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Red Internacional
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Coronavirus. Nuevas variantes y pocas vacunas: ¿es inevitable una segunda ola?

Las "variantes de preocupación" y escasez de vacunas provocan que el gobierno pinte de "natural" el aumento de contagios: qué medidas se podrían tomar para evitar la segunda ola, y por qué no se tomaron aún.

Martes 23 de marzo de 2021 23:55

En el país ya se detectaron algunas de las “variantes de preocupación”: circulación comunitaria de la B.1.1.7 de Inglaterra y P2 (Río de Janeiro) y local de P1 (Manaos) de Brasil. Preocupan porque generan mucha más transmisión y reinfecciones en personas ya inmunizadas naturalmente o por vacunas.

Mientras, la vacunación es insuficiente y lenta: solo el 5 % de la población obtuvo una sola dosis y algo más del 1 % dos dosis en el país, y el Vacunagate destapó los privilegios de amigos del poder para obtenerlas. A nivel mundial, de las 200 millones de vacunas aplicadas, casi el 80% se concentra en 10 países ricos (fuente OMS): esa es la irracionalidad del capitalismo.

La llegada de las segundas olas, y terceras en algunos países europeos, se pinta como un hecho “inevitable” y “natural” por los gobiernos, corriendo el foco del manejo de la pandemia, y centrando en la responsabilidad individual de la población.
Pero hay medidas que podrían tomarse para evitar esta crisis sanitaria:

Levantar las patentes y nacionalizar los laboratorios para la producción de vacunas y tratamientos bajo control de los trabajadores, para vacunar a todos cuanto antes.

Una campaña activa y masiva de testeo, rastreo y aislamiento de contactos estrechos para suprimir las cadenas de contagio. Estatizando los laboratorios que producen tests y usándolos para el rastreo, en vez del negocio privado. Una estrategia de supresión de los contagios, en vez de cerrar y abrir la economía para beneficiar a los capitalistas, sin base científica ni sanitaria.

Unificar al sistema de salud como público y aumentar su presupuesto, con protocolos adecuados en los lugares de trabajo, cerrando actividades no esenciales sin permitir despidos, como parte de un plan integral contra la pandemia.

Estas medidas ponen primero la vida y la salud de las mayorías trabajadores para terminar con la pandemia, pero no se toman para evitar cuestionar las ganancias de quienes se vienen enriqueciendo y expandiendo sus negocios.