Reproducimos la entrevista realizada a la jugadora de hockey en línea, Virginia Flook, para el blog Deporte Feminista.
Lunes 21 de noviembre de 2016
Foto: Cabra Producciones
¿Qué deporte practicas, dónde y cómo llegaste a él?
Practico hockey línea o hockey roller, como suele conocerlo la gente. Llegué al deporte por una compañera que practicaba hockey césped conmigo, ella conocía un grupo que jugaba y me dijo: "vamos y probamos?", "si, claro le dije", y me encantó. Por esos tiempos tenía 18 años y casi no habían mujeres que lo practicaran, entonces las tres o cuatro que lo hacíamos teníamos que esperar que los hombres se agotaran de jugar “su partidito” para que nos dejen entrar en los últimos 10 minutos. Recuerdo que esperábamos como una hora y media sentadas en el banco, cuando lo pienso no lo puedo creer, imagínate ahí, sumisamente esperando entrar… qué horror! Todos pagábamos la pista que alquilábamos, pero en esos tiempos estaba tan naturalizado que “mandaran” ellos y más en el deporte. La llorábamos un poco cuando en vez de 10 minutos pretendían que sean 5 o 3.
En una época tuvimos un profesor, pero como éramos pocas era económicamente inviable alquilar la pista con lo cual, lo más lógico, hubiese sido que ellos nos integraran, pero eso no ocurría y aún hoy en el 2016 les cuesta mucho. Aunque tengo que destacar que en algunas provincias hay ligas mixtas y eso es un avance.
Nuestro deporte es muy técnico y si bien es un deporte de contacto no hay movimientos permitidos que puedan dañar sin estar penalizados y ni hablar de las conductas antideportivas, además estamos super protegidas. Entonces si te hacen mal, por lo general, es porque se pasaron y no porque seamos débiles. Claro que un hombre entrenado, por lo general, tiene más fuerza que una mujer entrenada, pero esto no es boxeo en donde la fuerza hace una diferencia que puede lastimar, esto es hockey linea, un juego con muchas protecciones y sobre todo muchas reglas, es la versión suave del hockey hielo.
No soy de la idea de que no haya ligas enteramente masculinas o femeninas, porque así se puede competir de par a par, teniendo en cuenta que hay diferencias físicas reales entre hombre y mujeres, pero si estoy en contra de que no haya ligas mixtas, y aún más en contra de que los hombres se rehúsen a practicar con mujeres.
Mientras explico esto me siento molesta por querer dar explicaciones que a mi entender nada tienen que ver con el hockey, sino con el machismo que nos empapa, tanto a hombres como a mujeres, aunque quienes lo sufrimos somos nosotras teniendo que pelear por nuestro lugar.
Gran tema a debatir la cuestión de géneros y categorías en los torneos, un tema que sin duda retomaremos. ¿Te han dicho que el deporte que hacés “es de hombre"? ¿Qué les contestás cuando esto sucede?
Sí, infinidad de veces. Depende, si te digo que siempre contesté igual miento, no hace mucho que tomé conciencia de lo que significa que nos quieran hacer creer lo que nosotras debemos ser, y cuando no lo hacemos tenemos que dar explicaciones. Antes me tomaba el tiempo de explicar, pero hace unos años que empecé a tomar conciencia y entonces los miro y les digo: "¿de verdad crees que hay cosas que una mujer no puede hacer? ¿Decime cuáles?". Y la persona se queda tecleando, eso te da la pauta que vivimos con una imposición. Este sistema patriarcal nos quiere hacer creer que es algo “natural” nuestro rol como mujer, el cual reproducimos sin pararnos a pensar, y existen miles de presiones que nos llevan a obedecer el mandato. Para mí lo que realmente significa ese mandato es: tenés limitaciones, no es interesante lo que puedas lograr, estás destinada a ser mamá y a no cuestionar nuestro orden. Quizás alguien mal interprete y quiera pensar que odio a los hombres, o como dicen por ahí, sos una “feminazi”, y muy por el contrario lo que cuestiono es el orden impuesto que nos oprime.
Si no levantamos la voz y no luchamos junto a los hombres para lograr una igualdad en derechos, no sucederá por sí solo. Existen amplios intereses económicos para que el rol de la mujer siga siendo traer niños al mundo, ser el sostén gratuito del trabajador. Que le limpie la casa, le prepare la comida, pague los impuestos, cuide a los niños, le lave la ropa, sin ese rol que ocupa la mujer los empresarios se verían con trabajadores cansados y reclamando horas para poder hacer lo que la mujer hace gratis. Esto está naturalizado y sobre todo bien visto por la gran mayoría, aunque en esta última década las mujeres han salido a cuestionar su rol social.
¿Te gustan otros deportes?
Sí, me fascina el Básquet.
¿Hacías deporte cuando eras chica?
Empecé tarde, como a los 15 años con hockey césped. El deporte es como la música o cualquier tipo de arte, se enseña o transmite, y si tu familia no te apoya económicamente, como fue en mi caso, no te enganchás hasta que podes acceder por tus propios medios. Aun así, si no tenes acceso a una calidad de vida medianamente estable, buena alimentación, un lugar donde vivir, dedicarte a algún deporte es claramente una utopía.
