Artículo publicado en Esquerda Diário de la Red Internacional de LID que impulsan las y los camaradas del MRT - Movimento Revolucionário de Trabalhadores en Brasil en respuesta a la posición de la corriente Socialismo o Barbarie de la que forma parte el NPS de Costa Rica. En el marco de los importantes debates en la izquierda sobre los partidos amplios, la independencia de clase y el programa a levantar para poner en pie una salida revolucionaria.
Miércoles 14 de julio de 2021
El artículo original se puede encontrar aquí.
Debatimos aquí un artículo publicado por la corriente Socialismo o Barbarie, de la que forma parte el Nuevo MAS argentino [y el NPS de Costa Rica. NdT], en el que discuten con el MRT de Brasil y defienden su política dentro del PSOL brasileño. Una vez más vemos como su sectarismo divisionista en Argentina y su oportunismo en Brasil son expresiones diferentes de un mismo abandono de la independencia de clase.
La corriente internacional Socialismo o Barbarie (SoB) "responde" (con muchos menos argumentos que adjetivos contra nuestra corriente) a las críticas que hemos hecho a la izquierda argentina, incluido el Nuevo MAS, su partido en ese país, por su adaptación a la política de conciliación de clases del PSOL en Brasil, y también del NPA en Francia. Para ello, hacen una defensa del PSOL como partido, por un lado, reivindicando con entusiasmo su proyecto fundacional, y por otro, subrayando que la disputa sobre los rumbos que seguirá está abierta.
En primer lugar hay que decir que, al contrario de "poner en pie una organización socialista" que "superara la estrategia del PT", el "proyecto original" del PSOL, formado por disidentes del PT ante los ataques de los primeros años del gobierno de Lula, se sintetizaba precisamente en la idea de "recuperar el PT desde sus orígenes", muy lejos de un proyecto socialista y revolucionario.
Entonces, es necesario aclarar que la definición de que la disputa contra los "peligros y presiones" dentro del PSOL es totalmente abstracta: es necesario tratar concretamente lo que está sucediendo con el PSOL hoy. El partido no sólo opera en un bloque parlamentario con el PT, sino que es cada vez más seguidor de sus políticas. Está pasando por una gran crisis, las figuras que más promovió el partido, como Freixo y Jeans Willis se están yendo directamente al PT y a partidos burgueses como el PSB. Y su mayoría no sólo está llevando al partido al frente amplio que Lula articula con los partidos de la derecha dura tradicional, sino que ya está gobernando una capital, Belén, implementando ataques contra los trabajadores. Por no hablar de su total complacencia y subordinación a la línea de la burocracia sindical del PT de desmovilizar a la clase obrera.
Y la "lucha interna" contra esta línea se materializa en la defensa de la candidatura de Glauber Braga [según SoB. NdT]. SoB dice que es una "mentira estalinista" caracterizar que en esta disputa, no sólo el ala que defiende el frente amplio con Lula, sino también el ala que defiende la candidatura de Glauber Braga, está motivada por intereses electorales y cálculos sobre la mejor manera de elegir el número de diputados necesarios para superar la cláusula de barrera. Como en todo el artículo de SoB, la intensidad de los adjetivos contra nuestro actual partido aumenta proporcionalmente a la falta de argumentos políticos. ¡Pero aquí no se trata sólo de una caracterización política nuestra, sino de la línea explícitamente enunciada por el propio MES, que encabeza la defensa de Glauber, en un artículo que incluso aventuró una alianza con Ciro Gomes y el PDT!
SoB dice que no tiene nada que ver con el MES "que defienden su propia candidatura del PSOL", pero sin presentar ningún criterio de estrategia revolucionaria al respecto y que sólo mencionamos al MES para "ensuciar la imagen de SoB asociándola a la historia oportunista del MES". Pero la política de SoB y del bloque del que forma parte en el PSOL es exactamente la misma que la del MES: la candidatura electoral de Braga y el impeachment. SoB puede decir que tiene los "criterios de estrategia revolucionaria" que quiera para defender esta política, pero la política sigue siendo la misma.
En cuanto a la candidatura de Glauber Braga, ya hemos discutido en nuestro diario la falta de independencia de clase en su trayectoria y programa: hizo su carrera política en el PSB, que llegó a presidir en Río de Janeiro, un partido burgués, activo defensor del golpe, que presidió el frente de alcaldes para la reforma de las pensiones y dio votos a ataques como la reforma laboral. El programa de su precandidatura, a pesar de la fraseología, en las propuestas concretas se limita a un contenido antineoliberal, en ningún caso "anticapitalista" como dice SoB. Y, en todo caso, admitió en una reciente entrevista la posibilidad de incluso retirar la candidatura en la primera vuelta para apoyar a Lula, en un escenario de polarización.
