En pleno centro de Saint-Denis (suburbio de París), a pocos pasos de la Basilique y de l’Hôtel de Ville, se produjo el último episodio que culminó con la detonación de los terroristas ligados al Estado Islámico. La operación comenzó antes del amanecer y fue llevada adelante por 110 miembros de las fuerzas de seguridad, con un importante despliegue de medios militares, contra un escondite de jihadistas. “Estas acciones nos confirman que estamos en guerra”, se apresuró a declarar François Hollande.
Miércoles 18 de noviembre de 2015
Fotografía: EFE
Una operación de guerra
La subdirección antiterrorista, el Raid (unidad de élite de la policía) y la BRI (unidad de investigación y de intervención) llevaron a cabo el asalto en la madrugada del miércoles, en Saint-Denis, contra un departamento de la calle Cornillon en donde podría haberse escondido Abdelhamid Abaaoud, responsable operacional de los atentados del 13 de noviembre en Paris y en el Estadio de Francia. Los intercambios de disparos en pleno centro de la ciudad duraron cerca de tres horas, la operación concluyó oficialmente a las 11:40 de la mañana. El balance es de dos jihadistas muertos (uno de ellos una mujer, que hizo estallar su cinturón de explosivos), y cinco policías heridos. Siete personas habrían sido detenidas. Ni Bernard Cazeneuve, ministro del Interior, ni el responsable de la investigación, el juez Molins, que fueron al lugar al final de la mañana, confirmaron si Abaaoud fue muerto o detenido en el curso de la operación.
Un golpe de suerte para obligar a la oposición a la unidad nacional
Para el gobierno, la operación de esta mañana es un golpe de suerte tras las duras polémicas que se dieron en el debate parlamentario del martes. Después de la unanimidad del Congreso, reunido en Versailles el lunes, la discusión en el Palais Bourbon se reveló más complicada de lo previsto para una mayoría que intenta obligar a la oposición a un pacto de unidad nacional en nombre de la lucha contra el Estado Islámico … y a pocas semanas de las elecciones regionales.
Hollande, que reorganizó sus filas y se presenta más que nunca como el “comandante del ejército”, se hizo cargo completamente. Según las últimas encuestas un 73% de los consultados estima que Hollande está “a la altura” en su gestión de la crisis. Después del operativo policial, reiteró su voluntad de formar una coalición amplia para “aniquilar al Estado Islámico”. A nivel interno, renueva su llamado a “preservar en cada comuna la unidad que hace nuestra fuerza”, mientras mantiene el clima de miedo frente al que solo el estado de emergencia permanente sería una muralla: las “acciones [de Saint-Denis] nos confirman que estamos en guerra”.
En Saint-Denis, después del temor, los métodos de ocupación colonial
Para los que viven en Saint-Denis, las cosas suceden de otra manera. Su población por supuesto que está en shock luego de haber descubierto que una célula de jihadistas armados se escondía en un departamento del centro de la ciudad, pero también después del asalto de esta mañana. Pero la inquietud volvió a aflorar nuevamente tras el fin del asalto. Si bien el perímetro de seguridad se levantó progresivamente, fue el ejército quien tomó la posta desde el amanecer con el despliegue de 50 hombres de un regimiento de infantería. A lo largo de la mañana se apuntó a los habitantes y los peatones. En varios lugares, el ejército y la policía ordenaban a los jóvenes que se detengan, que se arrodillen y que se levanten su campera o su vestimenta para mostrar que no llevaban cinturón de explosivos, como en cualquier check point del ejército israelí en la Palestina ocupada. Más que nunca con este clima de “extrema seguridad”, las fuerzas de represión se comportan como un ejército de ocupación colonial en los barrios y las ciudades populares.
Hollande-Le Pen-Guy Mollet*, mismo combate
Hollande afirma que Francia y sus habitantes, independientemente de sus orígenes, están amenazados. El operativo de esta mañana, su cobertura mediática y, sobre todo, la ocupación policial y militar de Saint-Denis -que supone que permite verificar que ningún terrorista se oculta entre la población-, son todas acciones puestas al servicio de validar la política oficial.
Este es uno de los objetivos políticos no declarados del clima de terror que instaura el estado de excepción permanente que quería Hollande y que va a aprobarse sin dificultad ante los parlamentarios este jueves antes de ser validado por el Senado al día siguiente. Entre tanto, acaba de solicitar oficialmente que la policía y las policías municipales estén mejor armadas. Es como si fueran Christian Estrosi, Marine Le Pen e incluso Jean-Marie Le Pen los que continuaran escribiendo sus discursos. Le Pen padre tiene alguna experiencia: ex paracaidista en Argelia. En cuanto a Hollande, a fin de cuentas, no es más que un descendiente de Guy Mollet.
Traducción: Rossana Cortez
* Guy Mollet: político socialista francés que desde el gobierno estuvo a la cabeza de la intervención contra Egipto en el ’56 y en el combate imperialista contra la independencia de Argelia.