En medio de una crisis sanitaria el gobierno de Piñera no ha cesado de fortalecer la agenda represiva, preparándose y buscando acallar a todos quienes han denunciado sus políticas y medidas criminales.
Jueves 2 de julio de 2020
Nos acercamos al peak de los contagios, según la Organización Panamericana de la Salud el pronóstico para Chile es que en los próximos 15 días se llegue al peak de contagios, y mientras el gobierno criminal de Sebastián Piñera solo ha tomado medidas en pos de los empresarios y sus ganancias, exponiendo a la clase trabajadora y al pueblo a los contagios y la muerte.
Pero a la vez que resguarda el bolsillo de los empresarios, también se prepara para futuras movilizaciones, porque sabe que existe un gran descontento que no ha podido acallar, como se expresa en los llamados a protesta nacional para este 2 y 3 de julio.
Mientras el sistema de salud colapsa y los barrios populares, campamentos y hospitales modulares se mojan o inundan ante cada lluvia, el gobierno se la juega por pasar leyes represivas dándole urgencia a proyectos como la Ley de Inteligencia, la cual fue ideada por Chadwick durante la revuelta y busca fortalecer el sistema de inteligencia dándole más facultades, como por ejemplo almacenar información, que puedan existir agentes encubiertos y que tengan acceso a fuentes cerradas, lo que permite el espionaje a organizaciones sociales y políticas.
En la misma línea la Ley de Inteligencia permite mayor participación de las Fuerzas Armadas, dándole más atribuciones a los mismos que asesinaron durante la revuelta, y a la vez le da más facultades al director de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), quienes durante este año firmaron un acuerdo con el SENAME para que este pueda facilitarle información.
Continuando con su línea preparatoria, Piñera también pretende instalar un sistema de vigilancia de reconocimiento facial y darle mayores atribuciones a la seguridad municipal, como poder realizar controles de identidad.
Lo de fondo es que buscan controlarnos y acallarnos, ya sabemos que ante cada demanda y movilización solo responden con represión.
Quieren implementar e incluso mejorar la receta que usaron durante la revuelta, donde más de 2.000 compañeros que salieron a manifestarse en contra de este gobierno y este régimen fueron arrestados y siguen presos en las cárceles expuestos al contagio y la muerte, mientras los pacos y milicos que torturaron y mutilaron continúan en total impunidad como si nada, y nuestros compañeros en las cárceles en medio de una pandemia.
¡La mascarilla no es bozal!
Este miércoles vimos como los trabajadores repartidores de aplicaciones como Rappi, Uber o Glovo, paralizaron en varias ciudades y países como Argentina y Brasil ante el llamado a paro nacional de apps en contra de la precarización.
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Este es un ejemplo a seguir de cómo enfrentar las nefastas medidas políticas, sanitarias y represivas de Piñera y su gobierno criminal, por lo que en la movilización de este 2 y 3 julio hay que exigir la libertad inmediata de todos los presos políticos de la revuelta y decir basta de represión, y que sirva como impulso para avanzar hacia un paro nacional donde la CUT y las centrales sindicales convoquen y terminen su tregua con el gobierno.