Y ha quedado cada vez más claro a dónde conduce la defensa, hecha por SoB, del impeachment, pues la semana pasada se hizo una plataforma común entre el PSOL y los partidos de izquierda, con figuras y partidos de extrema derecha, como Joice Hasselman (que fue líder del gobierno de Bolsonaro en la cámara y forma parte del PSL, partido por el que Bolsonaro fue elegido y con el que luego rompió), que juntos firmaron un "superpedido de impeachment" (también defendido por SoB, de ahí la celebración de las manifestaciones conjuntas con la derecha). Impeachment que, si tuviera una posibilidad real de ocurrir ahora, dependería de la aprobación de más de dos tercios del Congreso, es decir, del acuerdo con la mayoría de los partidos de derecha en un pacto para llevar al general Mourão al gobierno, como si fuera un mal menor (como debatimos aquí). ¡En el caso de SoB, dejan claro que su política de facto es el impeachment (poniendo las manifestaciones al servicio de presionar al Congreso y al centrão para que lo aprueben, e incluso cuando habla, lateralmente, de huelga general es para ello!) Pero también SoB pone secundariamente una política de anticipación de las elecciones generales, previstas para 2022, es decir, un mecanismo que, ante una movilización lo suficientemente fuerte como para imponerlas, serviría precisamente para desviar esa movilización y contenerla en el marco del régimen político actual, eligiendo alguna mediación (probablemente Lula) y dejando las instituciones intactas. Lo que ninguna de estas alas defiende es una política para derrocar a Bolsonaro, Mourão y los militares de forma independiente y en choque con todas las instituciones del régimen, que sería una Asamblea Constituyente Libre y Soberana.
Pero, al fin y al cabo, una de las expresiones más claras del estado actual de la "disputa" por los rumbos del PSOL, es decir, de la integración del PSOL al régimen político heredado del golpe institucional -en el que cuanto más se mueve el régimen hacia la derecha, más sirve esto como justificación para las alianzas con partidos y candidatos de la derecha- fueron las coaliciones del PSOL en las elecciones municipales de 2020, con partidos burgueses y golpistas. Y en esto, nuestra crítica no es sólo a una u otra ala del PSOL, y a la mera "adaptación" o "falta de combate" de SoB a esta política: la propia SoB tuvo un papel destacado en una de estas coaliciones, con una candidata a vicealcalde en coalición con Rede -el partido de Marina Silva, partidaria del golpe, del encarcelamiento de Lula y de las reformas antiobreras- en Santo André, precisamente una de las pocas ciudades donde esta corriente tiene presencia.
Argumentan que estaban en contra de la alianza, pero bastó la oportunidad de ser la candidata a vicealcalde para que esto dejara de ser un problema. La "independencia de clase" de SoB no resiste mucho. Luego argumentan que lo hicieron porque el candidato a la alcaldía no era de la Red, como si no supieran lo que significa una coalición en unas elecciones a la alcaldía de una ciudad: nada más y nada menos que la intención de componer un gobierno con un partido burgués y golpista, al que llaman de "centro-derecha". Ante esto, pueden citar muchas "tesis" del bloque interno del que forman parte en el PSOL, en defensa de una política "socialista", en "oposición a la línea de conciliación defendida por la mayoría del partido", y repetir "¡mentira!" muchas veces, pero esto no cambia el hecho de que no sólo siguen, sino que lideran las alianzas del PSOL con los partidos de derecha.
Pero SoB comienza su texto diciendo que habría algún problema con nuestros "principios" por haber presentado candidaturas por afiliación democrática en el PSOL, mientras nosotros hacemos estas críticas al partido, y luego nos critican por no haber mantenido nuestra candidatura en Santo André, desde el momento en que se aprobó esta alianza con la Red. La falta de coherencia con ellos mismos es un signo de desesperación. Por nuestra parte, consideramos que nuestra política de afiliación democrática es de principios precisamente en la medida en que no dejamos de hacer ninguna crítica, y nos sentimos orgullosos de no tener ningún problema en sacrificar nuestras candidaturas -incluso en este caso, en el que nuestro compañero había sido el candidato más votado por el PSOL en la ciudad y en todo el ABC Paulista en las elecciones anteriores- en la medida en que, como fue el caso, la capitulación del PSOL exigió esta medida, después de una intensa campaña contra esa alianza, como condición para mantener nuestra lucha política contra la conciliación y para convencer a la vanguardia de la necesidad de una política de independencia de clase.
SoB, por su parte, no sólo ha dejado de luchar, sino que se ha integrado directamente en el proceso por el cual, cuanto más ataca Bolsonaro las condiciones de vida de las masas, más gana cuerpo la extrema derecha, los militares se arraigan en el Estado y se degrada el carácter democrático burgués del régimen, más responde el PSOL que la orden del día es "derrotar al fascismo" y para ello, cualquier alternativa electoral que se oponga al bolsonarismo sería válida, capitulando ante un "mal menor" cada vez mayor, y desplazándose a la derecha junto con el propio régimen.
El oportunismo contra la independencia de clase en Francia
De forma poco sincera, el intento de SoB de "responder" a las críticas por integrar una coalición con un partido burgués ("de centro-derecha") en Brasil es que supuestamente habríamos hecho algo similar en Burdeos, en Francia, por lo que no podríamos criticarlos (¡o volveríamos a ser "estalinistas" por hacerlo!).
