La dirección del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) pospone por octava vez el estallamiento de huelga en la compañía de “telefonía fija” más grande del país. ¿Qué se cocina en “las alturas” respecto a la “separación funcional” de la empresa?
Iván Zárate México
Martes 28 de noviembre de 2017

Bajo las promesas de Carlos Slim y Peña Nieto de respetar el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) de los telefonistas y su organización sindical (STRM), Francisco Hernández Juárez (FHJ) pacta una nueva prórroga al emplazamiento por “violaciones al CCT” realizado desde marzo, esta vez hasta el 25 de abril del 2018.
Mientras América Móvil (Amx) afina detalles con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) sobre la separación de Telmex y anuncia que esta será aprobará “a fines de año o principios de 2018”, la dirección sindical se prepara para negociar las condiciones laborales que exigirá el patrón en la “Revisión Contractual” que se llevará a cabo el próximo año.
Cinco meses más de incertidumbre laboral esperan a la base telefonista ante el peligro de la “separación funcional”. Si bien su dirigencia recalcó fuertemente estar dispuesto a “estallar la huelga” en caso de que el IFT insistiera en la división de Telmex, en los hechos abre el camino hacia una separación “negociada”; como en 1990 cuando Salinas de Gortari, Carlos Slim y FHJ pactaron la privatización de la empresa bajo la “promesa” de mantener “intactos” el CCT y la plantilla de activos y jubilados.
Pero como escribimos aquí: “[…] abrir la puerta a la privatización y a las exigencias neoliberales de Slim, trajo como consecuencia no solo la posibilidad actual de que avancen en la separación de la compañía, sino en una reducción de casi la mitad de la plantilla activa sindicalizada, en el incremento exponencial de trabajadores tercerizados, aumentos de jornadas laborales, decrecimiento salarial, reducción de prestaciones económicas importantes (utilidades, fondo de ahorro, jubilaciones), “flexibilización” laboral, etc.”.
De igual forma que en esos años de pujante avance neoliberal por el mundo, pero ahora en un contexto de decadencia de esas políticas, se presenta la disyuntiva a la base del STRM de aceptar un golpe que paulatinamente le permitirá a el patrón avanzar más sobre sus conquistas laborales o elegir el camino de la lucha independiente para impedir la separación de su materia de trabajo y la reducción de su CCT.