A principio de año, la policía había “encontrado” una bomba que finalmente no detonó a metros de una comisaría, ahora se vuelve a encontrar otra bomba que tampoco explotó en 3 de Febrero.
Martes 16 de enero de 2018 10:44

Nuevamente se volvieron a deposita un dispositivo explosivo que no llegó a explotar porque falló el “timer”. La operación política es calcada de la última, cuando a principios de enero la policía “encontró” una bomba casera con la firma del Partido Obrero, organización que rápidamente desmintió que haya sido, e inclusive el jefe de la policía no pudo afirmar que así fuera.
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Esta vez el dispositivo fue encontrado cerca de una garita policial en el municipio de 3 de Febrero con carteles contra el juez Bonadio y la ministra de seguridad Patricia Bullrich, aunque esta vez los mensajes fueron sin firma de ninguna organización.
El partido de 3 de Febrero está a cargo del intendente Diego Valenzuela de Cambiemos y cuenta con una extensa red de casi 1000 cámaras callejeras y “500 efectivos en todo el distrito: 480 policías locales, provinciales y federales durante las 24 horas y 30 gendarmes en puntos específicos”, según su página oficial. Resulta cuanto menos extraño que no haya información segura de quien fue el que plantó la “bomba casera” y que nadie haya visto nada, más cuando el dispositivo fue “hallado” a metros de una garita policial y cerca del edificio municipal.
Después del triunfo pírrico macrista con la votación de la reforma previsional, la imagen positiva del gobierno de Cambiemos comenzó a caer, y nada menos que cuando se aprestaba a pasar la reforma laboral. En medio de este panorama los “cráneos” macristas,recientemente reunidos en el exclusivo country patagónico “Cumelén club”, echó mano a un ya viejo recurso: el combate contra las “mafias” para criminalizar a quienes representen –o puedan representar- una oposición a las políticas de ajuste.
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Este “acontecimiento” no puede desprenderse de la intensa campaña “contra las mafias” que montó el gobierno desde que asumió, y que es específicamente utilizado siempre que el macrismo se enfrenta a una crisis política. Últimamente el objeto de fetiche fueron las “mafias sindicales”, en un intento de de torcer la relación de fuerzas con las cúpulas sindicales de cara a la discusión de la contrarreforma.
Esta nueva bomba que no explota, es un nuevo capítulo de una campaña que pretende demonizar a las organizaciones que enfrentarán el saqueo a los trabajadores que pretenden el gobierno y los empresarios. Una forma más de amedrentar, como la detención de los militantes del Partido Obrero y todos los presos políticos de la marcha del 18 de diciembre.