Pero más allá de la lógica tan oportunista del argumento, la cuestión es que es patentemente absurdo comparar ambas situaciones. Aunque nosotros mismos tratamos críticamente nuestra participación en el partido "Burdeos en lucha" como resultado del desarrollo político posterior a su formación, y por esta misma razón rompimos con él, este partido se formó como una coalición de partidos, ya no de "centro-derecha", sino como un partido para las elecciones municipales formado por los movimientos sociales, chalecos amarillos y sectores en lucha, en el contexto de la intensa lucha de clases en Francia en los últimos años, con un programa de independencia de clase y globalmente anticapitalista. El partido contaba con el apoyo del NPA y del LFI (partido de la izquierda institucional), pero su acuerdo de formación establecía explícitamente que no era una coalición NPA-LFI, sino un partido de representantes de los movimientos sociales, apoyado por estas organizaciones. Aun así, cuando la LFI ganó más peso en ella y llegó a ser utilizada por la dirección del NPA para impulsar coaliciones con la LFI en otras elecciones, rompimos con esa lista, criticándola públicamente. No sólo no tenía absolutamente nada que ver con una alianza de partidos entre el PSOL y la Rede, un partido burgués que aboga por reformas antiobreras, sino que nuestra posición no tenía nada que ver con la de SoB, que se puso al frente de esa candidatura, y sigue reivindicando la campaña.
Pero ya es directamente ridículo que se nos acuse de capitulación ante las alianzas con la LFI en Francia, cuando acabamos de ser excluidos del NPA precisamente por luchar contra esta política. La cuestión es que SoB adopta la política de la dirección del NPA -la cuál si es claramente estalinista- de decir que no fuimos excluidos, a pesar de que la dirección votó que nuestra militancia no podía participar en los plenarios para la elección de delegados a la conferencia del NPA en igualdad de condiciones con las demás corrientes, declarando abiertamente como base que consideraban a nuestra corriente una fuerza ajena al NPA, que debía ser separada del partido. SoB en su artículo repite el mismo discurso, diciendo que ya hemos roto al defender públicamente una precandidatura -¡precisamente los entusiastas de la precandidatura de Glauber Braga en el PSOL! -, y que lo hicimos porque se trata de "una ridícula secta autoproclamada que piensa que el candidato del CCR es el único capaz de representar una posición de independencia de clase, porque su corriente es la única ’de izquierda’ del partido". De nuevo, la carga de adjetivos es proporcional a la falta de argumentos, y en este caso también a la cantidad de mentiras -y nos referimos a mentiras fácticas, ya que es pública la intensa batalla que hemos dado con los llamados a la izquierda del partido para presentar una candidatura común, diciendo concretamente que no necesariamente tendría que ser Anasse Kazib, obrero el ferroviario miembro de la CCR, bastaría con que fuera una candidatura de la izquierda del partido, frente a la línea de la dirección de aprobar la candidatura de Poutou, caracterizada como representante de la alianza con la LFI, ya que es uno de los principales portavoces en Nueva Aquitania, donde el NPA se alió con la LFI en las recientes elecciones regionales. Al final, queda patente la política oportunista de SoB, adaptándose a la dirección histórica del NPA y defendiendo todo su discurso, incluida la línea de la candidatura "unitaria" del NPA que, como ya era obvio, finalmente se tradujo en la aprobación del nombre de Poutou -sin ninguna alternativa contrapuesta en la conferencia- que SoB ya ha salido a defender.
El sectarismo contra la independencia de clase en Argentina
Mientras en Brasil y Francia se adaptan oportunistamente a la profundización de la política de conciliación de los "partidos amplios", en Argentina, SoB encubre su oportunismo con el sectarismo frente a lo que hoy es precisamente el único frente político y electoral de independencia de clase a nivel internacional, con algún alcance significativo, en oposición a los dispositivos reformistas que se han extendido por todo el mundo.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad, el FIT-U de Argentina, es un frente compuesto por corrientes trotskistas con un programa de independencia de clase y por un gobierno obrero de ruptura con el capitalismo. Obtuvo casi el 80% de los votos de la izquierda en las últimas elecciones, y hoy llama a las organizaciones de la izquierda argentina que están fuera del frente a construir un nuevo frente de unidad de todas las fuerzas que luchan por una solución obrera y evitar que tanto el oficialismo peronista (representado en el gobierno por Alberto Fernández y Cristina Kirchner), como la oposición de derecha (representada en la formación Juntos por el Cambio, de Mauricio Macri), exploten una inexplicable división en la izquierda. Sería un salto en la construcción de un referente político que despierte el entusiasmo de cientos de miles de personas que luchan por convencer a los sectores de masas de la necesidad de una salida de clase a la crisis. Y un paso importante en la lucha por instalar la izquierda a nivel nacional como tercera fuerza política, frente a la derecha y el peronismo.
Pero precisamente allí, donde se trata de un frente como éste, y no de un partido amplio que se vuelca al reformismo y a la conciliación de clases, el Nuevo MAS, la única organización de SoB con cierta presencia, rechaza cualquier política de unidad, sólo por puro sectarismo. Es la expresión de cómo el oportunismo y el sectarismo son, como decía Trotsky, las dos caras de una misma moneda: en este caso, el rechazo a la independencia de clase.