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Red Internacional
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Economía. Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México a pesar del recorte presupuestal

Más de 5 mil millones de pesos ha gastado ya el gobierno federal en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Es el megaproyecto que sobrevivió al recorte presupuestal.

Diana Valdez

Diana Valdez México D.F. / @yellikann

Martes 28 de abril de 2015

La construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue anunciada por Enrique Peña Nieto el 2 se septiembre de 2014, y en febrero de este año iniciaron los trabajos para su construcción. El proceso se ha acelerado a pesar de la difícil situación económica que vive el país.

El megaproyecto fue asignado de entre ocho que se presentaron en la licitación a dos ricos empresarios, uno ellos el yerno de Carlos Slim, Fernando Romero y el otro es Norman Foster, quien ha construido otros aeropuertos en Europa.

El gobierno federal ya ha desembolsado 5 mil 329 millones de pesos en la contratación de servicios iniciales para la construcción del nuevo aeropuerto internacional. Desde servicios para asesorías técnicas hasta capacitación para el programa de mano de obra campesina, el presupuesto de más de 19 mil millones destinado este año al diseño y construcción del aeropuerto ya se ejerce sin contratiempos a pesar de los recortes presupuestales.

El corto plazo
Del otro lado de la moneda y para la población en general los gastos no son tan sencillos; la economía de los hogares se vuelve cada vez más complicada por la subida de los precios de diferentes mercancías y servicios, solo el precio del huevo se ha incrementado en 76% en dos años; el futuro no parece muy prometedor.

La caída de los precios del petróleo, la situación volátil del peso y la subida de las tasas de interés son los tres problemas más graves que hoy enfrenta la economía mexicana; sin embargo y al contrario de las necesidades del pueblo mexicano, estas dificultades se quieren superar con medidas como recortes al presupuesto sobre todo en gasto social y con la aplicación “a ciegas” de las reformas estructurales.

Recientemente el secretario de hacienda Luis Videgaray señaló para medios de comunicación que existen dificultades para la economía, y aseguró: “el entorno internacional que enfrenta hoy México sin lugar a dudas representa un reto muy relevante, un reto en el cual se combinan variables de forma desfavorable para nuestra economía”. Sin embargo y a pesar de reconocer la difícil situación plantea más recortes al presupuesto y beneficios para las trasnacionales que pudieran invertir en el país.

El largo plazo
La construcción del Nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México según lo estimado por el gobierno federal concluirá en octubre de 2018, y el presupuesto anual para este proyecto contempla más de 19 mil millones de pesos, en total se estimó un costo de 169 mil millones, más de lo que el gobierno gasta en salud anualmente.

Y a pesar de que el proyecto ha sido presentado como un “detonador el desarrollo social”, la verdad sobre esto es que solo los grandes empresarios que puedan acceder al negocio se verán beneficiados; hace ya muchos años que los aeropuertos dejaron de ser bienes públicos.

El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, asegura que se generarán 600,000 empleos nuevos. Y si bien habrá creación de empleos como dice el gobernador, no cabe duda que serán empleos precarios, con la aprobación de la reforma laboral en 2012 los patrones nuevos quedan libres de subcontratar y despedir a su antojo. No recibirán seguro social y mucho menos tener un contrato colectivo, podrán ser despedidos sin consideración y sin ningún tipo de liquidación.

La inversión es otra de las supuestas ventajas presentadas junto con el proyecto, y aunque la inversión llegará al país, y tanto empresarios nacionales como extranjeros se verán beneficiados, las ganancias que se generen de este proyecto y a pesar de que sean cuantificadas en el Producto Interno Bruto (PIB) nacional, no se destinarán para el beneficio de la población, no serán para educación o para salud; no se integrarán en el presupuesto y se dedicarán a cuestiones sociales. No, se irán a los bolsillos de los grandes magnates.