En estos días, luego de dos semanas sin producirse novedades en la causa por la muerte de Alberto Nisman -que le causó un cimbronazo político al gobierno y que guerra de servicios de inteligencia mediante y sus “carpetazos”, comenzó a capear al final del verano-, se produjeron movimientos por el arma encontrada entre las pertenencias de Nisman, la “lupa” sobre la cuenta en el Merrill Lynch y la denuncia por encubrimiento contra CFK que a partir de hoy recae en un fiscal del oficialismo.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Miércoles 15 de abril de 2015
Arroyo Salgado volvió a la carga contra la fiscal Fein, y elípticamente contra Lagomarsino con su hipótesis del asesinato de Nisman luego de hacerse público que Sara Garfunkel, la madre de Nisman, le entregara a la fiscal un arma Versa calibre 22 encontrada en la baulera de su departamento donde tenía objetos pertenecientes al fallecido fiscal. La jueza Salgado hizo declaraciones en radio Mitre donde planteó: "Entiendo que es un elemento importante (N.R.: en la causa) porque si una persona tiene un arma registrada a su nombre y tiene miedo por él y sus hijas, en lugar de pedirle a otra persona, va y busca el arma que tiene hace tiempo registrada".
La fiscal Viviana Fein en cambio salió a contradecirla: "El hallazgo no modifica la investigación. Tenemos que seguir investigando qué es lo que le pasó a Nisman".
La aparición del arma registrada a nombre del fallecido fiscal volvió a mostrar las disímiles posturas en torno a la orientación en la causa por la muerte del hombre que, por decisión de Néstor Kirchner, tuvo a su cargo por 10 años la investigación por la voladura de la mutual judía sin avanzar un ápice en la búsqueda de justicia.
Esta causa que tiene varias derivaciones en el terreno judicial, lo tuvo al juez Canicoba Corral de protagonista en el día de ayer. Canicoba (el juez de la causa AMIA) investiga actualmente a Diego Lagomarsino, el experto en informática; empleado de Nisman; ¿servicio?, por lavado de activos. En las últimas semanas había incluído en esa causa a Sara Garfunkel y a Sandra Nisman –la hermana del fiscal-. Pero fue ayer miércoles 15 que el magistrado libró un exhorto a Estados Unidos para que informe sobre la titularidad de la cuenta bancaria de la sucursal que la banca Merrill Lynch tiene en Nueva York. Se supone que el capital de esa cuenta que estaría a nombre de Lagomarsino, Garfunkel y Sandra Nisman en realidad pertenecía a Alberto Nisman.
Y el último acto de las novedades del día de ayer se trata del traspié que sufrió el fiscal Alberto Moldes (uno de los impulsores de la marcha reaccionaria del 18F), traspié que lamentó la oposición de derecha y el grupo Clarín. Se trata de la denuncia que hiciera Alberto Nisman contra Cristina Kirchner, el canciller Timmerman y otros dirigentes kirchneristas por encubrimiento de los acusados (sin pruebas) iraníes en la causa del atentado a la AMIA.
La Sala 1 de la Cámara Federal había aceptado la apelación de Moldes, luego de rechazar su recusación, ante la Cámara de Casación, para que dicha denuncia siga su curso. Pero esta aceptación que se dilató en el tiempo, se dio recién en el día de ayer y en Casación, aunque no se conoce sobre qué juez recaerá por sorteo la causa, la primera quincena de abril interviene el fiscal Ricardo Weschler (un jurista ligado a la oposición nucleada en el llamado “partido judicial”), pero a partir de ayer el fiscal interviniente es Javier De Luca, militante de la agrupación kirchnerista Justicia Legítima.
Con estas maniobras judiciales, lo más probable es que la acusación de Nisman, en honor a la verdad floja de papeles, se caiga.
Esto no hace más que confirmar que la Justicia no es de ningún modo independiente. Actúan en su seno tanto fiscales y jueces que comulgan con la oposición derechista, como magistrados que adhieren al gobierno nacional. El mismo gobierno que se encargó durante estos 12 años (y en esto coincidieron todos los gobiernos desde 1994 para acá) de cubrir la masacre de la AMIA con un manto de impunidad.