Los medios hablan de “internas” del gobierno, pero Mario Russo terminó de hundir la salud con la liberación de los precios de medicamentos, los recortes en el PAMI, el ataque al personal, la eliminación de dependencias públicas que fabricaban remedios y asistían en tratamientos crónicos. Lugones es uno de los socios del Sanatorio Güemes y amigo de Barrionuevo. Tu salud en manos de la casta.
Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Viernes 27 de septiembre 11:05
En la noche de este jueves la “Oficina del Presidente” informó que Mario Russo sería reemplazado por Mario Lugones. El supuesto argumento: “una extensa experiencia en el ámbito de la salud, habiendo estado a cargo del Sanatorio Güemes y habiendo sido fundador y presidente de la Fundación Güemes”.
La realidad es que Lugones ya dirigía el ministerio. Es el “comandante sanitario” de Milei. También puso a otro de sus amigos, el ex gerente de OSDE Gabriel Oriolo, en la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS). El hecho no es casual. La Superintendencia maneja la plata de las obras sociales y Lugones es socio de Luis Barrionuevo, el burócrata de Gastronómicos.
Brevemente, citemos que Lugones es un médico cardiólogo que pasó por el PAMI en la desastrosa gestión menemista (1994) y además de la docencia tiene intereses en la medicina privada. Y que según algunos medios detrás de la “renuncia” hay un negocio turbio: el manejo de la plata del sistema por parte de los “cajeros” de Russo, que sería denunciado por el Gobierno (que quiere que ese dinero lo lave otra gente).
Pero dejemos de lado la mugre, los hombres y hablemos de política sanitaria.
Resumamos 5 puntos de la desastrosa política sanitaria de Libertad Avanza.
1) Nos atendemos menos y compramos menos remedios
Desde que asumió Milei, desreguló los precios de los medicamentos. Esto provocó que aumentaran 386% en 9 meses, mucho más que la inflación general. Si comparamos enero de 2024 con enero de 2023, la caída de las ventas fue del 18,2%. En el caso de medicamentos recetados, la caída fue del 16 % (Centro de Profesionales Farmacéuticos). O sea que mucha gente dejó de hacer tratamientos absolutamente necesarios.
La atención también cayó. 200 mil personas abandonaron las prepagas, por los aumentos desmesurados. La atención en los hospitales públicos se vio entonces saturada, así como en las obras sociales.
2) Contra los jubilados y los pibes
El desprecio de este gobierno por el pueblo se potencia con las y los jubilados y niños. No solo en los haberes. Según un estudio de CEPA, los medicamentos que más consume la tercera edad aumentaron un 189% e hizo que el consumo caiga un 40%. A cualquier “abuelo” ya le demandan más del 70% del haber mínimo. Pero además recortó un tercio de los remedios que tenían descuentos en el PAMI. La situación es angustiante para quienes tienen que elegir entre comer o comprar remedios que le permiten sobrevivir.
Según UNICEF, “un 23% de los hogares dejaron de comprar medicamentos, un 32% redujo los controles médicos y odontológicos, el 9% de los hogares debió dar de baja la prepaga o cambiar a los niños y niñas de escuela por no poder pagar la cuota”.
3) Ataque al personal de salud
Si este panorama no es peor es gracias al personal de salud, que “deja todo” en salitas, hospitales y sanatorios. Porque son esenciales. A pesar de que tienen cada vez más trabajo, vienen sufriendo un ataque de parte del Gobierno (y los empresarios).
En el Hospital Posadas dejaron en la calle a médicas y enfermeros que realizaban tareas muy sensibles. Con la lucha, lograron reincorporar a muchos de ellos. Ahora el foco del conflicto se trasladó al Hospital Garrahan, que atiende a miles de chicos y chicas con patologías graves. En tan solo 9 meses del gobierno de Milei perdieron un 36% de su poder adquisitivo. Es un robo.
Las y los residentes también viene sufriendo ese ajuste y están en las calles.
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4) Desguace del sistema público
Otras medidas desquiciadas impactaron directamente en la salud de la población, provocando la interrupción de tratamientos. Como explica el informe del CELS, se trata de “la suspensión de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE), que dejó sin tratamiento a pacientes graves y crónicos con cobertura de salud pública exclusiva, muchos de ellos oncológicos y la eliminación de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP), que implicó la pérdida de la elaboración nacional de medicamentos, muchos de ellos no rentables para el mercado” (La salud en agonía, agosto de 2024).
Estos recortes afectan la vida concreta de miles de personas. En muchos casos han llegado a la muerte por falta de atención o medicación.
5) Las fortunas empresas gozan de buena salud
Lo único que goza de buena salud en todo este lío son los negocios de la patria farmacéutica y los empresarios del sector. Como Lugones, Barrionuevo y otros amigos de Milei.
Los laboratorios multiplicaron su facturación un 360%, llegando a los 1391 millones de pesos. Esto significa un 30% de aumento en términos reales. Pero además aumentaron sus exportaciones. Si le sumamos el robo de las prepagas, estamos ante un saqueo monumental a nuestro bolsillo de parte de los buitres de la salud.
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El cambio de Russo a Lugones no puede implicar ninguna mejora para nuestros intereses. Ninguna. Hay que salir a defender la salud popular, empezando por apoyar la lucha de las y los trabajadores del Garrahan y otros hospitales, así como de los jubilados.
La izquierda dice: hay que dejar de pagar la deuda y aumentar el presupuesto de salud; 100% de aumento para el personal sanitario; nacionalización de la industria farmacéutica bajo administración de trabajadores y usuarios; que el PAMI lo manejen las y los jubilados.
Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.