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Red Internacional
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UNIVERSIDAD. Notas y negocios: “esta universidad y sus calificaciones nos echan a la juventud trabajadora”

Escena: un profesor suspende a casi una clase entera utilizando su situación de superioridad académica. Ha pasado en la Universidad Complutense de Madrid, pero nos sirve para ver algo que va mas allá: como funcionan las notas en la universidad al servicio del capital.

Jueves 23 de febrero de 2023

Después de unas navidades enclaustradas para poder superar los exámenes, las notas llegan al mundo universitario y con ellas siempre acompañan las decepciones. Si hay dos cosas que en cualquier etapa las leyes educativas no dejan que se discutan son los contenidos y las notas. Es decir, que aprendemos y como nos clasifican en base a la utilidad que tendremos para el beneficio capitalista. Muchos son los casos en los que se cometen barbaridades al reducir a una persona y sus posibilidades laborales e intelectuales a un número del 1 al 10.

Casi todo lo que se evalúa está relacionado con la clase social de la que vienes: tiempo para estudiar y hacer trabajos, apoyo y estudios previos a ti en tu hogar (o haber tenido un hogar estable), un lugar y tiempo para estudiar, etc. Pero vamos a hablar de un caso que ha ocurrido en una clase de Historia del Arte en la Complutense, el cual ha superado la decepción y ha llevado a las alumnas, alumnos y alumnes al enfado.

Hace unos días cuando llegó el correo con la notificación de las notas del curso la mayoría de alumnxs de esta clase quedaron en shock. La mayoría de ellxs habían suspendido una asignatura, Historia Antigua, con notas que, ni por asomo, correspondían con el trabajo mostrado por ellxs y exigido por el profesor. Parecía haberse solucionado debido al error del profesor de la parte teórica de olvidarse incluir notas de la parte práctica y la asistencia, que contaba para nota, lo cual sirve para excluir a alumnos trabajadores de las universidades públicas.

Cuando se corrigieron las notas las reacciones no fueron diferentes, ya que las notas no variaron demasiado. El profesor de prácticas había suspendido a prácticamente toda la case.

Rompamos con un sistema educativo al servicio del capital

La sorpresa más grande fue que, al pedir la cita con el profesor para revisar la nota, cada alumnx recibía el mismo discurso como relata una alumna el profesor llegó “con aires de superioridad y se excusaba en que los trabajos no cumplían los criterios de evaluación”, criterios que no correspondían con los especificados en el programa de la asignatura. Es por ello por lo que se armó revuelo en esta clase, en la cual incluso se llegó a hablar de huelga estudiantil. Un alumno añade que “al no saber que poner, cuanto de cada cosa, cada uno fue con su instinto, pero a la hora de corregir fue horrible e injusto para muchos” y completa con que el profesor muestra “una falta de empatía por el alumnado”.

En la misma reunión esta alumna que nos relata también describe una situación que, si bien grave, no es extraña en la universidad: “el profesor no tenía ni corregidos las primeras hojas de trabajo de hasta 10 páginas”. La mayor desfachatez del profesorado de la asignatura viene cuando propone que se suspenda a lxs alumnxs en general para que suban nota en la próxima convocatoria, arriesgando el suspenso de la matrícula que, en el mejor de los casos supondría pagar más de 100€ y, en el peor, perder una beca.

¿Es posible un sistema educativo que no replique las dinámicas del capitalismo?

Es decir, no poder seguir estudiando (en el que caso de haber podido entrar a la universidad por encima de los tasazos y la precariedad) e incluso tener que devolver una beca. A esto hay que unir el proceso de hacer repetir una asignatura, teniendo que pagar el doble de su coste, con horarios que dificultan aun más poder trabajar, perdiendo la beca si tenías, y matrículas que la mayoría de alumnxs de clase trabajadora no pueden permitirse pagar.

No se trata de centrarse en la decisión individual a la hora de evaluar de un docente. Sino de cuestionar un sistema universitario donde es normal que un docente no se cuestione que puede haber algún fallo sistemico si suspende casi toda la clase, donde escasean los mecanismos democráticos para defenderse de situaciones como estas o el desenlace de una calificación asi abre una crisis para poder seguir estudiando al alumnado de clase trabajadora. Es cuanto menos absurdo y antipedagógico, y en suma, una forma (otra más) de convertir la universidad en un negocio que redobla su amenaza sobre la juventud trabajadora que consigue acceder.

La universidad de clases excluye cada vez más a la clase obrera de la formación universitaria

Esta clase, que levanta la voz en este diario, no se trata de un caso extraño, sino de un patrón que se viene repitiendo desde hace años para convertir la universidad pública en una empresa. Todo el sistema universitario busca la exclusión de lxs alumnxs de clase trabajadora de la universidad y esta es solo una baza más que tiene bajo la manga.

Desde la subida de tasas que cada año van a más, a las notas de corte que cada año suben más y llevan a que muchas personas que no pueden, bien por falta de tiempo bien por salud mental, llegar a ella quedando excluidas, también el plan Bolonia que incluyó la asistencia obligatoria para que quienes estudian y trabajan para pagar los estudios lo tengan cada vez más difícil, o las nuevas leyes de represión universitaria que se aprobaron desde el gobierno central que debilitan al ya marchito movimiento estudiantil para que no pueda responder a casos como este o que permiten la entrada de la policía en el campus como el día que se nombró a Ayuso como Alumna Ilustre o como cuando detuvieron a manifestantes palestinos que protestaban contra un acto de la embajada israelí.

De igual forma este caso no es una excepción y esperar que por los “métodos democráticos” de la universidad se pueda dar la vuelta a la tortilla es, simplemente, tan ingenuo como pensar que la universidad respeta los derechos LGTB cuando persigue a alumnes por realizar una charla LGTB y que ha llegado a investigar para su expulsión a una compañera trans por organizar esta charla.

El problema también es posible debido a que nuestros decanos y rectores conocen de sobra que la situación del movimiento estudiantil está cada día peor y más ligado a los propios decanatos y rectorados. Si el movimiento estudiantil tuviera fuerza podría pasar a la ofensiva directamente para poder solucionar este tipo de problemas, cuestionando las barreras económicas y antipedagógicas de esta universidad al servicio del capital.

Es por ello que tenemos que crear un movimiento estudiantil fuerte, que rechace la entrega de premios a personajes como Ayuso en nombre de la universidad pública, que consiga acabar con estos casos de clara corruptela universitaria para beneficio propio y que construya una universidad verdaderamente democrática donde se reflejen las necesidades y demandas de alumnes y trabajadores por igual. Contracorriente y Pan y Rosas condena este hecho así como se pone a disposición de cualquier alumno, alumna o alumne que necesite darse voz a través del Diario o quiera organizarse contra este sistema universitario al servicio de las grandes empresas y de intereses de los partidos del régimen.