Esta última semana, Henrique Meirelles, ex-presidente del Banco Central, fue indicado por Lula como su favorito para ocupar el cargo de nuevo Ministro de Hacienda de Dilma.
El otro candidato para ocupar el ministerio de economía es Nelson Barbosa. En entrevistas recientes, ambos declararon que sólo aceptarían dirigir la cartera si les fuese otorgada mayor autonomía en relación a la que tiene el actual ministro saliente Guido Mantega. La expectativa es que el nuevo ministro sea revelado luego del 20 de noviembre, pasada la reunión de la OMC de este fin de semana.
Jueves 20 de noviembre de 2014
La trayectoria de Meirelles
Meirelles es en la actualidad presidente del Consejo de J&F (holding brasilera que controla empresas como JBS, Flora y Eldorado) y presidente de LazardAmericas. Antes de ejercer la presidencia del Banco Central fue presidente mundial del BankBoston. Meirelles estuvo afiliado al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Después dejó el partido para candidatearse por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y hoy pertenece al Partido Social Democrático (PSD) de Gilberto Kassab. Estuvo en la presidencia del Banco Central entre 2003 y 2011, durante los dos mandatos del ex-presidente Lula y en los inicios del gobierno de Dilma.
La sugerencia de Lula es un claro mensaje para calmar al "mercado", a los capitalistas internacionales, como garantía de compromiso del gobierno de Dilma con los ajustes "antipopulares". No es que Mantega no haya tenido que jugar este papel como representante indirecto de los bancos, sin embargo la exigencia es de ajustes inmediatos y duros recortes en los gastos, en los derechos laborales y salariales.
Como administrador de JBS Friboi, Meirelles garantizó ganancias líquidas/beneficios netos por US$ 423 millones, un valor cinco veces mayor que en el tercer trimestre de 2013. Este ya es un primer mensaje a los otros hombres de negocios: en medio de la crisis global, el monopolio JBS redujo los llamados "gastos operacionales", es decir, aquellos vinculados a ajustes en la cadena productiva del ramo de la carne, de la explotación de la mano de obra precarizada de sus miles de trabajadores en Brasil y en el exterior. La empresa JBS, que se transformó en el mayor monopolio de carnes del mundo con ayuda de préstamos públicos a costos baratos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), ya fue condenada por servir carne con larvas de mosca a sus empleados. Esta es la receta del "éxito" del administrador Meirelles, amigo de Lula y los empresarios.
Meirelles actuó bajo el gobierno de Lula como un representante de los intereses de los bancos que en la década petista lograron ganancias récords con el boom del crédito proporcionado por la valorización de las commodities agrícolas exportadas por Brasil. Hizo "los deberes de casa" y mantuvo al país con una de las mayores tasas de interés del mundo; el real valorizado frente al dólar para cumplir con la agenda de "control de la inflación" asegurando la valorización de los papeles de los activos financieros de los grandes empresarios.
En un reciente artículo publicado en la Folha de São Paulo, Meirelles afirma que "La lección para Brasil es que tenemos que ajustar nuestra economía mientras invertimos en infraestructura, productividad y educación. Así podremos competir y crecer en un mundo que saldrá de la crisis más fuerte y competitivo."
El perfil de Barbosa
Nelson Barbosa no sería el candidato favorito de los mercados por estar más alineado con Dilma, aunque no tanto como Mantega. Según la percepción de los mercados sería algo más "neutro" que Meirelles.
Ph.D en Economía por la New School for Social Research (Nueva York, EUA), fue secretario ejecutivo del Ministerio de Hacienda de 2011 a 2013 y ejerció diversos cargos en la administración federal del Ministerio de Hacienda. Fue también presidente del Consejo del Banco de Brasil (2009-13) y miembro del Consejo de Administración de la empresa Vale do Rio Doce (2011-13)
Sin embargo, tampoco es valorado de forma negativa teniendo en cuenta que en entrevistas recientes dejó en claro no coincidir con varias de las estrategias adoptadas por el último gobierno, como el "maquillaje de las cuentas públicas" y el control de los precios administrados.
Aumento de la "competitividad" y del comercio con el "norte"
La parálisis de la economía global obliga a los empresarios a recuperar sus tasas de ganancias por medio de ajustes en las relaciones de trabajo, que imponen mayor precarización y recortes salariales y en el empleo. Estos son los ajustes que llevarían a la panacea capitalista de aumento de la productividad y de la "competitividad" frente a la cada vez más feroz competencia internacional. Es la profundización de la restructuración productiva, para aumentar la competitividad, que vendrá junto a los ajustes en la economía.
Argentina, que está en crisis, ya no es la mejor opción comercial y de ganancias después de China. Así, los Estados Unidos vuelven a la escena como un posible mercado prometedor para algunos productos primarios de Brasil. Por eso Dilma apunta a aumentar el comercio bilateral con el "norte".
Brasil y Argentina
Los ajustes por los que el mercado y los empresarios presionan profundizarán las tendencias recesivas de la economía del país y seguramente afectarán aún más el comercio exterior de Brasil con Argentina, su segundo mayor socio comercial.
Brasil viene reduciendo las importaciones de productos argentinos, con la desaceleración del consumo interno y la retracción del crédito, especialmente de vehículos automotores y autopiezas, principales productos importados por Brasil, seguido del trigo. Brasil responde por casi el 20% del comercio exterior argentino. En el primer semestre, la desaceleración de Brasil, según el Ministerio de Industria y Comercio Exterior, redujo en un 20% la compra brasilera de productos argentinos y esta tendencia debe mantenerse.
Brasil y Argentina solo poseen una alternativa para la conservación de los derechos laborales y la garantía del derecho al trabajo y una vida digna frente a los efectos de la crisis y de los ajustes de los gobiernos. No será de las manos de los ministros de economía que el empleo y los salarios serán garantizados sino por la lucha organizada de los trabajadores y la población. El empleo en las industrias automotrices, de ambos países, cuyas ganancias pertenecen a los mismos monopolios internacionales solo será garantizado enfrentando a las burocracias sindicales con una estrategia de lucha independiente de los gobiernos y los patrones.