el Gobierno y la Patronal con la complicidad de las direcciones de los grandes sindicatos, se preparaban para una nueva ofensiva contra los trabajadores y la mayoría social. Hartos de esta situación y pensando la situación que se venía, decidimos decir basta y comenzar a organizarnos. Nuestra primera asamblea virtual estatal tuvo lugar en junio de este mismo año, en la que participaron más de 100 trabajadores de diferentes sectores, como hostelería, comercio, servicios, telemarketing, del Sindicato de Vendedores Ambulantes de Barcelona (topmanta), dependientes de tiendas, monitores de comedor y tiempo libre, docentes, doctorandos, PAS y por supuesto trabajadoras y trabajadores de la salud.

El próximo 29 de octubre a las 19h celebramos nuestra segunda asamblea estatal para seguir organizando la Red. ¡Escríbenos, súmate y organízate!

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