Entrenar y desarrollarse en un deporte en los países emergentes o en los países más pobres se convierte en algo elitista, es decir no todos pueden acceder, o no al menos con las mismas oportunidades, esto se refleja sobre todo en los deportes minoritarios. Este punto, a mí en particular, es el que me hace ruido cuando de logros deportivos hablamos. Las selecciones de cualquier país con estas características son, por ponerle un número aleatorio, del 2% de la población que puede practicarla, hablando sobre todo de los deportes minoritarios y amateurs, donde el Estado no subsidia el deporte. Entonces, ¿sos el más apto de tu país o sos “lo mejor” de los poquísimos que practican este deporte?, para mí la respuesta es clara.
Esto no quita que haya nivel en las selecciones, pero para mí no tiene el sabor que tendría si la equidad fuese parte de nuestra realidad.
Más allá del deporte que practicas ¿por qué decidís hacer actividad física? ¿Qué sentís cuando la haces?
Hago actividad física para conservar el cuerpo entero y poder hacer por más tiempo todo lo que me gusta, caminar, patinar, andar en bici, etc., además soy muy ansiosa y creo que tener que esperar a alguien para que me ayude a mover un mueble pesado es algo que prefiero no pasar.
¿Qué te gusta hacer más allá del Hockey Línea?
Por fuera del deporte me gusta viajar, cuestión que hago muy poco porque el factor dinero es quien manda. Para contrarrestar me encanta caminar observando las fachadas de los edificios y disfrutar de algunas piezas bellísimas, el broche final lo pone algún cartel oxidado, de vaya a saber cuántos años, y lo imagino en su esplendor, cuando la gente podía verlo vivo, activo, y de este modo viajo con la imaginación. Después me encanta el cine, el teatro, la música y toda aquella expresión artística que nace desde la pasión. Los seres humanos tenemos múltiples gustos si tuviésemos tiempo y herramientas disfrutaríamos de todos ellos, o como mínimo nos aficionaríamos a más de uno.
Volviendo al tema del deporte, anteriormente nombrase palabras como “patriarcado” y “mandato social” ¿Cómo ves que se manifiesta el machismo en el ámbito deportivo?
Nuestro deporte está impregnado de machismo, quien no lo note lo tiene naturalizado. Te voy a nombrar un solo hecho que lo determina en el hockey línea: nuestra Federación, la cual pagamos tanto hombres como mujeres, porque estamos obligados a hacerlo para competir, destina presupuesto únicamente para que los hombres sean quienes participen en el Mundial. Ni si quiera dividen el presupuesto en dos, si esto no es el patriarcado que nos oprime, decime qué es.
Los hombres están cómodos con que la historia sea esta, no se lo cuestionan y si lo hacen, no se nota. Aunque el año pasado, para mi entender, sensibilizados tanto hombres como mujeres con el Ni Una Menos, los hombres hicieron una campaña fotográfica pidiendo que nosotras también participemos de los mundiales, pero con eso no alcanza. Es necesario un cuestionamiento real de los privilegios por parte de ellos, para que nosotras nos hagamos más fuertes en nuestra lucha por la igualdad de derechos. Que nada tiene que ver con el chiste fácil, que ningunea nuestros reclamos, de si nos queremos parecer a un hombre y más bla bla.
Y después puedo nombrarte miles de situaciones puntuales, como cuando dirigí por un tiempito muy corto a los hombres de mi ciudad, algunos veían su “macho interior” damnificado, decían “cómo una mujer me va a enseñar a mí como jugar a algo”, si esto no es machismo y la representación de la violencia que vivimos las mujeres a diario, decime qué es.
¿Te molesta que en los medios de comunicación predominen los deportistas hombres y apenas aparezcan mujeres? ¿Creés que cuando las deportistas tenemos espacio en los medios nos visibilizan con lenguaje y formas sexistas?
Bueno, como vengo contestando a tus preguntas creo que queda claro que sí me molesta. Sí, lo hacen todo el tiempo, de hecho no importa cuál sea la disciplina o el valor de la deportista, lo que importa es que esté buenísima y todos se acerquen a verla sin prestar atención a otra cosa.
Los medios de comunicación juegan un rol importantísimo, ellos plasman lo que quieren que sigamos siendo, ellos se ocupan de degradarnos hasta cuando somos violadas o asesinadas. Ellos generan el imaginario social, el rol y lugar que “debemos ocupar”, el de infantiles niñas frágiles, el de putas, el de locas.
Por eso es necesario que para que algunos conserven su lugar de poder sigamos siendo vistas como meros cuerpos que se pueden mercantilizar, cuerpos que se pueden comprar por ende controlar y apropiarse.
El ejemplo claro de “lo que está bien y lo que no”, o los que se nos está permitido como mujer hacer, o no, lo tenemos con lo que pasó en el último Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, donde mujeres se desnudaron como forma disidente y de estallido hacia la opresión y violencia machista que sufren a diario. ¿Y las masas y los medios de comunicación qué hacen?, salen a repudiar tales hechos. Sin embargo, a diario vemos cuerpos desnudos o semidesnudos en situaciones eróticas, incluso con nuestros niños mirando la pantalla, una situación cotidiana y “muy familiar” como lo es la cena o el almuerzo. ¿Si esto no está mal, por qué sí lo está lo otro? Entonces la enseñanza es, si el cuerpo se puede comprar, si se puede vender no importa que sobrepase nuestra “moral”. Esta contradicción de la sociedad es de una hipocresía abrumadora.
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